“Si gana Trump, estoy en peligro”: el miedo de los indocumentados en EE.UU. por la amenaza de las deportaciones masivas
Nora tiene pesadillas desde que piensa que puede ser deportada. Sus hijas Christell y Leah están dispuestas a abandonar EE.UU. para mantener a la familia unida
Por las noches Nora sueña con una casa oscura y desconocida. No es el sitio donde vive en Miami, tampoco el hogar que dejó en Nicaragua hace 24 años. Esta casa se encuentra en los confines de su temor más profundo: la deportación.
“¿Qué hago yo aquí? ¿Por qué me vine para acá?”, se pregunta dentro de aquella casa en la que descubre que nada le pertenece, una pesadilla que se repite cada noche desde que comenzó la recta final de la campaña presidencial en Estados Unidos.
Aunque sus dos hijas son ciudadanas estadounidenses, Nora es indocumentada. Y si el candidato republicano, Donald Trump, gana las elecciones, podría verse obligada a volver a Nicaragua.
“Mis hijas no pueden pedirme ante Migración, porque entré de forma irregular por la frontera sur”, afirma después de acordar que su identidad verdadera se mantenga anónima. “Qué difícil es pensar en volver a casa sin saber si podré regresar acá”.
La definición de casa como el espacio donde se construyen las memorias familiares es el tema diario de conversación entre Nora, de 47 años, su esposo y sus hijas Christell y Leah, de 30 y 19. Discuten qué harán si Trump resulta electo y cumple la promesa electoral de emprender la deportación masiva de indocumentados.
“Nos sentamos a hablar, porque hay mucha ansiedad y mucho miedo”, cuenta Nora.
“Mis hijas me han dicho que, si tomo la decisión de marcharme de Estados Unidos, ellas se irían conmigo”.
Un millón para empezar
JD Vance, el compañero de fórmula de Trump como aspirante republicano a la vicepresidencia, dijo en una entrevista con el canal ABC que la deportación masiva de migrantes podría comenzar con un millón de personas indocumentadas.
Aunque expertos en legislación migratoria cuestionan el costo y la factibilidad de esta propuesta, la campaña republicana insiste en un lema que resume el punto de partida de un posible gobierno de Trump frente a la migración: “¡Deportaciones masivas ahora!”.
Cerca de 11 millones de migrantes indocumentados vivían en Estados Unidos hasta 2022, según la información más reciente publicada por el Departamento de Seguridad Nacional.
Casi la mitad de esta población proviene de México, seguida por Guatemala, El Salvador y Honduras.
Los migrantes indocumentados representan 3,3% de los habitantes de Estados Unidos y al menos 8.3 millones son trabajadores, de acuerdo con el instituto de investigación Pew Research Center.
La mayoría de los migrantes indocumentados se concentran en seis estados: California, Texas, Florida, Nueva York, Nueva Jersey e Illinois.
Sin embargo, el Pew Research Center advierte que este panorama puede haber cambiado durante los últimos dos años debido a tres factores que aún no se reflejan en las estadísticas oficiales:
- La cifra récord de más de 2 millones de arrestos en la frontera con México.
- El incremento de más de 1 millón de solicitudes de asilo.
- La llegada de 500,000 migrantes beneficiados por permisos humanitarios (parole) provenientes de Cuba, Venezuela, Haití y Nicaragua.
“Quieren quitarme a mi mamá”
En el año 2000, cuando Nora se quedó sin empleo después de que el huracán Mitch devastara su pueblo en Nicaragua, la decisión más difícil no fue emigrar a Estados Unidos junto con su esposo.
Lo más doloroso fue dejar a su hija Christell, quien tenía 6 años en aquel momento, con la abuela.
A la pareja le tomó cuatro años juntar el dinero necesario para sacar a Christell de Nicaragua y llevarla a EE.UU. Un año después nació su segunda hija, Leah, en Miami.
