Emigró, creó dos empresas y desde EE.UU. tiene teletrabajadores en México
Fidel Calva, un migrante mexicano en Estados Unidos, aprovechó las bondades del home office para crear sus empresas y contratar gente que le trabaja desde México
MEXICO.- Al inicio de la pandemia por COVID-19, Fidel Calva tenía cinco empleados, tres choferes de camión y dos administrativos, que de buenas a primera renunciaron para recibir el cheque de desempleo que otorgó el gobierno de Estados Unidos.
Así se quedó solo este emprendedor en Oakland y San Diego con sus pequeñas empresas de recolección de escombros y de construcción. “Me dijeron que no iban a seguir y ya”, recuerda.
Un año y medio después tiene 50 empleados. Además de los que hacen el trabajo operativo en California, gente para ventas, servicio al cliente, publicidad, marketing, cobranza, administración, logística, administración de negocios, recursos humanos y desarrolladores para sus compañías De build Group y Calsan Debris Removal.
La diferencia entre el antes y después la hizo una sencilla y compleja razón: apostó por el talento mexicano para aquellos empleos donde no hace falta la presencia física. Lo hizo en un momento de desesperación porque aún con el coronavirus al acecho, los clientes lo seguían llamando y él tenía que hacer de todo: buscar clientes, responder llamadas, manejar los camiones…
A través de redes sociales, principalmente Facebook, empezó a ofrecer empleo entre sus conocidos de Hidalgo (el estado donde emigró en 2008). Los requisitos eran los necesarios para poder trabajar remotamente: conocimientos básicos de computación, aplicaciones y habilidad para la administración y el liderazgo.
“Allá en Hidalgo no es muy popular el trabajo remoto y menos para otros países y menos si les ofrece empleo por redes sociales, pero muchos se animaron y empezaron a preguntar y a confiar”, precisa Fidel Calva.
La primera que se convenció fue su hermana Hilda Calva, quien tenía un hijo pequeño de dos años y la modalidad de teletrabajo o homeoffice le vino como anillo al dedo cuando su hermano migrante se lo ofreció a pesar de que ella no domina el inglés.
Fue el primer paso de esta familia hacia una tendencia binacional que se explica por los lazos de sangre, de amistad, de entendimiento entre paisanos y los suyos, pero también por la oportunidad que dio la pandemia de dar votos de confianza a los trabajadores de hacer desde cualquier lugar sus deberes.
“Yo me voy a quedar con esta forma de hacer equipo”, adelanta Fidel Calva en entrevista telefónica con este diario.
Bain & Company, un empresa que atiende a clientes globales en temas de estrategia, operaciones, tecnología, organización, transformación digital y fusiones y adquisiciones, reconoce que las empresas pueden ahorrar entre 15 y 30% el costo inmobiliario al implementar teletrabajo por la reducción de gastos en viajes, alquiler y servicios del centro de trabajo.
En un estudio que realizó este año, reconoció que el home office incrementa la motivación de los empleados y los colaboradores motivados son tres veces más productivos que sus compañeros con insatisfacción.
“Un modelo estratégicamente alineado al trabajo remoto o híbrido tiene el potencial de lograr mejoras significativas en la productividad del 80% de la plantilla laboral, a través de una mayor eficiencia en tiempos de trabajo y en costos”, observó la consultora.
No obstante a estas ventajas reveladas durante la pandemia, esa modalidad en México sólo la mantendrán algunas de las más grandes empresas, de acuerdo con una proyección del banco de México en la que coincide el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En la más reciente encuesta que hizo el Inegi sobre el impacto del Covid-19 en las empresas reveló que sólo 5.7% de los negocios mantendrá el teletrabajo como opción para sus trabajadores, una disminución de 1.9 puntos porcentuales en la proporción de organizaciones que señalaron en la anterior encuesta que sí ofrecerían el trabajo remoto.
“La pandemia ha acelerado la posible viabilidad del trabajo vía remota en nuestro país; sin embargo, la tendencia indica que las empresas quieren volver a modelos prepandemia o empezarán a implementar esquemas híbridos con un día de trabajo desde casa, como mucho”, comentó Alejandra Martínez, responsable de Empresas y Estudios de Mercado Laboral de SherlockHR México.
