Traumas infantiles influyen en la salud mental de adolescentes
El trauma infantil aumenta el riesgo de trastornos mentales en adolescentes de países con bajos y medianos ingresos. La prevención es clave
Un estudio reciente ha arrojado datos sobre el impacto del trauma infantil en la salud mental de los adolescentes, particularmente en aquellos que viven en países con bajos y medianos ingresos.
La investigación, realizada por un equipo de científicos del Reino Unido y Brasil, se centra en la ciudad brasileña de Pelotas y demuestra cómo la exposición temprana a traumas puede generar trastornos psiquiátricos persistentes en la adolescencia, afectando profundamente el bienestar emocional de los jóvenes.
El estudio se basa en la cohorte de nacimientos de Pelotas, que ha seguido a más de 4.000 niños nacidos en 2004 en esta ciudad ubicada en el sur de Brasil. Desde su nacimiento, los investigadores han seguido de cerca el desarrollo de estos niños hasta los 18 años, con el objetivo de comprender cómo las experiencias traumáticas en la infancia influyen en la salud mental a lo largo del tiempo.
El artículo, que se publicó en The Lancet Global Health, señala que el trauma infantil está estrechamente vinculado con el aumento de trastornos mentales durante la adolescencia.
Los hallazgos del estudio afirman que a los 18 años, un 81% de los adolescentes de la cohorte había experimentado algún tipo de trauma, como ser testigos de crímenes violentos, sufrir abuso o enfrentar negligencia.
Esta alta prevalencia de trauma sugiere que el entorno social y familiar en el que crecen muchos niños de Pelotas está marcado por situaciones de violencia y estrés. El análisis mostró además que aquellos jóvenes que experimentaron múltiples tipos de trauma tienen una probabilidad significativamente mayor de desarrollar problemas mentales, especialmente trastornos de ansiedad, del estado de ánimo y conductuales.
Experiencias traumáticas
Un dato del estudio es que, a los 18 años, un tercio de los trastornos mentales observados en los adolescentes podrían atribuirse directamente a experiencias traumáticas vividas en la infancia.
Esta conclusión subraya la importancia de abordar el trauma infantil desde una perspectiva de salud pública, especialmente en países con ingresos limitados, donde las circunstancias socioeconómicas y la falta de acceso a servicios de salud mental adecuadamente financiados y organizados agravan el problema.
En Pelotas, se ha estado trabajando en la implementación de un programa llamado Pacto de Pelotas por la Paz desde 2017. Este programa, centrado en la reducción de la violencia y la mejora de la seguridad pública a través de proyectos enfocados en la salud, la educación y el sistema de justicia penal, ha mostrado algunas mejoras en los índices de criminalidad en la región.
Sin embargo, aún se necesitan más estudios para determinar si este tipo de iniciativas también tiene un impacto positivo en la salud mental de los adolescentes expuestos a situaciones traumáticas.
Los investigadores coincidieron en la necesidad urgente de estrategias preventivas para reducir la exposición al trauma. Fairchild destacó que los jóvenes que han sido víctimas de trauma tienen un riesgo mucho mayor de padecer trastornos como depresión, ansiedad, TDAH, e incluso comportamientos antisociales graves.
“La prevención debe ser una prioridad, pero también es crucial proporcionar un apoyo más eficaz para aquellos niños y adolescentes que ya han vivido situaciones traumáticas”, comentó.
Este estudio pone de relieve la necesidad urgente de aumentar la conciencia sobre el trauma infantil y su impacto en la salud mental, especialmente en contextos de alta vulnerabilidad socioeconómica. Mientras tanto, iniciativas como el Pacto de Pelotas por la Paz podrían convertirse en modelos a seguir para otras regiones que buscan enfrentar este desafío de manera integral.
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