El arte público llega al Parque Presidio de San Francisco
En el nuevo espacio Tunnel Tops, artistas despliegan obras en las que expresan un mensaje social y medioambiental
Un grupo de artistas sanfranciscanos descendió al Presidio Tunnel Tops –un novedoso parque recién creado sobre los túneles de la carretera 101– para instalar una peculiar obra de arte público.
Sobre una especie de calcomanías gigantes y coloridas que se adhieren al pavimento, la artista Favianna Rodríguez creó unos diseños con un resistente material llamado aluminio plástico, una clase de lona arenosa resistente a los rayos ultravioletas y que puede ser usada a la intemperie adherida al pavimento o al cemento.
Rodríguez es parte de un programa denominado ‘Activadores’. Este original programa fue creado para incorporar a las comunidades de más bajo recursos del Área de la Bahía y que por lo general han quedado excluidas y no visitan los parques nacionales. Las agencias involucradas en el proyecto son el Presidio Trust, el Parque Nacional Golden Gate y el Servicio de Parques Nacionales.
Este programa tiene “mucha intencionalidad”, dijo Kaushik Roy, director ejecutivo del Proyecto Shanti, una organización sin fines de lucro que apoya a las comunidades más desposeídas. Roy dijo que no es lo mismo ‘decir’ que ‘hacer’: “Hay una diferencia entre decir que todos son bienvenidos y hacer que esas personas se sientan bienvenidas”. Y Roy añadió en un comunicado que “[tenemos que] crear una programación que tenga en cuenta a esas comunidades y haga que las personas sientan que realmente son tomadas en cuenta y que no son [producto de] una ocurrencia tardía”.
Según los artistas, los diseños del proyecto celebran la flora y fauna y “todas las criaturas que fueron destruidas o extinguidas debido a la colonización, debido a la fiebre del oro, debido a lo que sufrieron estas tierras en donde por ejemplo el oso pardo fue aniquilado, su medio ambiente destruido”, dijo Rodríguez.
Entre otros objetivos, el parque sobre los túneles está diseñado para rescatar y destacar la flora nativa y los diseños artísticos también resaltan leones montañeses, picaflores y distintas clases de plantas nativas que abundaban en el ecosistema original. Rodríguez dijo que el proyecto fue diseñado con base en consultas a líderes tribales ohlones y antropólogos “que nos ayudaron describiendo cómo este lugar era originalmente”, dijo.
El proyecto también incluye “piezas abstractas, la simbología y los motivos que se sienten orgánicos, como parte de la naturaleza”, dijo Roberto Martínez, quien es un curador del Centro de Arte de la ciudad de Richmond y fue uno de los voluntarios ayudantes en la instalación artística. Junto con extender una invitación a la comunidad latina, Martínez dijo que el proyecto tiene que ver con la historia natural y la historia de los pueblos originarios. “Este es un lugar muy histórico y el arte nos ayuda a conectarnos… Son historias que tenemos en común, que nos conectan con el lugar” dijo.
Rodríguez, diseñadora principal del proyecto, tiene una amplia trayectoria en litografía y en la instalación de arte público. A través de su colorido arte, Rodríguez resalta las injusticias raciales y la desigualdad social reflejada en los ecosistemas citadinos.
“Soy una artista que trabaja con simbolismos? pero también me he dedicado al arte público. Me veo como una creadora de marcas, lo que significa que estoy creando marcas que reflejen mi experiencia como una mujer de color que lucha por la justicia racial, la justicia medioambiental, la justicia de género. El simbolismo para mí es muy importante porque en estas obras yo estoy hablando sobre el ecosistema, estoy hablando sobre la diversidad biológica que también podemos interpretar como la diversidad cultural. Yo creo símbolos, marcas, para intervenir o cambiar esos espacios y ayudar en su transformación”, aseveró Rodríguez (Más en su sitio web favianna.com).
Los artistas manifestaron que el racismo se da en todas las expresiones sociales y también en las injusticias medio ambientales. “En realidad fue una historia brutal de colonialismo. Muchos indígenas fueron masacrados aquí. Entonces preguntamos cómo desafiamos la serenidad del lugar, cómo traemos voces nuevas… El racismo ambiental es muy real, es una selva de concreto y las comunidades de color han sido relegadas a espacios sin ningún tipo de vida vegetal, sin árboles, y cuando estamos enfrentando la crisis climática estamos enfrentando el problema de accesibilidad para poder proteger la naturaleza y exigir más lugares verdes en nuestros propios barrios”, concluyó Rodríguez.