Durante su primer gobierno (2017-2021), Trump respondió al repunte en la entrada irregular de migrantes por la frontera sur con una orden polémica: separar a los padres de sus hijos para disuadir a las familias de emigrar hacia EE.UU. sin seguir lo marcado por la ley.
Aquella situación sembró tanto miedo en la casa de Nora, que su hija Leah se ofreció a defenderla públicamente de la amenaza de ser deportada, aunque solo tuviera 12 años.
Leah Cayasso se convirtió en redes sociales en “Leah, la activista” (@LeahTheActivist) y se identificaba a sí misma como una “orgullosa hija de migrantes”.
“Quieren quitarme a mi mamá”, dijo Leah desde una tarima durante un acto contra la política migratoria de Trump en 2018, cerca de la Casa Blanca en Washington DC.
“No me gusta vivir con este miedo. No puedo dormir. No puedo estudiar. Estoy estresada”, afirmó entre lágrimas ante una audiencia que le pareció multitudinaria.
“Tengo miedo de que se lleven a mi mamá mientras está en el trabajo, conduciendo o en casa”, expresó en aquel momento.
Seis años después de aquella experiencia, Leah ya no hace activismo, aunque respalda la lucha de su madre por encontrar una alternativa para obtener la ciudadanía.
“Yo tenía las esperanzas de una chica muy joven que no entendía muy bien lo que estaba pasando”, cuenta Leah en una llamada telefónica.
“Fue difícil no ver resultados y hasta cierto punto perdí un poco la esperanza.
“Ahora que comprendo la situación, creo que la mejor opción para mi mamá es que se apruebe un TPS para los nicaragüenses”.
La opción de un TPS
El estatus de protección temporal, conocido como TPS por sus siglas en inglés, brinda una protección a los ciudadanos que no pueden regresar de forma segura a sus países, como es el caso de Cuba, Haití o Venezuela.
El Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. ofrece TPS a los ciudadanos de países que afrontan tres “condiciones temporales”: conflictos armados, desastres naturales o sanitarios (como epidemias) u otras circunstancias “extraordinarias”.
En vista de que el perfil de Nora no se ajusta a las condiciones que exige Estados Unidos para optar por el permiso humanitario para los nicaragüenses, considera que la opción más expedita para lograr su legalización es un TPS.
“En estos 24 años que llevo en Estados Unidos, en los que he trabajado y he pagado impuestos, no ha habido ningún otro mecanismo para que yo cambie de estatus”.
Sin embargo, el escenario de obtener ese beneficio bajo un gobierno republicano le parece imposible. “Si gana Trump, estoy en peligro”.
Las nuevas votantes
Christell y Leah votaron por primera vez en estas elecciones.
Christell tiene esperanzas de que la candidata demócrata, Kamala Harris, “haga algo a favor de los migrantes” si gana los comicios.
En un encuentro con electores transmitido por el canal Univision hace dos semanas, Harris fue interrogada por la hija de una mujer latina indocumentada que falleció sin encontrar un camino legal hacia la ciudadanía.
“¿Usted tiene algún plan para apoyar a ese subgrupo de migrantes que han estado aquí toda su vida, o la mayor parte, y tienen que vivir y morir en las sombras?”, le preguntó a Harris mientras lloraba.
La aspirante demócrata lamentó su dolor y recordó que Biden presentó un proyecto de ley ante el Congreso al inicio de su gobierno para ofrecer salidas legales a los indocumentados, pero no logró el apoyo de los republicanos para su aprobación.
“Tenemos un sistema migratorio quebrado”, subrayó varias veces.
Durante la campaña, Harris ha prometido que buscará agilizar el proceso de asilo y abrir vías legales para que los indocumentados tramiten la ciudadanía.
Sin embargo, también ha señalado que reforzará las restricciones en la frontera sur para impedir la llegada de nuevos migrantes irregulares.
Mientras Nora se mantiene en vela después de sus pesadillas y Christell advierte que marcharse de Estados Unidos es “una decisión difícil de tomar”, Leah se aferra a una certeza: “Haremos lo que sea por mi mamá”.
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