Opositores dicen ‘defender’ la democracia en México, pero llaman a no votar el 10 de abril
La participación electoral es la única forma de defender un sistema democrático por el que millones de mexicanos han luchado durante mucho tiempo
Primero dijeron que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) era un “peligro” para México. Luego aseguraron que era un “dictador” y que llevaría al país a niveles de pobreza como los que tiene Venezuela (olvidando las sanciones de EEUU). Y ahora que se convoca a una revocación de mandato, oportunidad ideal para que las voces disidentes destituyan al actual gobierno, le piden a la gente que no vote.
“Yo voy a ‘defender’ la democracia, por eso no voto”, dijeron algunos opositores durante una raquítica marcha realizada en la Ciudad de México el pasado domingo 3 de abril. Afirmaron y hasta reían con sarcasmo diciendo que ellos no se dejaban “manipular”, ni caían en el juego del corrupto de “López”, como le dicen en forma despectiva al presidente de la nación.
Debemos recordar que las elecciones son la expresión más democrática que existe en el mundo, es un símbolo y representa la voz de la gente. En Estados Unidos, la revocación de mandato es algo común. Este ejercicio mantiene a los funcionarios con los pies en el piso para que gobiernen para toda la gente y no solo para grupos de interés.
Incluso, en algunos estados del sur, la lucha de la gente para que la dejen votar ha costado miles de vidas y todavía se escuchan esfuerzos del lado autoritario del Partido Republicano para suprimir el voto de los grupos minoritarios; mientras tanto, en México el grupo disidente se dice demócrata, pero quiere evitar que la gente participe en unas elecciones.
Entonces de qué estamos hablando. En realidad son demócratas o autoritarios, que solo están satisfechos y dicen que la democracia existe cuando ellos ganan; pero cuando piensan que no van a ganar, entonces tachan al proceso electoral de “fraudulento”, de algo ridículo y prefieren no participar.
Las personas que piden que la gente no vote el domingo 10 de abril, ni a favor ni en contra de López Obrador, se olvidan que ese derecho se los dio él. Fue el mismo presidente y su equipo quienes escribieron la legislación, poniendo su término en riesgo.
Enfatizo este punto porque no es poca cosa. Otros líderes en el mundo, con todos los medios de comunicación masiva en contra, son destituidos. En este caso, López Obrador les ha dado la herramienta para que lo saquen si es que como dicen, que el país se está “hundiendo”. Pero no la quieren utilizar.
Me pregunto, ¿qué líder a nivel mundial hace eso? ¿Un corrupto?
Ningún político que haya llegado al poder para robar o beneficiarse y beneficiar a los suyos pone en riesgo su mandato, mucho menos cuando tiene a unos grupos económicos y a los principales medios de comunicación —durante tres años— publicado mentiras, medias verdades e información fuera de contexto para permear el mensaje público en su contra.
Lo que debería de ser un acto de valentía y honorabilidad por parte del presidente, las personas que se manifiestan y quieren que se vaya, lo califican de “ridículo”, lo atacan, pero por otro lado se contradicen.
Ese mismo domingo en la marcha también se escuchaban los mensajes: “¡Fuera López!”, “¡Fuera López!”, pero por otro lado llevaban carteles con el mensaje: “No votes el 10 de abril” y “#Terminas y te vas”. Vaya contradicción
Ojalá hubiéramos tenido la oportunidad de la revocación de mandato en pasadas administraciones. De esa forma, no habrían robado ni aniquilado el futuro de millones de mexicanos durante los gobiernos de los expresidentes Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto.
Por si fuera poco, AMLO fue el que tipificó la corrupción como un delito grave. En otras palabras, si a él le comprueban que robó en su administración, lo pueden meter a la cárcel. Él mismo se expuso a ese tipo de medidas, porque antes un acto de corrupción administrativa era catalogado como un delito menor.
Pero las voces disidentes no escuchan, el odio que absorben a través de los medios de comunicación y las redes sociales les gana, no les permite ver más allá e incluso dicen que no es odio el que sienten por AMLO, pero algunos hasta han llegado a desear la muerte.
López Obrador se arriesga a que lo destituyan y lo metan a la cárcel, pero la gente en su contra no quiere ver ni analizar lo congruente de este presidente. Solo repiten lo que dicen los medios y los grupos económicos que no lo quieren, porque en realidad se ha demostrado que AMLO no era un peligro para México, sino un peligro para esas corporaciones y exfuncionarios que robaron de formas inimaginables y ahora quieren regresar.
Lo peor de todo es que hay un pequeño segmento de la población que, si bien dice no caer en el juego de López Obrador, sí cae en el juego de la hoy oposición que se ha distinguido por sus niveles de corrupción, por lo menos hasta 2018.
La revocación de mandato es una oportunidad para confirmar o destituir a un funcionario que no esté haciendo bien las cosas. No la desaprovechemos; pero principalmente, este plebiscito es un acto de democracia que nos ayudará a crecer como sociedad.
Si en realidad quieren defender la democracia en México, la participación en las elecciones del 10 de abril es fundamental.
Agustín Durán es editor de Metro de La Opinión, de Los Ángeles.