¡Fuerza chicana en LA!
En el 54 aniversario de la Moratoria Nacional Chicana decenas recuerdan su desacuerdo por la guerra de Vietnam, el racismo y la brutalidad policiaca
Como cada año es costumbre, decenas de latinos, mexicanos, chicanos e inmigrantes se congregaron en el histórico parque Rubén Salazar del Este de Los Ángeles, donde recordaron la lucha de las minorías en contra del racismo, la discriminación, la brutalidad policiaca y pidieron por la liberación del pueblo palestino.
El 29 de agosto de 1970, el Este de Los Ángeles se convirtió en el escenario más emblemático de la oposición a la Guerra de Vietnam (1955 a 1975) las protestas de la Moratoria Nacional Chicana contra la pérdida desproporcionada de soldados mexicoamericanos en ese conflicto.
Según estadísticas oficiales de la Guerra de Vietnam, los reclutas del ejército estadounidense representaron el 30.4% (17,725) de las muertes en combate.
Entre quienes sirvieron para la Guardia Nacional, de 6,140 en servicio, murieron 140. El 12.5% eran afroamericanos, y de los 170,000 hispanos que estuvieron en algún momento en el conflicto bélico, un total de 3,070 murieron, antes de la caída de Saigón, el 30 de abril de 1975.
Uno de esos fallecidos fue Vicent, de 19 años, hermano de Michael Zarni, de 73 años, quien se identifica como “chicano”, aunque sus raíces son italianas, estadounidenses y mexicanas.
“Yo también estuve en Vietnam, pero mi hermano pagó con su vida el alto precio de ir a la guerra…él dio su vida a cambio de nada”, declaró el hombre que ha vivido gran parte de su vida en Boyle Heights.
Zarni, quien estuvo en la guerra desde 1969 a 1973 narró que a él le explotó una mina que pisó y durante ocho meses estuvo en recuperación y fue sometido a una reconstrucción facial.
“Mucha gente murió por ninguna razón”, expresó.
“¡Viva la raza!”
En los jardines del parque Rubén Salazar se escuchó fuerte el grito de “¡Chicano…Power!, ¡Chicana…Power” (¡Chicano…poder y Chicana…poder!) o ¡Viva la Raza!”, en memoria de la histórica participación de decenas de miles de personas en la Moratoria Chicana y los asesinados de los boinas cafés (Brown Berets): Lyn Ward Enciso, de El Monte, Ángel Gilberto Díaz, de Pico Rivera, y el periodista de Los Angeles Times, Rubén Salazar.
“Muchas cosas no han cambiado”
Rafael Avitia, consejero de la Mesa Nacional de Boinas Cafés, en Miami, Ohio y Texas dijo que, en el recordatorio de la Moratoria Chicana se debe pedir “que nos unamos para pelear por nuestra gente, defender a los pueblos y educarnos porque a veces no conocemos nuestros derechos, seamos inmigrantes o indocumentados”.
Avitia destacó que en el aniversario de la Moratoria Chicana lo más importante es nunca olvidar la historia de lo que sucedió en el parque Rubén Salazar.
“Él [Salazar] murió a causa de lo que estaba pasando: la gente está protestando la guerra de Vietnam, en contra de la discriminación y las condiciones de pobreza”, manifestó. “Muchas cosas no han cambiado desde entonces, porque vemos que las escuelas donde van nuestros hijos son las peores”, añadió.
De la misma forma, Avitia expresó que la comunidad chicana se solidariza con el pueblo de Palestina, y en contra de lo que llaman “genocidio”, por parte de las fuerzas militares de Israel, respaldadas por Estados Unidos.
“Los palestinos son como los mexicanos o indígenas de Norteamérica, México, Centro y Sudamérica que han perdido una tierra que antes era de ellos”, dijo el hombre nacido en Culiacán, Sinaloa. “A los palestinos , los ingleses, franceses les prometieron que tendrían un Estado, y Estados Unidos se los está negando, mientras que Israel los bombardea y usa las armas que le proporciona Estados Unidos para matar niños, mujeres y ancianos”.
Jóvenes a favor de liberación de Palestina
Cargando una bandera mexicana y una de Palestina, Silvia Anguiano, residente del Valle de San Fernando manifestó que quiso hacer así para darle significado “a la solidaridad contra el imperialismo y el colonialismo de Estados Unidos”.
“El problema en la Franja de Gaza es un problema imperialista”, afirmó. “Estados Unidos está allí para ganar dinero, vender armas y controlar los recursos de los pueblos originarios de esa región”, subrayó.
Odín Contreras, estudiante de cine y televisión en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) expuso que, al recordar la lucha durante el Movimiento Chicano, se debía celebrar a todos los ancestros “que han padecido por la opresión del racismo contra la comunidad chicana”.
