5 soluciones para frenar la migración a EE.UU. según expertos centroamericanos
BBC Mundo entrevistó a cuatro expertos centroamericanos para identificar medidas que podrían ayudar a frenar este fenómeno
El primer viaje internacional de Kamala Harris como vicepresidenta de EE.UU. la llevará a Guatemala y México el próximo lunes y martes.
Harris viajará a los países de origen y tránsito de los cientos de miles de migrantes que llegan cada día a Estados Unidos (más de 178.000 en abril), para tratar de encontrar la raíz de este fenómeno y acordar posibles soluciones para frenar el flujo migratorio.
La encargada de Joe Biden para atender la crisis migratoria es consciente de que el desafío es difícil. “El trabajo que hacemos no se evidenciará de la noche a la mañana. Va a requerir una estrategia a largo plazo”, indicó a principios de mayo.
En BBC Mundo decidimos también acudir al origen y consultar a organizaciones y expertos en Centroamérica, que conviven con esta realidad desde hace años, para identificar medidas que podrían ayudar a que la migración sea para su población una opción, y no una necesidad.
1. Recuperar la confianza de los centroamericanos en sus instituciones públicas libres de corrupción
Todos los expertos consultados coinciden en un factor estrechamente conectado a las causas que originan la migración: la ausencia de instituciones públicas fuertes y transparentes en los países del norte de Centroamérica.
“Todos conocemos por qué los territorios expulsan migrantes: violencia, factores económicos, mal manejo de fenómenos naturales… pero sobre todo está la impunidad y corrupción, porque eso va en detrimento del acceso a servicios básicos para la población”, dice Julia González, coordinadora de la Mesa Nacional para las Migraciones de Guatemala (Menamig).
En Honduras, por ejemplo, el 79.4% de la población percibe un “alto” índice de corrupción en las fuerzas del orden y el 71% asegura que no hubo ningún resultado cuando denunció un hecho delictivo, según la encuesta de percepción ciudadana sobre inseguridad y victimización en el país publicada por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras el año pasado.
“Las personas confían más en la Iglesia que en las instituciones públicas. No creen que la situación del país vaya a cambiar y eso les lleva a migrar: el debilitamiento institucional y que las estructuras criminales hayan permeado en parte del Estado”, le dice a BBC Mundo la investigadora hondureña Sally Valladares.
Para la exdirectora del Observatorio de las Migraciones Internacionales en Honduras, que lleva décadas estudiando el fenómeno migratorio, lo que le sorprende realmente es que antes los migrantes viajaban a EE.UU. con la idea de trabajar durante años para reunir dinero y regresar a su hogar. Ahora, “se van sin intención de volver a un país que creen que no tiene las condiciones necesarias”.
En esta desesperanza “tiene una gran relevancia que los gobiernos de estos Estados tengan prioridades y necesidades distintas a las de la ciudadanía”, le dice a BBC Mundo Pedro Pablo Solares, analista guatemalteco en temas de migración.
Biden propuso un plan de inversión de hasta $4,000 millones de dólares en cuatro años para mejorar las condiciones de vida de los centroamericanos y frenar su migración, condicionado a la lucha contra la corrupción y las reformas en los sistemas de seguridad y judiciales en los países beneficiados.
Solares cree que el plan contempla puntos interesantes como fortalecer la institucionalidad de los países del Triángulo Norte, pero asegura que “asumir que una inversión económica detendrá este éxodo creciente, sería creer que el éxodo centroamericano es solamente económico, cuando sabemos que es multicausal”.
Luis Guillermo Solís, presidente de Costa Rica entre 2014 y 2018 y actual director del centro Kimberly Green para América Latina y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida, coincide en que “solo el dinero no podrá solucionar la situación en la región ni frenar la migración”.
“Hoy, en Centroamérica, hay un régimen muy cuestionado en Honduras con elecciones que vienen pronto; un gobierno como el de Bukele en El Salvador que está dando muestras de un autoritarismo creciente; y una Guatemala marcada por el crimen organizado y la falta de control del territorio”, reflexiona.
