El pan de muerto: la dulce tradición que los migrantes mexicanos mantienen viva

Francisco Méndez lleva 15 años haciendo pan de muerto para la panadería en la que trabaja en el área de Pico-Union en Los Ángeles.

“Cuando mis padres que eran campesinos me mandaron de nuestro pueblo en la Sierra de Oaxaca a la ciudad, mis tíos que eran panaderos, me enseñaron a hacer el pan de muertos”, dice Francisco, quien es el maestro panadero de Huicho’s Bakery, una panadería localizada en el cruce de las calles Vermont y Pico en Los Ángeles.

El pan de muertos se prepara cada año en México para la celebración mexicana del Día de Muertos, el 1 y 2 de noviembre, tanto para el consumo como para ponerlo en las ofrendas que honran la memoria de los seres queridos que han fallecido. Es un elemento que no puede faltar en el altar de muertos.

Francisco dice que sus tíos le enseñaron a hacer todo tipo de pan, pero uno de sus favoritos es el pan de muertos.

Así que la tradición de hacer pan de muertos vino con él cuando emigró a Los Ángeles hace más de 20 años.

“Me encanta hacer pan de muerto. Me siento como un artista realizado cuando preparo mis panes de muerto”, confiesa.

Francisco revela que el secreto para que este pan típico del Día de los Difuntos, salga delicioso del horno, es que los ingredientes sean de la mejor calidad.

“Lleva margarina, harina, azúcar, huevos, leche y levadura”, dice el maestro panadero. Pero también dice que hay un ingrediente que le da un sabor especial, pero que varía según el estado.

“En Oaxaca, le ponemos anís, lo que hace la diferencia. En la ciudad, le ponen ralladura y esencia de nuez; en Puebla, le agregan ralladura y esencia de naranja”. 

Y desde una semana antes del Día de Muertos, en la panadería Huicho’s para la que trabaja, empiezan a recibir órdenes de pan de muerto.

“Hoy tenemos un pedido de 200 panes de muerto, pero aquí en la panadería Huicho’s, hacemos de 80 a 100 por día en esta temporada”.

El maestro panadero de Oaxaca dice que para él, el Día de Muertos es una celebración para estar unidos.

“Hoy voy a tener una celebración de Día de Muertos en Maywood. Nos juntamos varios amigos oaxaqueños y guerrerenses; y en grupo, compartimos la comida y celebramos a nuestros muertos. Unos llevan tamales, otros el chocolate, unos más el ponche, yo voy a llevar el pan de muerto”

Francisco dice que no se vale olvidarse de nuestros antepasados fallecidos, y por eso el Día de Muertos, él pone en el altar mortuorio, pan de muertos para su padre y su madre. 

“El pan de muertos es una ofrenda a su memoria, porque nuestros padres en especial la madre merecen que les hagamos honores. Yo le pido perdón a mi madre en este día, por no estar en el pueblo en el Día de Muertos, pero yo sé que los muertos viajan y ella está conmigo”.

Este maestro panadero dice que como mexicanos debemos sentirnos muy orgullosos de la cultura de honrar a los muertos. 

“Es una cultura muy rica y única. Cuando comemos un pan de muertos, nos burlamos de la muerte, y hacemos fiesta el Día de Muertos porque inevitablemente todos vamos a llegar a la muerte, y como mi abuelita decía, la vida es un largo camino y envejecer es un éxito”.

Termina diciendo que la tradición del pan de muerto es un orgullo para los mexicanos sobre todo porque une a las familias. 

“Es una alegría, en especial para nuestros niños; y es muy importante para recordar a nuestros antepasados. Cada año, hay que recibirlos con un banquete en donde el pan de muertos no puede faltar. Eso es muy valioso”.

Si quieres probar el pan de muertos que hace Francisco, visita la panadería Huicho’s Bakery en el 1250 de la avenida Vermont en Los Ángeles, 90006. Abren todos los días desde las 6 de la mañana hasta las 8:30 de la noche.

Orígenes y teorías

De acuerdo al portal del Gobierno de México, el Instituto de Pueblo Indígenas, explica que el pan de muerto es parte de los alimentos que se colocan en las ofrendas de muertos que tienen su origen en las culturas prehispánicas.

“Las ofrendas consistían en panes de diversas figuras como mariposas o rayos hechos a base de amaranto y un pan de maíz seco y tostado”.

En México, hay muchas variedades de pan de muerto, dependiendo la región.

Por ejemplo, en la Ciudad de México y en el Estado de México, nos encontramos el pan de muerto clásico, redondo, adornado con tiras cruzadas de la misma masa que simbolizan huesos humanos, espolvoreado con azúcar blanca. Algunas veces, el azúcar blanca es teñida de rojo para simular la sangre.

También hay otra teoría que dice que el pan de muertos tiene su origen en el pan de ánimas que en España, Portugal y partes de Italia se preparaba cuando los feligreses acudían al cementerio cada año, y llevaban pan, vino y flores a las tumbas de sus difuntos.

Dicho pan era bendecido por un sacerdote, y se le llamaba pan bendecido.

En el Virreinato de la Nueva España, el pan de ánimas era empleado como ofrenda para los muertos, y se cree que esa tradición fue asimilada por los indígenas.

Aunque esa versión es rechazada por el gobierno mexicano, los partidarios de que tienen su origen en el pan de las ánimas hacen hincapié en que los ingredientes con los se prepara el pan de muerto, llegaron de España, como el trigo, el azúcar, la leche, la mantequilla, los huevos y la esencia de naranja.

Como haya sido su origen, hoy en día, el pan de muertos, es un elemento característico en las ofrendas o altares para honrar y recordar a los difuntos en México, y que los migrantes mexicanos han llevado por donde quiera que han ido.

Pan de muerto para la familia

Ese es el caso de Laura Lonergan, una madre de familia de origen mexicano, que vive en la ciudad de Palmdale al norte de Los Ángeles, con su esposo y sus dos hijas, y quien lleva alrededor de 14 años preparando pan de muerto.

“Lo hago para la familia, y para compartirlo con mis amigas; y mi esposo, lleva también para sus compañeros en el trabajo”, dice.

Laura confía que se sintió motivada a hacer el pan de muertos porque en México se dedicaba a la repostería.

Al emigrar a California, le entró la nostalgia y se puso a preparar el pan de muertos.

Dice que ella prepara su pan de muertos con ingredientes de primera calidad: harina, azúcar, levadura, sal, leche, huevos, margarina, mantequilla, un poco de anís y ralladura de naranja y limón.

“A mis hijas les encanta y siempre me están preguntando ‘cuándo vas a hacer pan de muertos’; y desde septiembre me lo empiezan a pedir”.

Pero además revela que ella comparte su pan de muertos con sus grupos de amigas.

“Me hace muy feliz compartirlo, y a mis hijas de 18 y casi 16 años, ya voy a empezar a enseñarles cómo hacerlo”.

Dice que su esposo se pone también feliz de compartir el pan de muerto que ella prepara en casa con sus compañeros de trabajo.

“Yo no tengo planes de vender pan de muerto, lo hago solo para mi familia y amigos; y eso me permite mantener la unión con ellos. Lo preparo por el amor a mi familia y amistades, y simplemente por el gusto de compartir algo de nuestras tradiciones mexicanas por el Día de Muertos”.