“Estoy entero”, dijo Lula al salir del hospital tras cirugía
El presidente de Brasil agradeció a Dios por cuidarlo "tan generosamente" luego de ser operado por un hematoma cerca del cerebro
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió el alta y abandonó el hospital de Sao Paulo donde convalecía desde que fue operado el martes de emergencia por una hemorragia intracraneal.
“Estoy aquí entero (…) volviendo a casa tranquilo”, dijo el mandatario de 79 años en una rueda de prensa de su equipo médico en el Hospital Sirio-Libanés.
Lula fue operado con éxito el martes 10 de diciembre en Sao Paulo por un hematoma cerca del cerebro derivado de un golpe sufrido hace casi dos meses.
Dos días después se sometió a una nueva intervención complementaria, prevista según los médicos, para minimizar el riesgo de nuevos sangramientos.
El mandatario podrá retomar sus actividades, aunque los próximos 15 días serán de “más cuidado”, dijo en rueda de prensa el cardiólogo Roberto Kalil.
Lula deberá seguir en casa en Sao Paulo hasta el jueves 19 de diciembre, cuando se someterá a una tomografía de control. Luego podrá volver a Brasilia y continuar su agenda de compromisos.
“La única restricción es el ejercicio físico”, dijo Kalil. Otra de sus médicos, Ana Helena Germoglio, afirmó que la recuperación de Lula “superó extremadamente lo esperado”.
Conocido por su ritmo frenético de trabajo, el referente de la izquierda latinoamericana irrumpió sin aviso en la rueda de prensa y se acercó a los micrófonos, caminando sin asistencia junto a su esposa Rosangela ‘Janja’ da Silva.
Agradeció a Dios por cuidarlo “tan generosamente” tras el nuevo incidente, que se suma a un historial de problemas de salud, como un cáncer de laringe en 2011 y una operación de cadera en 2023.
Vestía una chaqueta y un sombrero para tapar las secuelas de la cirugía, pero en una entrevista más tarde al canal Globo, el mandatario se descubrió la cabeza para mostrar dos curas al frente y detrás del cráneo.
Aunque se lamentó de dolores en la cabeza, el casi octogenario afirmó tener “la energía de un treintañero y la fuerza de un veinteañero”, un lema repetido en su campaña.
“Nunca pienso que voy a morir, pero tengo miedo, entonces necesito cuidar la disciplina”, dijo, añadiendo que no viajará a la playa para pasar las fiestas de fin de año, un hábito de muchos brasileños.
Y confirmó que podrá realizar su próximo viaje internacional planeado, una visita a Japón en marzo.
“Confieso que me asusté”
La emergencia médica de Lula comenzó el lunes cuando se quejó de dolores de cabeza. “Yo sentía que mis pasos se ralentizaban, tenía los ojos enrojecidos y mucho sueño”, dijo a los periodistas.
Luego de que una tomografía detectó una “hemorragia intracraneal” fue trasladado de emergencia al Hospital Sirio-Libanés, el mejor centro de salud del país.
“Confieso que me asusté por el volumen de crecimiento del líquido en mi cabeza. Quedé preocupado por la urgencia” de llevarlo al hospital, dijo el presidente.
La situación era “extremadamente grave”, dijo el médico Roberto Kalil al canal Globo. “Existía el riesgo de que sucediera lo peor”.
La hemorragia que obligó a su hospitalización es producto de la caída que sufrió el 19 de octubre, en la que se golpeó la parte trasera de la cabeza.
El accidente ocurrió cuando se cortaba las uñas de las manos sentado sobre un banco en el baño de la residencia presidencial en Brasilia, detalló este domingo, señalando que el golpe le hizo “bastante daño” en la cabeza.
En las semanas siguientes, canceló viajes al exterior, pero mantuvo sus compromisos en Brasil y el 18 y 19 de noviembre fue anfitrión de la cumbre del G20 en Río de Janeiro.
Su hospitalización esta semana, sin embargo, generó dudas sobre la capacidad de Lula para atender los asuntos públicos e incluso la posibilidad de concurrir nuevamente a las presidenciales en 2026.
Buscando cortar de frente esas especulaciones, hizo declaraciones políticas aún en el hospital, comparando el gobierno de su antecesor, el Jair Bolsonaro (2019-2022), a una “plaga de langostas”.
También denunció al general Walter Braga Netto, exministro y aliado de Bolsonaro, que fue detenido el sábado en una investigación, que involucra al exmandatario y otros aliados, sobre una supuesta tentativa de golpe de Estado para impedir la asunción del izquierdista.
Si son hallados culpables “deberán ser castigados severamente”, afirmó Lula.
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