La difícil tarea de rastrear imágenes de abusos a niños en internet para que sean eliminadas
Mabel tiene que mirar contenido perturbador sobre abusos a menores en internet para eliminarlo de la red y atrapar a los que lo difunden

Mabel recibe sesiones mensuales de asesoramiento y apoyo para su bienestar que le ayudan a sobrellevar las imágenes que ve. Crédito: BBC
En casa es una abuela cariñosa que disfruta pasando tiempo con sus nietos. Pero en el trabajo, Mabel tiene que ver los abusos sexuales a menores más “abominables” que se encuentran en internet.
Trabaja para una de las pocas organizaciones autorizadas a buscar de manera exhaustiva contenido de carácter sexual en línea, con el fin de ayudar a la policía y a las empresas tecnológicas a eliminar las imágenes.
La Internet Watch Foundation (IWF) ayudó a borrar el año pasado la cifra récord de casi 300.000 páginas web, en las que había un número récord de imágenes generadas con inteligencia artificial (IA), un material que se ha multiplicado casi por cinco.
“El contenido es horrible, algo que en primer lugar no debería haberse creado nunca”, afirma Mabel (nombre ficticio), que es una exagente de policía británica.
“Nunca te vuelves inmune a ello, porque al fin y al cabo todos son víctimas infantiles, es aborrecible”.
Ella está expuesta a algunas de las imágenes más depravadas y horribles en internet, pero asegura que su familia es su principal motivación para desempeñar su función de analista.
La exagente originaria del norte de Gales se define a sí misma como una “disruptora” y afirma que le gusta hacer frente a las bandas criminales que comparten videos e imágenes de abusos para ganar dinero.
Contra las mafias
Los analistas de la fundación gozan de anonimato para estar a salvo de quienes se oponen a su trabajo, como las bandas delictivas.
“No hay muchos trabajos en los que vayas a trabajar por la mañana y hagas el bien todo el día, y además molestes a gente muy mala, así que yo estoy en lo mejor de ambos mundos”, dice Mabel.
“Cuando elimino una imagen, impido físicamente que la gente con malas intenciones acceda a ella. Tengo hijos y nietos, y solo quiero hacer de internet un lugar más seguro para ellos”, continúa.
“A mayor escala, colaboramos con las fuerzas del orden de todo el mundo para que puedan investigar y quizá poner a raya a las bandas”.

La IWF, con sede en Cambridge (Reino Unido), es una de las tres únicas organizaciones del mundo autorizadas para buscar activamente contenidos de abusos a menores en línea. El año pasado ayudó a retirar 291.270 páginas web que contenían miles de imágenes y videos.
La fundación también asegura que este año ayudó a retirar casi cinco veces más imágenes de abusos sexuales a menores generadas por IA que el año pasado.
A Tamsin McNally, la jefa de un equipo de 30 analistas, le cuesta ver las imágenes. Pero sabe que su trabajo ayuda a proteger a los niños: “Marcamos la diferencia y por eso lo hago”, afirma.
“El lunes por la mañana entré en la línea de atención telefónica y teníamos más de 2.000 denuncias de ciudadanos que decían haberse topado con este tipo de imágenes. Recibimos cientos de informes cada día. Espero de verdad que todo el mundo se dé cuenta de que esto es un problema y ponga de su parte para evitar que suceda”, señala.
“Desearía que mi trabajo no existiera, pero mientras haya espacios en internet, por desgracia, seguirán siendo necesarios empleos como el mío. Cuando le cuento a la gente lo que hago, a menudo no pueden creer que este trabajo exista. Y en segundo lugar dicen ‘¿por qué querrías hacer eso?'”.

Protección de su salud
Muchas empresas tecnológicas que realizan moderación han sido demandadas por empleados que afirman que su trabajo ha destruido su salud mental.
Pero la IWF afirma que los analistas de la organización tienen asesoramiento mensual obligatorio, reuniones de equipo semanales y apoyo regular para su bienestar.
La fundación sin fines de lucro también tiene directrices estrictas que garantizan que los teléfonos personales no estén permitidos en la oficina y que nada pueda sacarse de ahí, incluidos los correos electrónicos.
A pesar de haber solicitado trabajar allí, Manon (nombre ficticio) no estaba segura de poder hacerlo.
“Ni siquiera me gusta ver películas de terror, así que no sabía si sería capaz de hacer el trabajo”, explica la mujer del sur de Gales.

“Pero el apoyo que recibes es tan intenso y amplio que te tranquiliza. Lo mires por donde lo mires, estás haciendo de internet un lugar mejor y no creo que haya muchos trabajos en los que puedas hacer eso todos los días”, dice.
Manon estudió lingüística en la universidad, que incluía estudios sobre el lenguaje en línea y el acoso sexual, lo que despertó su interés por el trabajo de la fundación.
“Los delincuentes pueden describirse como su propia comunidad, y como parte de ella tienen su propio lenguaje o código que utilizan para ocultarse “, explica Manon.
“Poder aplicar lo que aprendí en la universidad para luego ponerlo en un escenario en el mundo real y ser capaz de encontrar imágenes de abusos sexuales a menores y desbaratar a esa comunidad es realmente satisfactorio”.

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