“También es momento de recordar las injusticias que la policía ha cometido en contra de nuestra comunidad”, dijo el estudiante DACA, que creció en Texas.
Honran la memoria del periodista Rubén Salazar
Honrar la memoria del periodista mexicano Rubén Salazar no pasó desapercibida.
Algunos asistentes al evento portaban camisetas con su fotografía en el pecho.
La muerte de Salazar, a manos de alguaciles del condado de Los Ángeles siempre sembró dudas sobre si fue una ejecución planeada entre la multitud que marchaba el 28 de agosto de 1970.
El asesinato de Salazar acentuó las protestas de la comunidad hispana sobre la brutalidad policiaca contra las minorías, particularmente afroamericanos y latinos.
Salazar, quien entonces tenía 42 años, fue alcanzado por un proyectil de gas lacrimógeno que disparó el alguacil del condado de Los Ángeles (LASD) Thomas Wilson.
En la historia del Movimiento Chicano, muchos activistas jóvenes se manifestaron contra los políticos que favorecían la continuidad de la guerra, como el presidente Ricard Nixon y el entonces gobernador de California, Ronald Reagan.
En el Comité de la Moratoria Nacional Chicana, formado en 1969, los jóvenes líderes como David Sánchez y Rosalío Muñoz, entre otros, abogaban por la prohibición del reclutamiento de más jóvenes mexicoamericanos para la guerra de Vietnam.
Ellos consideraron que en Vietnam se estaba cometiendo un “genocidio chicano”.
Lucha similar… brutalidad policiaca
“Nuestra lucha como pueblo tiene similitudes con el pueblo palestino de Gaza”, anotó Amanda Díaz, miembro del Centro CSO de Boyle Heights. “Como ser humano, a mí me afecta el dolor humano por las muertes de miles de niños, y todo el mundo debería sentir dolor y mostrar humanidad con los que sufren”.
Justamente, una mujer que sufre lo indecible es la señora Cruz Cachua, originaria de Nayarit y madre de Héctor Cachua, quien fue balaceado de muerte, por parte de un policía, el pasado 30 de mayo, en la ciudad de Ontario.
Héctor Cachua, de 37 años y padre de tres hijos se involucró en una discusión y pleito con Víctor Corral, un agente del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), quien estaba fuera de servicio.
“La pelea había terminado y Hugo se dirigía a su auto…fue en ese momento que le dispararon tres veces”, dijo Cristina Chan, cuyo esposo Israel era el mejor amigo de Hugo Cachua. Ella, la madre de Hugo, Cruz Cachua y sus hijos se manifestaron contra la brutalidad policiaca en el parque Rubén Salazar, donde denunciaron públicamente el asesinato y exigieron justicia.
Carlos Montes: Incansable luchador por los derechos civiles y contra la brutalidad policiaca
Carlos Montes, uno de los grandes líderes del Movimiento Chicano tiene 77 años y todavía conserva intactas las energías para continuar su activismo, en defensa de los derechos civiles de los mexicanos, chicanos e inmigrantes, en contra de la brutalidad policiaca.
Nacido en El Paso, Texas, el 28 de diciembre de 1947, pero criado en Ciudad Juárez, Chihuahua, Carlos, sus padres. Alejandra Alvarado y Saturnino Montes se mudaron a California cuando él tenía nueve años.
“Mis padres querían un buen trabajo, un mejor futuro y una mejor vida para sus hijos”, recuerda.
De hecho, en Los Ángeles compraron su primera televisión en blanco y negro.
Aquel niño vio en la pantalla chica el desalojo violento de Aurora Vargas, por parte de agentes del alguacil del condado de Los Ángeles, de su hogar en Malvina Avenue, en Chávez Ravine, donde se construiría el estadio de beisbol de los Dodgers.
“Me impresionó ver como trataban los mexicanos, aquí, en Los Ángeles”, dice Carlos Montes. “Los despojaron de sus casas y terrenos…no me gustó lo que vi aquel día ”. Era el 8 de mayo de 1959.
Así nacían los deseos de un niño mexicoamericano por defender los derechos de sus compatriotas, los cuales evolucionaron durante las tres manifestaciones importantes de la Moratoria Chicana.
“Traigan los ‘carnales’ a casa”.
La primera marcha fue el 20 de diciembre de 1969 en contra de la violencia de la policía contra las comunidades hispana y afroamericana; la segunda, en marzo de 1970 y la tercera -que fue la más grande- el 29 de agosto de ese mismo año. Ambas, contra la Guerra de Vietnam.
“Estaban muriendo demasiados chicanos en Vietnam”, dijo. “”Un reporte del doctor Ralph Guzmán, de UCLA, lo dio a conocer y eso nos molestó mucho a todos”.
Las protestas de la Moratoria Nacional Chicana congregaron entre 20,000 y 30,000 personas cuyo mensaje “Chale no. No nos iremos-traigan los ‘carnales’ [hermanos] a casa”.