“Es en el rubro de empresas más tecnológicas o de finanzas donde mejor se aprecia el objetivo de ir migrando poco a poco a un posible esquema 100% remoto, poniendo en el centro al talento y sus necesidades y expectativas de desarrollo profesional y personal”.
Tanto Dbuild Group y Calsan Brise Removal, de Fidel Calva, son empresas pequeñas pero su propietario no ve impedimientos sino ventajas en manejar remotamente sus compañías con personal de México como lo hacen desde hace muchos años los call center con personal bilingüe con repatriados y muchas otras.
En el caso de la constructora y la recolectora, la mayoría de sus trabajadores nunca han emigrado y, sin embargo, tienen los conocimientos técnicos y de lenguaje o los aprenden muy rápido como Calva ha descubierto con grata sorpresa: “Tenemos un gran talento en nuestro país y, a veces lo subestimamos”.
Larga historia
Fidel Calva estudiaba administración de negocios en el Consorcio Educativo Londres–UCLAH de
Pachuca, cuando se dio cuenta de que a su papá ya no le alcanzaba el dinero para pagar los estudios de los tres hermanos.
La familia, oriunda de la comunidad rural El Zoquital, Hidalgo, tenía muchos conflictos para sostenerse y educar a los más jóvenes.“Decidí irme a Estados Unidos a apoyar con el trabajo a mi papá y que mis hermanas siguieran el camino”.
Otro evento trágico fue la gota que derramó el vaso para que Fidel hiciera las maletas: la llegada de grupos criminales para el cobro de piso y robo a los comercios hidalguenses.
Fidel tenía un negocio de ropa americana y fue muy afectdo porque un día en la carretera los Zetas lo detuvieron, le quitaron la mercancía y lo obligaron a darle 100,000 pesos (unos 5,000 dólrares) para dejarlo ir. “Fue muy desmotivante”, resume.
Puso pies en polvorosa por Nogales para encontrarse en California con el papá, quien trabajaba en la construcción. A él se unió. “Siempre he admirado su capacidad de trabajo a pesar de que tiene una discapacidad, no oye bien. Sin embargo, saca adelante todo, aún con la dificultad del inglés que no habla”.
Trabajaron en San Francisco juntos, primogénito y progenitor, durante seis meses hasta que se acabó el proyecto y empezaron de cero. Compraron una vieja camioneta y se fueron a parar en una esquina, de esas en las que se forman los inmigrantes en espera de contratistas.
La intensión era que los emplearan para limpiar yardas. El hijo se dio cuenta que tenían que ser proactivos si querían algo más. Fue al Homedepot a imprimir tarjetas de presentación que distribuyó entre los parabrisas de los coches. Poco a poco los empezaron a llamar para la jardinería y para poner piedras y ladrillos entre pastos, árboles, arbustos, flores, frutas…
En esas estaban cuando Fidel Calva observó algo más: que los chinos y vietnamitas siempre tenían problemas para remover sus escombros.
Convenció a su papá de usar los ahorros de ambos para comprar un camión y con eso empezaron. “Estaba tan viejito ese camión que me dejaba tirado a cada rato porque se descomponía”, dice de aquella primera inversión que les permitió comprar cuatro más.
Con el tiempo se asoció con un contratista estadounidense y así pudo crear las dos empresas que operaron con cinco trabajadores hasta que llegó la pandemia y se quedaron sin ellos y la amenaza de desaparecer sino es porque el teletrabajo y los costos a distancia los empujó a buscar alivio en el trabajo mexicano.
Estados Unidos vivió por el coronavirus y los cheques de ayuda un fenómeno de falta de empleados. En agosto de 2020, un récord de 4.3 millones de trabajadores estadounidenses renunciaron a sus trabajos, puntualizó el Departamento de Trabajo, la mayoría, porque no quería regresar a las oficinas, el riesgo del COVID-19 y la ayuda del Estado.
