Las mujeres sufren tres veces más de migrañas que los hombres

Las migrañas afectan más a mujeres que a hombres. Nuevas investigaciones apuntan a tratamientos basados en diferencias de género

Las olas de calor causan migrañas frecuentes: expertos

El calor intenso generalmente viene acompañado de cambios en la presión barométrica, exposición directa al sol y aumentos en la humedad.  Crédito: Quality Stock Arts | Shutterstock

Las migrañas representan una de las condiciones neurológicas más debilitantes y afectan de manera desproporcionada a las mujeres. A diferencia de un dolor de cabeza común, estos episodios pueden durar horas o incluso días, causando un dolor intenso y otros síntomas como náuseas, sensibilidad a la luz y al sonido.

En estos casos, muchas personas no pueden hacer otra cosa que refugiarse en un entorno oscuro y silencioso, ya que cualquier estímulo puede agravar su sufrimiento. Para millones de mujeres en todo el mundo, estos ataques no son esporádicos, sino recurrentes, interfiriendo con su calidad de vida de manera significativa.

Las estadísticas muestran que las mujeres son tres veces más propensas que los hombres a experimentar migrañas, y no solo eso, sino que también suelen tener episodios más largos y severos. Anne MacGregor, especialista en salud femenina y dolores de cabeza, afirma que la migraña es mucho más frecuente de lo que la gente imagina.

De hecho, a pesar de la existencia de varios tratamientos, las migrañas siguen siendo la principal causa de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) en mujeres de entre 15 y 49 años, lo que refleja el impacto prolongado que esta afección tiene sobre su bienestar.

Uno de los factores clave que contribuyen a esta disparidad de género en la prevalencia de la migraña son las hormonas. Durante la infancia, los niños tienden a experimentar migrañas con mayor frecuencia que las niñas.

Migraña y desarrollo

Sin embargo, todo cambia con la pubertad, momento en el cual los niveles hormonales fluctúan y las niñas comienzan a ser más propensas a sufrir estos episodios. Es en esta etapa, con la aparición de la menstruación, que muchas experimentan su primera migraña.

La diferencia de género se vuelve más evidente durante la vida adulta, cuando las mujeres reportan una frecuencia mayor de migrañas en relación con los ciclos menstruales, una tendencia que se mantiene hasta la vejez.

El estrógeno, una de las principales hormonas sexuales femeninas, parece desempeñar un papel clave en la aparición de migrañas. Se ha observado que las mujeres susceptibles a la migraña experimentan una disminución más pronunciada de los niveles de estradiol (una forma potente de estrógeno) justo antes de la menstruación, lo que aumenta la probabilidad de que ocurra un ataque.

Por otro lado, aunque el estrógeno también disminuye durante la ovulación, la caída no es tan abrupta, lo que podría explicar por qué las migrañas no son tan comunes en ese momento.

Esta relación entre los niveles hormonales y las migrañas también se extiende a otros contextos. Las mujeres transgénero que reciben terapia hormonal muestran tasas de migraña similares a las de las mujeres cisgénero, lo que refuerza la idea de que el estrógeno tiene un papel determinante en la aparición de este trastorno.

Además, en la perimenopausia, cuando las fluctuaciones hormonales se vuelven más erráticas, muchas mujeres que nunca habían sufrido migrañas menstruales informan de un aumento en los episodios. Curiosamente, para algunas mujeres, la menopausia trae alivio, pero no es una regla general, ya que los patrones varían de persona a persona.

Otro factor hormonal que podría influir en la aparición de migrañas es la progesterona. Investigaciones recientes sugieren que esta hormona, presente en el cerebro, podría aumentar la susceptibilidad al dolor.

Un estudio realizado en la Universidad de Virginia con ratones descubrió que aquellos tratados con progesterona eran más sensibles al dolor, mostrando comportamientos como evitar la luz y reaccionar a estímulos menores. Aunque el papel de la progesterona ha sido ignorado en gran medida hasta ahora, estos hallazgos podrían abrir nuevas vías para tratamientos más específicos en el futuro.

Además del impacto hormonal, el cerebro de las personas con migraña es especialmente sensible a ciertos factores externos, como cambios en los niveles hormonales.

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