La Iglesia de la Placita abre sus puertas para alimentar a todos en Acción de Gracias
El año pasado las cenas se sirvieron empaquetadas para llevar porque la pandemia de covid-19 no daba tregua y era peligroso reunirse
Los parroquianos de la iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles de la Placita Olvera se sentaron por primera vez a la mesa durante la pandemia de covid-19 para compartir al aire libre, el pan y la sal durante un almuerzo por el Día de Acción de Gracias.
Al festín se sumaron los desamparados que viven alrededor de la iglesia, en casas de campaña, y todo aquel que tenía hambre.
Al jornalero, Víctor Serrano, le tocó un buen plato de comida, repleto con pollo en mole, jamón serrano, puré de papas, abundantes vegetales y pan. “Me invitó mi hermana a venir a comer. Ella es voluntaria de la Iglesia”, dice Víctor.
Y agrega que este Día de Acción de Gracias tiene mucho que agradecer. “Gracias a Dios no me he enfermado de covid. Y sí me pegó, no me di cuenta. Pero aquí estamos dando gracias por la salud y el pan de cada día”.
Con la ayuda de voluntarios, la Iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles sirvió 300 comidas en el patio de la parroquia donde se colocaron mesas bajo una carpa. Los asistentes disfrutaron los alimentos, escuchando las alegres notas del pianista Julio Espinoza y la cantante Dalia Rodríguez. También el guitarrista Óscar Chávez les alegró el momento con sus acordes.
La comida se sirvió después de la misa de las 10 de la mañana que fue oficiada por el padre Arturo Corral, párroco de la Iglesia de la Placita Olvera.
Ya es tradición que la Iglesia de la Placita Olvera, como se le conoce popularmente a esta parroquia, sirva comida a los sin hogar el Día de Acción de Gracias.
“El año pasado, servimos también 300 comidas, pero empaquetadas para llevar por motivo de la pandemia. Debíamos cuidarnos y guardar la distancia social”, dice el padre Arturo, como todos le llaman.
“Este año a diferencia de los otros años, cuando la comida de Acción de Gracias es exclusiva para las personas sin techo, hicimos una excepción para invitar a todos los parroquianos, a los voluntarios y sus familias. Pero en realidad está abierto para todos”, dice el sacerdote.
A Luciano Moreno Gándara, un inmigrante mexicano de 79 años, le sirvieron por partida doble. “Pedí otra vez porque me había quedado con hambre”, dice Luciano, quien vive en un cuarto en el barrio chino, a solo una cuadra de la Iglesia de la Placita.
“Este es mi barrio. Cada año vengo a comer aquí en el Día de Acción de Gracias. Ya no trabajo y hace muchos años me separé de mi esposa, así que no tengo a donde ir para la Cena de Acción de Gracias. Mi esposa regresó a México hace muchos años; y se llevó a mis dos hijos. Ellos viven en Cancún. Lo bueno fue que aprendieron inglés y tienen buenos trabajos allá. Yo ya no me quise regresar”.
Con todo y que Luciano está prácticamente solo, sin familia en este país, dice que tiene mucho que agradecer. “Ya llevo 56 años en Estados Unidos. Vine a los 23 años. Y doy gracias a Dios porque no tengo enfermedades”.
El padre Corral estaba contento de ver a los parroquianos comiendo de nuevo alrededor de una mesa en el Día de Acción de Gracias, y sobre todo después del saldo fatal en muertes e infecciones que dejó la covid-19 en la comunidad latina.
“Hoy en el mensaje de mi homilía, dije que nuestros labios deben dar gracias por todas las bendiciones que hemos recibido, después de las nubes oscuras que hemos pasado por la pandemia”.
Urgió a los feligreses a levantar sus manos para dar gracias por los alimentos, y por todas las personas buenas que los han bendecido este año.
“Les pedí agradecer por la bendición del trabajo a quienes lo tienen, por las capacidades que Dios nos ha dado, por los momentos alegres, por el don de la familia y nuestros hijos”.
Y culmina diciendo que le ha pedido a Dios, un paréntesis para que este año no se oscurezca de nuevo por la pandemia.
Además de la Iglesia de la Placita, la Iglesia católica del Santísimo Sacramento (Blessed Sacrament) de Hollywood entregó casi 3,000 comidas a los desamparados.