Su grito de alto a la Guerra de Vietnam y en contra del racismo fue opacado por la violencia: 150 personas fueron arrestadas y hubo cuatro muertes, incluyendo al periodista Rubén Salazar.
“Nuestra lucha estaba aquí, en Estados Unidos p, la igualdad y contra el racismo”, recordó Carlos Montes. “Nosotros no teníamos nada que hacer en Vietnam”.
Protestas contra el racismo
Carlos Montes fue cofundador de los Brown Berets (boinas cafés), una organización juvenil chicana de clase trabajadora en los Estados Unidos a finales de los años 1960 y 1970. Ellos se inspiraron y, a menudo se compararon con el partido de los Panteras Negras.
Montes, quien fue estudiante de la secundaria Garfield, fue uno de los líderes de Chicano Blowouts, una serie de huelgas de las escuelas secundarias del este de Los Ángeles para protestar contra el racismo y la desigualdad en las escuelas secundarias del área de Los Ángeles. Él es interpretado por Fidel Gómez en la película Walkout de HBO de 2006.
Después de más de medio siglo de lucha social, Montes valora que, entre las décadas de 1960 a 1990 se pudo lograr tener a más maestros mexicoamericanos en las escuelas públicas y surgieron más activistas y líderes políticos, entre los que mencionó a César Chávez, Dolores Huerta, Miguel Contreras, María Elena Durazo, Richard Alatorre, Gil Cedillo o Fabián Núñez.
“Avanzamos en la educación y en el movimiento laboral”, dijo Montes. “Se lograron mejores trabajos”.
“Ahora estamos peor”
Sin embargo, precisó que el nivel de vida para hispanos o latinos y afroamericanos decreció con la llegada de Ronald Reagan, quien gobernó por ocho años California (de 1967 a 1975).
“Ahora estamos peor, con tantos impuestos y con los sionistas que quieren desaparecer las clases de Estudios Chicanos y Latinoamericanos en las universidades”, expresó.
“Todo está caro; nuestros ingresos no han subido; tenemos un gran porcentaje de personas que son indocumentados y no hay reforma migratoria; sufrimos dos guerras en Irak y otra en Afganistán, y nuestros jóvenes siguen siendo carne de canon para las guerras”, agregó.
Por su activismo, Montes fue arrestado varias veces, y acusado
junto con otras diez personas por el por el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) de provocar un incendio en una manifestación contra el entonces gobernador Ronald Reagan en 1969.
Después de amenazas contra su vida y golpizas por parte de la policía y muchos arrestos por cargos falsos, pasó a la clandestinidad y huyó a Ciudad Juárez, México, y más tarde en El Paso, Texas, donde se organizó como trabajador. Fue arrestado nuevamente en Monterey Park, California, en mayo de 1977 y llevado a juicio.
Sin embargo, con una defensa legal competente, proporcionada por los abogados Miguel García y Steve Sanora, el apoyo de la comunidad y un comité de defensa fue declarado inocente de todos los cargos. La acusación de haber intervenido en la huelga de las escuelas fue desestimada por inconstitucional.
Brutalidad policiaca y muerte de latinos
Con esos antecedentes y siendo testigo de la brutalidad policiaca en contra de las minorías, Carlos Montes volvió al activismo.
En el presente, lo hace a través del Centro Community Service Organization (Centro CSO) en Boyle Heights, desde donde denuncia la brutalidad policiaca y las muertes de jóvenes latinos a manos de las autoridades del orden.
“No sé cuántos de los nuestros han sido asesinados por policías o los sheriffs; he perdido la cuenta…cada año mueren…En menos de un año asesinaron en el este de Los Ángeles a Adrián Ríos y a Martín Sebastián”.
Ríos murió mientras estaba bajo custodia en el Departamento del Sheriff del Este de Los Ángeles, el 2 de mayo de 2023. A su madre no le permitieron ver su cadáver, sino hasta 21 días después. Su cuerpo presentaba claras huellas de que había sido brutalizado.
En el caso de Martín Sebastián, también de 28 años, oficiales de la misma agencia respondieron el 16 de marzo de 2024, a una llamada sobre un hombre sostenía un palo de metal y acosaba a los clientes de una tienda.
Minutos después, la llamada indicaba que el hombre sostenía una pistola negra y el ahora occiso apuntó con el arma a los agentes, quienes produjeron un tiroteo y acabaron con la vida de Martín Sebastián.
Carlos Montes dice que le gustaría ser recordado como una persona que luchó y le dio mucho amor a su comunidad, “y que siempre apoyo la autodeterminación de las naciones como Cuba, Nicaragua, México, Venezuela y su lucha en contra de las intervenciones de Estados Unidos en Asia, África o cualquier parte del mundo”.