Putin cumple 25 años en el poder: primero amigo, ahora enemigo
Empezó como un reformador y acabó como un caudillo. ¿Cómo han cambiado las relaciones de la UE y la OTAN con la Rusia de Putin?
En agosto de 1999, Vladimir Putin fue nombrado primer ministro de la Federación Rusa. A finales de 1999 sustituyó al presidente enfermo Boris Yeltsin. Tan pronto como asumió el cargo, Putin afirmó que Rusia era y seguiría siendo una gran potencia. En Europa se le vio más como un reformador que debía reorganizar la caótica Rusia de los años noventa.
En junio de 2001, el presidente estadounidense George W. Bush calificó a Putin de “confiable y directo” después de una cumbre. Bush, jefe de Estado de la principal potencia de la OTAN, dijo que pudo mirar dentro de su alma.
En septiembre de 2001, Vladimir Putin ofreció a Europa una asociación de seguridad con Rusia durante un discurso en el Parlamento alemán. También cuestionó el papel de la principal potencia occidental, Estados Unidos, y no descartó la posterior adhesión de Rusia a la OTAN y a la UE.
La UE y Rusia acordaron varios programas de financiación y cooperaciones. Se buscaba una “asociación estratégica”. La OTAN abrió una oficina en Moscú y Rusia creó una oficina de representación ante la OTAN en Bruselas. Un Consejo especial OTAN-Rusia debatía cuestiones estratégicas y también la próxima adhesión voluntaria de los Estados de Europa Central y Oriental a la alianza.
Como uno de los principales proveedores de petróleo y gas de la UE, Rusia hizo buenos negocios con Europa. El excanciller alemán Gerhard Schröder calificó a Putin de “demócrata impecable”, a pesar de la ya conocida represión de la oposición y de la prensa en Rusia. Después de su período de gobierno, Schröder obtuvo puestos lucrativos en empresas energéticas estatales rusas.
El giro de Putin
En 2006, en la conferencia de seguridad de Múnich, Vladimir Putin inició un cambio de rumbo. Se quejó de que Occidente no aceptaba a Rusia como una gran potencia. Describió la expansión de la OTAN como un incumplimiento de su palabra. Las promesas de los Estados de la OTAN de no acercarse a las fronteras rusas habrían estado siendo ignoradas. En 1997, sin embargo, Rusia había aceptado la ampliación en un acuerdo con la OTAN.
Se cancelaron los acuerdos de desarme. Rusia criticó duramente el proyecto estadounidense de defensa antimisiles y Putin se molestó cuando en la cumbre de la OTAN de abril de 2008 se abrió para Ucrania y Georgia la posibilidad de ingreso en la alianza occidental.
En agosto de 2008, Putin demostró su poderío militar a los europeos. Intervino en un conflicto en Georgia y puso partes de Osetia del Sur y Abjasia bajo control ruso después de una breve guerra.
En 2013, la Comisión de la UE siguió hablando de crear un “espacio económico y humano” común con la Rusia de Putin, desde Lisboa hasta Vladivostok, como una visión a largo plazo.
Las guerras de Putin
Tras la expulsión del presidente prorruso de Ucrania en la primavera de 2014 y la revolución democrática del Maidán, Putin atacó Ucrania. Se anexionó la península de Crimea violando el derecho internacional y puso bajo su control partes del este de Ucrania con separatistas prorrusos. Occidente reaccionó con sanciones iniciales e intentos de mediación. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Francois Hollande, mediaron en el Acuerdo de Minsk, que supuestamente conduciría a la paz. Esto nunca se materializó, pero “sirvió para dar tiempo a Ucrania a hacerse más fuerte”, como dijo más tarde la canciller Merkel.
Las relaciones se deterioraron rápidamente, pero continuaron las importaciones de energía rusa. Según la percepción europea, Putin se estaba convirtiendo cada vez más en un autócrata. En 2021, la UE habló de una “espiral negativa” en las relaciones mutuas.
En marzo de 2022, poco después del ataque a gran escala de las tropas rusas en territorio ucraniano, el presidente estadounidense, Joe Biden, consideró a Putin como un despiadado “dictador, criminal de guerra, asesino”. A partir de entonces, la OTAN vio a la Rusia de Putin como la “mayor amenaza para la paz en Europa”.
La UE impuso amplias sanciones a Rusia e intentó desvincularse del suministro de petróleo y gas lo más rápido posible. Incluso dos años después del inicio de la guerra, esto aún no se ha logrado por completo. El gas licuado ruso sigue llegando a Europa. El comercio con Rusia está disminuyendo, pero muchas empresas europeas siguen haciendo negocios en Rusia. Las industrias alimentaria, farmacéutica y química no se ven afectadas por las sanciones.
25 años después de la llegada de Putin al poder, la OTAN se prepara para una nueva carrera armamentística. La defensa contra la agresión rusa es ahora la principal tarea de la alianza.
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