Texas registra el primer caso de dengue en el año

Texas registra su primer caso de dengue autóctono en 2024, en un año récord de casos desde 2002. Autoridades instan a reforzar la prevención contra mosquitos

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Crédito: Niny2405 | Shutterstock

Texas ha registrado el primer caso de dengue transmitido localmente en 2024, un hecho que coincide con el número anual más alto de casos reportados en el estado desde 2002. El Departamento de Servicios de Salud del Estado de Texas (DSHS) confirmó que el caso corresponde a un residente del condado de Cameron, el área más al sur de Texas, lo que subraya la creciente preocupación por el impacto del dengue en la región.

El dengue, un virus transmitido por mosquitos que prolifera en regiones tropicales y subtropicales, ha mostrado un aumento significativo en todo el mundo durante 2024. Texas, por su parte, reporta hasta la fecha 106 casos relacionados con viajes, incluyendo una muerte. Según las autoridades, esta cifra destaca la necesidad urgente de fortalecer las medidas de prevención y control.

El virus es endémico en regiones como el Caribe, América Central y del Sur, Asia, África y el Pacífico Sur, pero también afecta a áreas como Texas, especialmente en condados cercanos a la frontera con México. Desde 2013, se han registrado 665 casos de dengue en el estado, de los cuales 40 fueron adquiridos localmente, principalmente en los condados de Cameron, Hidalgo, Starr, Val Verde, Webb y Willacy.

El DSHS alerta que los mosquitos vectores del dengue, activos durante los meses más cálidos, continúan representando una amenaza durante noviembre y diciembre en gran parte del estado. Esto subraya la importancia de implementar medidas preventivas para reducir el riesgo de transmisión.

El dengue generalmente causa síntomas en aproximadamente el 25% de las personas infectadas. Entre tres y catorce días después de la picadura de un mosquito portador, los pacientes pueden experimentar fiebre, dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos, sarpullido, dolor de cabeza y molestias detrás de los ojos. Aunque la mayoría de los afectados se recupera en dos semanas, una de cada veinte personas desarrolla una forma grave de la enfermedad que puede resultar mortal si no se recibe tratamiento adecuado.

Los funcionarios de salud insisten en la necesidad de adoptar medidas de protección, como el uso de ropa de manga larga, repelentes de insectos y la eliminación de agua estancada, que sirve como criadero para los mosquitos. Además, se recomienda precaución al viajar a países donde el dengue es endémico, ya que muchas infecciones en Texas han estado vinculadas a viajes internacionales.

El impacto del dengue no solo se limita a sus implicaciones de salud pública. El aumento en los casos también refleja un desafío ambiental. El cambio climático, que ha prolongado las temporadas de mosquitos y expandido su hábitat geográfico, contribuye significativamente al incremento de enfermedades transmitidas por vectores en estados del sur como Texas.

La detección del dengue autóctono este año resalta la necesidad de mantener una vigilancia epidemiológica robusta, especialmente en zonas con antecedentes de transmisión local. Las autoridades sanitarias trabajan para prevenir futuros brotes mediante la identificación rápida de casos y la implementación de estrategias para reducir las poblaciones de mosquitos.

Aunque Texas ha avanzado en el manejo de enfermedades transmitidas por vectores, los expertos advierten que el dengue seguirá siendo un desafío a medida que los mosquitos amplíen su alcance. En este contexto, el caso en Cameron actúa como un recordatorio de la necesidad de educación continua para que los residentes tomen medidas proactivas.

El DSHS enfatiza que, aunque los avances en la prevención y el tratamiento han mejorado los resultados para los pacientes, la clave para combatir el dengue radica en esfuerzos colectivos para limitar las oportunidades de transmisión. Este llamado incluye desde acciones individuales, como el uso de barreras físicas y repelentes, hasta intervenciones a nivel comunitario, como la gestión del agua estancada.

Con los mosquitos activos durante los últimos meses del año, el desafío para las autoridades es doble: controlar la propagación del dengue en el corto plazo y preparar estrategias sostenibles para mitigar su impacto a largo plazo.

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