“Voy a morir como un perro”: Dominique Pelicot habló sobre las violaciones que sufrió su esposa

El juicio en contra de Dominique Pelicot en una corte del sur de Francia volvió a atraer la atención de los medios internacionales, debido a que el acusado de drogar a su esposa y permitir que decenas de hombres la violaran durante años subió al estrado.

“Nunca debí hacer esto, voy a morir como un perro”, declaró Pelicot al reiterar sus disculpas por todo el dolor causado a su esposa y a sus hijos, a pesar de que reconoce que no será suficiente. “Mis hijos prefieren llevar el apellido de otro”, añadió.

En total, 51 acusados de entre 26 y 74 años fueron juzgados durante más de dos meses, la mayoría por haber violado a Gisèle Pelicot, de 71 años, quien fue sedada previamente con ansiolíticos por su ahora exesposo, quien también la violaba.

“Debo admitir que someter a una mujer insumisa era mi fantasía, por puro egoísmo, sin hacerla sufrir”, declaró el acusado frente al tribunal penal de Vaucluse.

Dominique también dijo que la única esperanza que le queda es que su hija “pueda tener la prueba” de que, en contra de lo que ella cree, no la drogó y violó, como sí hizo con su madre.

Darian, hija de la pareja y quien lloraba mientras su padre insistía en pedirle perdón, está convencida que también la drogó para abusar de ella, ya que entre los archivos que le decomisó la policía había fotografías en las que aparecía desnuda y aparentemente dormida.

“Juicio a la cobardía”

En tanto, Florian Pelicot, el hijo menor, aseguró que se sentiría “aliviado” si descubriera que Dominique no es su padre. “Fui testigo de lo que vivieron después de descubrir este desastre. No imaginaba hasta qué punto, lo siento mucho por ellos”, indicó.

Finalmente, Dominique, quien podría ser condenado hasta a 20 años de cárcel, reconoció que era un “adicto al sexo” y ha lamentado que morirá solo porque, más allá de su abogada, Béatrice Zavarro, nadie le apoya.

Ese mismo día Gisèle Pelicot se encaró con los 51 acusados de haberla agredido sexualmente durante años, incluido su exmarido, y señaló que se trata del “juicio a la cobardía”.

“Siento rabia hacia estos hombres porque en ningún momento pararon, en ningún momento denunciaron. Vinieron a satisfacer sus pulsiones sexuales. Podían parar en todo momento y ni uno solo denunció. Eso llama la atención”, sentenció.

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