Mientras tanto en México, la cultura empresarial prevaleció suspicaz a la modalidad de homeoffice. Ramón Jiménez, empleado de una empresa de cazatalentos en la CDMX, dijo a este diario que sus jefes no confían en que él realmente invierta las ocho horas en el teletrabajo. “Creen que si no se está en la oficina, uno se pone a hacer cosas personales”.
Fidel Calva, en cambio, tiene esta desconfianza bajo control con sistemas electrónicos de medición de trabajo y aplicaciones especializadas que descubrió en el día a día, en la necesidad de hacer equipos remotos y de delegar. “Trabajo todo a distancia y con freelancers contratados a través de una plataforma y por redes sociales. Utilizotambién el formato W8”.
El Certificado W8 Ben es un formato que emite el Departamento de Estado para los trabajadores foráneos. A través de éste, el contratado declara que no es de nacionalidad estadounidense y que
no está sujeto a impuestos conforme a un tratado sobre el gravamen a las ganancias. Así, el trabajador queda liberado de la obligación fiscal en EEUU, no así en su país, en dado caso.
La confianza
El dominio del esquema de empleador remoto fue un proceso que Fidel inició con su familia. Hilda Calva, quien finalmente se graduó en tecnologías de la información gracias al apoyo de su hermano, es actualmente la gerente general de las compañías y todo lo maneja desde Pachuca, sin dificultades, mientras ve creer a su hijo que cumplió ya cuatro años.
Al principio se encargaba de todo: de vender, de la parte operativa, de ejecutar y liderar, pero poco a poco ha hecho un equipo de marketing y otro de ventas. A sus 28 años dirige y se enfoca en que los responsables tomen decisiones en la compañía. “Yo no hablo inglés pero nuestros equipos son bilingües y es una ventaja”.
En otros flancos, Margarita, la segunda hermana, tiene el control de la logística de las rutas de recolección de escombros en Oakland y San Francisco también desde Hidalgo mientras Betsaida Martín quien estudió administración de empresas en el Instituto Tecnológico de Monterrey campus Hidalgo, coordina las ventas desde la comunidad de su hogar natal en La Bella Airosa, como se le conoce a Pachuca.
“Terminé la carrera en diciembre de 2019 y empecé a trabajar para Fidel en abril de 2020 porque un amigo me contó del proyecto, o sea, nunca he trabajado en una oficina y no se me antoja: así quiero seguir”, dice al teléfono.
“Cuando me falla el internet o me canso de estar en casa, voy a una cafetería o a un coworking y ya está”.
En los tiempos más difíciles de la pandemia, el papá y el hermano de Betsaida también trabajaban y estudiaban en casa pero cuando se permitió la apertura económica y social, ellos volvieron a sus actividades de oficina y escuela y ella siguió en la misma modalidad. “Estoy feliz por ello”.
Bryan Bravo, colaborador responsable del desarrollo de negocio de De Build Group, también hace trabajo a distancia para el desarrollo de software, aplicacines y e-commerce. Él y Fidel Calva no se conocen personalmente porque el primero radica en la Ciudad de México y no ha sido necesario el contacto físico.
Se conocieron porque anteriormente Bravo, a través de su propia empresa se dedicaba a detectar proyectos sobre los cuales podria aportar un valor, como experiencia, contactos, tecnologia y recursos (capital). En uno de esos proyectos (Protein World) conoció a Paul, la persona que lo invito en marzo pasado al proyecto de Fidel.
“Hicimos match muy rápido… Hablé con él un jueves y el siguiente lunes ya estaba trabajando en su equipo”, reconoce este emprendedor, fundador de Grupo SBS que en 2014 quedó en tercer lugar entre más de cien compañías que participaron en el concurso de la Secretaría de Hacienda Reto SAT Móvil, por crear un servicio digital que facilitara las obligaciones fiscales.
La idea de Fidel Calva es desarrollar plataformas con la empresa de Bravo es ayudar a otros migrantes emprendedores a aprovechar el talento en México y lograr poco a poco lo que no hicieron los acuerdos de Libre Comercio: integrar a los trabajadores de manera más equitativa a la región y así borrar, de algún modo, la molesta frontera.
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