“Entonces yo diría que sería esperable que (con el plan de Biden) haya impactos positivos, pero el problema no va a desaparecer. Va a tener mucho que ver con la forma como se maneje en EE.UU. la política migratoria”, le dice a BBC Mundo.
2. Implicar más a la sociedad civil en los planes de migración (y menos a los gobiernos centroamericanos)
Esta sombra permanente de corrupción sobre algunas autoridades de Centroamérica hace que los expertos apuesten por que grupos de sociedad civil tengan mayor implicación en las estrategias migratorias en detrimento de los propios gobiernos.
Recientemente, EE.UU. retiró las ayudas financieras que hacía a dos instituciones gubernamentales de El Salvador por encontrar “preocupaciones mayores sobre la transparencia y la rendición de cuentas” y las redirigió a grupos de la sociedad civil.
También incluyó a una veintena de políticos y exfuncionarios de El Salvador, Guatemala y Honduras en una lista de personas corruptas que podrían enfrentar sanciones.
“Es importante que los recursos no solamente se entreguen al Ejecutivo, Legislativo o Judicial de estos países, sino que se debe involucrar a la sociedad civil tanto en la ejecución de programas con en su contraloría social. Eso le introduce cierto balance a la administración de la ayuda”, opina Solís.
La investigadora Valladares espera que en la estrategia migratoria de EE.UU. se involucren distintos sectores de la sociedad hondureña, pero no solo como meros observadores para que puedan así “neutralizar cualquier mala decisión que pueda tomar el Estado”.
Entrevistada por BBC Mundo, Julia González de Menamig califica de “alentador” que en la visita a Guatemala que una delegación de Biden realizó en abril para tratar temas de migración se reuniera también con organizaciones sociales y jueces destacados.
“Pareciera ser que el mensaje que dan es que los fondos no van a llegar para que se enriquezcan algunas personas”, opina.
3. Recibir apoyo de otros gobiernos y supervisión de organismos internacionales
Expertos coinciden al señalar que el apoyo e implicación de otros países y organismos internacionales es fundamental para que cualquier estrategia dirigida a regular la migración pueda funcionar.
Uno de ellos, indiscutiblemente, debe ser EE.UU. como principal destino de los migrantes centroamericanos. Y el plan propuesto de Biden parece ser un buen punto de partida.
Sin embargo, analistas como Solares recomiendan limitar las expectativas sobre él teniendo en cuenta que, frente a la inversión de $4,000 millones de dólares anunciada para cuatro años por Washington, solo en Guatemala se recibieron el año pasado más de $11,000 millones de dólares como remesas directas de migrantes en el extranjero a sus familias que se quedan en el país.
Retomar o intensificar la relación de Centroamérica con organismos internacionales como Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (OEA) o la Unión Europea es fundamental, según los analistas, para tener la asistencia necesaria para acompañar a la región en el fortalecimiento de sus instituciones y la revisión de procesos y estrategias migratorias.
El objetivo, dice la hondureña Valladares, es evitar que iniciativas útiles puestas en marcha acaben desapareciendo como ocurrió con las comisiones contra la corrupción y la impunidad de Guatemala y Honduras auspiciadas por la ONU y la OEA, la CICIG y la MACCIH, y a las que los gobiernos de esos países pusieron fin.
4. Diversificar la economía local y reevaluar el rol del sector privado
Algunos países de Centroamérica tienen las mayores tasas de pobreza de América Latina, por lo que son varias las propuestas de los expertos para tratar de mejorar sus economías al ser uno de los principales motivos para que los migrantes busquen una vida mejor fuera.
Solares asegura que, en el caso de Guatemala, su modelo económico “tiene siglos de existir” con gran parte de la población que depende únicamente de la agricultura y subsiste gracias a un cultivo muy limitado.
“Honduras tiene una estructura económica muy determinada por la fruta y las maquilas textiles. Pero otros países podrían ser más versátiles y diversificar su economía más rápido: Guatemala, por ser el país de mayor población de Centroamérica; y El Salvador, que podría evolucionar hacia temas industriales”, expone Solís.
