Concejales, activistas latinos y supervisoras reconocen liderazgo del obispo David O’Connell
Otorgan fianza de dos millones para Carlos Medina, el presunto asesino
El Concejo de Los Ángeles levantó su sesión del martes en honor al obispo David O’Connell, quien fue asesinado el sábado, en su casa de Hacienda Heights.
Carlos Medina, de 61 años, esposo de la ama de llaves del presbítero es el sospechoso que fue arrestado por haber cometido el crimen, presuntamente por una deuda de dinero.
Medina fue detenido en una casa de la ciudad de Torrance, el lunes. Se encuentra detrás de las rejas con una fianza de $2 millones.
Los registros de la cárcel no indican un cargo específico en contra de Medina. Solo mencionan que está detenido por un delito grave. Fue arrestado el lunes por la mañana, por agentes de la Estación Sur Los Ángeles en Lennox, del Departamento del Alguacil del condado.
El trabajo del Obispo O’Connell con el Comité Organizador del Sur Centro ayudó en los esfuerzos para la intervención de pandillas y el cierre de tiendas de licores en una zona habitada principalmente por familias marginadas de color y de bajos recursos.
Dicha tarea fue defendida por grupos como Community Coalition, que lideró el actual concejal Marqueece Harris-Dawson.
“Perdimos a uno de nuestros ángeles más amorosos y brillantes que jamás hayamos tenido”, declaró el concejal Harris Dawson
Trabajando con y por los pobres
Nacido en el condado de Cork, Irlanda en 1953, O’Connell estudió para el sacerdocio en All Hallows College en Dublin y fue ordenado para servir en la Arquidiócesis de Los Ángeles en 1979.
Luego de su ordenación, se desempeñó como párroco asociado en varias iglesias del sur centro de los Ángeles y en 2015 fue instalado como Obispo Auxiliar para la Arquidiócesis de Los Ángeles, por el Papa Francisco.
En las parroquias del sur centro de Los Ángeles, O’Connell ministró a una comunidad afligida por la violencia de las pandillas, la pobreza, las familias rotas, así como las tensiones entre la policía y los residentes, mismas que se desbordaron en 1992 con la brutal paliza que le propinaron cuatro agentes del LAPD al afroamericano Rodney King y que concluyeron con Los Ángeles ardiendo en llamas cuando el veredicto del jurado exoneró de toda culpa a los policías.
“Será recordado siempre luchando por el cambio en las comunidades más afectadas por la violencia”, dijo la concejala Mónica Rodríguez, “Lideró con compasión y comprensión, como defensor implacable de las comunidades que tan a menudo quedan al margen, comunidades particularmente indocumentadas e inmigrantes”.
Salvador Sanabria, activista social y director ejecutivo de El Rescate, una organización sin fines de lucro para la defensa de inmigrantes reconoció que el programa de Reducción de Pandillas y Desarrollo Juvenil o GRYD, establecido en 2007 por el exalcalde Eric Garcetti surgió como una manera de pacificar de alguna manera la “guerra fratricida” entre las comunidades afroamericana, latina y asiática.
“Y el rol de la Iglesia Católica ha sido clave, y creo que el rol de él [Dave O’Connell] fue dimensionar primero el rol de las pandillas como resultado de la exclusión de las familias pobres, segmentadas, la falta de acceso a la educación, recursos y marginación, que fueron factores para que estos grupos se convirtieran después en entes transnacionales como son estas pandillas en México, Guatemala, El Salvador, Honduras y hasta en España”, añadió. “Después, él. como hombre de paz, pudo promover la paz en nuestras comunidades”.
El dolor de la discriminación
Richard Zaldívar, director ejecutivo del proyecto The Wall las Memorias, una organización sin fines de lucro dedicada a la salud y el bienestar de la comunidad latina consideró que Los Ángeles y el país “necesita más obispos como él, que tengan una mente y un corazón abiertos para trabajar con las comunidades marginalizadas”.
“Como católico, puedo decir que no tenemos muchos sacerdotes como él, cuando se trata de hablar en contra de la discriminación y el fanatismo”, añadió. “Su trabajo por los inmigrantes fue muy valioso, porque como irlandés, el obispo O’Connell entendía el dolor y la discriminación que habían sufrido ellos también”, principalmente de 1845 a 1880, con la imagen de “la bestia salvaje”, como parte del discurso anti irlandés en Estados Unidos.
Como líder activo del Comité Organizador del Sur centro de Los Ángeles en las décadas de 1980 y 1990, el obispo O’Connell y el comité de trabajo condujeron a la aprobación de la prohibición de armas de asalto de California en 1989, ayudaron a miles de inmigrantes a convertirse en ciudadanos después de la ley de reforma migratoria de 1986 aprobada durante la administración Reagan, y trabajaron para el cierre de licorerías a raíz de los disturbios que siguieron a la golpiza a Rodney King”.
Otros funcionarios de gobierno como la supervisora Janice Hahn solicitó que todas las banderas del condado ondearan a media asta.
“El Obispo O’Connell fue un amigo mío de muchos años. Lo conocí por primera vez cuando estuve en el Concejo de la Ciudad de Los Ángeles y representaba a Watts, y él era el sacerdote en la Iglesia católica de la Ascensión en el sur de Los Ángeles”, declaró Hahn. “Él y yo trabajamos con miembros de pandillas y con miembros de la comunidad. Él extendió la mano a las personas en situación de calle, extendió la mano a los indigentes. Fue un amparo para los desamparados, y una esperanza para los que no la tenían; él sabía que servir a Dios era servir al prójimo – y sobre todo a los más vulnerables de nuestra sociedad”.
Por su parte, la supervisora Hilda Solís expresó: “Mi corazón se rompió cuando escuché las noticias de que vida de mi amigo había sido arrebatada de esa manera. Conozco al obispo O’Connell desde que servía en el Congreso. De hecho, fue él quien dirigió la misa para darme su bendición en mi confirmación como Secretaria del Trabajo”.
”Tengo muchas memorias de nosotros luchando por una reforma migratoria. Él fue una gran persona y yo fui testigo de su cariño sincero y genuino por las personas”, agregó. “La muerte del obispo O’Connell no será en vano. Haremos lo que él nos enseñó: A amar, a luchar y a preocuparnos por las personas más vulnerables. Lo extrañaré muchísimo”.