El expresidente costarricense prevé que “una vez que se afinque un Estado de Derecho funcional en Centroamérica”, también aumentará la inversión extranjera en la región para conseguir recursos, ofrecer empleos bien remunerados y mejorar la economía.
¿Y cuál debe ser el papel de las empresas en todo esto? Según Solares, los contactos de EE.UU. en el pasado fueron con actores del sector privado de Guatemala “que no se ha caracterizado históricamente por impulsar un modelo económico inclusivo, sino al contrario: defiende un modelo que centraliza la riqueza y que obliga a la migración de grandes poblaciones que quedan al margen”.
Solís, sin embargo, asegura que el involucramiento de las élites económicas y empresariales centroamericanas es fundamental para el éxito de cualquier estrategia migratoria por su importante peso en la política y su control sobre algunos de los mecanismos que impiden que la población pueda acceder a servicios de buena calidad.
“Se les puede involucrar invitándolas a hacer trabajos de promoción democrática, de fortalecimiento institucional y de reforma económica. Así pueden sumar su trabajo al que hace por su lado la sociedad civil, además del de los gobiernos”, dice.
González, de la Menamig, subraya por su parte la importancia de la creación de puestos de empleo temporal para centroamericanos en países como EE.UU. o México, pero con unas condiciones adecuadas que deben ser supervisadas y mejoradas “para no poner en riesgo sus vidas”.
“Pero, en tanto la economía más grande del mundo ofrezca plazas de trabajo y necesitando mano a un costo más bajo a solo dos fronteras de los países más desiguales de la región, poco se va a poder hacer para mitigar la migración a través de una política publica”, pronostica Solares.
5. Aumentar la inversión social en Centroamérica para que su población tenga condiciones dignas de vida
La última medida a mencionar es, realmente, la primordial: lograr que en Centroamérica existan las condiciones necesarias en términos de seguridad, salud, educación o empleo para que su población no se vea obligada a migrar.
Los indicadores juegan en su contra. Durante años, el Triángulo Norte fue la región con mayor tasa de homicidios del mundo, si bien sus cifras oficiales se redujeron notablemente en los años recientes.
En salud y educación, algunos de sus países también ocupan los peores lugares de América Latina.
De nuevo, lograr condiciones que mejoren la vida de los centroamericanos está muy vinculado a la más que mencionada corrupción que permea diversas estructuras de poder en estos países.
“Que los recursos sacrificados por la corrupción se dedicaran a inversión social ya sería un cambio enorme. Cuando las personas vean que se invierte en los hospitales y en las escuelas, que hoy están en malas condiciones, la mentalidad de la población cambiaría y apostaría por este país”, dice la hondureña Valladares.
Según González “no basta con abrir empleos si no hay acceso a salud o a educación, porque la mano de obra no va a estar capacitada y va a seguir siendo explotada en condiciones que la hace vulnerable”.
“Hay propuestas del sector privado de crear alianzas para atraer inversión de nuevas industrias a Guatemala, cuando una parte importante de la migración del país es población campesina que no llegó ni al nivel primario de educación y que vive en una situación arcaica que es propia de la época medieval”, critica Solares.
También se suma la necesidad de estrategias de preparación y mitigación de daños ante desastres naturales, especialmente en una zona tan propensa a sufrir la furia de huracanes e inundaciones como se vio el año pasado con las tormentas Eta e Iota.
Solís cree que las condiciones estructurales en Centroamérica responsables de la expulsión de tantos migrantes no son problemas que se puedan resolver a corto plazo, pero que mejorar la educación y la salud pesaría mucho a la hora de que un migrante decidiera quedarse en su país.
“Se trata de darles lo mínimo para que se arraiguen en su país con algún tipo de seguridad y no optar por lanzarse a una aventura incierta. Quitarles la desesperanza y el miedo es lo esencial”, remata el costarricense.
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