Volkswagen admite errores en sus primeros eléctricos
Entre ellos, un exceso de futurismo en los diseños y decisiones de ergonomía poco prácticas. La compañía asegura que esos fallos serán corregidos

La familia ID de Volkswagen. Crédito: Volkswagen. Crédito: Cortesía
Volkswagen fue una de las compañías que se lanzó con más fuerza a mostrar una nueva identidad visual para sus vehículos eléctricos. Sin embargo, hoy, tras varios años de experiencia, la propia marca admite que no todo salió como se esperaba.
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En una entrevista con el medio alemán Auto Motor und Sport, Andreas Mindt, jefe de diseño de Volkswagen, reconoció abiertamente que se cometieron “errores” en los primeros modelos eléctricos de la compañía.
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Estas declaraciones abren una ventana poco común a la autocrítica en una industria en la que, con frecuencia, las decisiones de diseño son defendidas incluso ante el rechazo del público.
Un futurismo que no convenció a todos
Cuando Volkswagen presentó sus primeros modelos de la familia ID, lo hizo bajo la premisa de que debían diferenciarse radicalmente de los autos de combustión. El objetivo era atraer a los “pioneros” de la movilidad eléctrica, clientes que buscaban un producto innovador y distinto.
“Desde Volkswagen desarrollamos nuestros primeros coches eléctricos para los llamados pioneros, aquellos que prueban algo por primera vez, en este caso la electromovilidad”, explicó Mindt. Esa visión llevó a la compañía a apostar por un estilo futurista y rupturista.
El problema es que lo que parecía atractivo en teoría, terminó generando inconvenientes en la práctica. “Dado que un coche eléctrico no tiene motor de combustión, sino un pequeño motor eléctrico, no requiere un capó. Y este puede hacerse muy corto, lo que supone sumar un parabrisas largo e inclinado. Esa era la idea hace siete u ocho años”, reconoció el directivo.

El resultado fue un diseño llamativo pero con consecuencias no previstas: “Cuando brilla el sol, el coche se calienta muy rápido. Y esto es una gran desventaja, porque la energía disponible en un coche eléctrico es limitada y supone que tengo que refrigerar el interior con la energía que realmente necesito para conducirlo. Hemos tenido que aprender eso con los años, y estos procesos de aprendizaje ocurren constantemente”.
Redefiniendo la identidad Volkswagen
Para Mindt, el futuro de los eléctricos de la marca no está en experimentar con conceptos extraños, sino en reforzar la identidad histórica de Volkswagen y adaptarla al nuevo contexto tecnológico.
“A partir de ahora, nuestros coches eléctricos estarán más alineados con el diseño de la marca en el futuro”, aseguró. El directivo subrayó que la labor de los diseñadores será “dar más carácter a los coches”.
Ese carácter, añadió, debe construirse en torno a la esencia del grupo: “Sobre todo, tenemos que extraer […] de nuestra identidad, de la identidad de Volkswagen […] Para mí, la mejor orientación es comparar las marcas dentro del grupo. El Porsche es el más rápido de todos”, dijo.
“El Lamborghini es el más agresivo de todos. El Cupra es el más genial de todos. ¿Y qué somos nosotros? […] tenemos la oportunidad de ser los más agradables. Si lo implementamos correctamente, tendremos autos excelentes que los clientes disfrutarán conduciendo”, añadió.
Estas palabras muestran que Volkswagen no busca competir con la radicalidad de Lamborghini ni con la deportividad extrema de Porsche, sino con una propuesta accesible, funcional y agradable, que encaje con la filosofía que ha hecho de la marca alemana un referente global.
La polémica de los botones táctiles
Más allá de las decisiones de diseño exterior, uno de los puntos más criticados en los primeros eléctricos de Volkswagen fue la eliminación de botones físicos en favor de mandos táctiles. Aunque buscaban transmitir modernidad, la experiencia para los usuarios resultó incómoda.

El propio Mindt reconoció que fue un error y que la marca ya trabaja para corregirlo: “A partir del ID.2 -que ya no se llamará así-, tendremos botones físicos para las cinco funciones más importantes -volumen, calefacción a cada lado del coche, ventiladores y luces de emergencia- debajo de la pantalla principal. Estarán presentes en todos los coches que fabriquemos a partir de ahora. Nunca más volveremos a cometer este error. Y en el volante tendremos botones físicos”.
Con esta decisión, Volkswagen pretende recuperar la usabilidad que siempre caracterizó a sus modelos. Los clientes que buscan un eléctrico no necesariamente quieren prescindir de lo práctico, y la compañía ha entendido que la ergonomía es tan importante como la innovación tecnológica.
Los nombres también cambian
Otro aspecto que no terminó de convencer al público fue la nomenclatura de la gama ID. Aunque tenía sentido como estrategia de diferenciación, los nombres alfanuméricos fueron percibidos como fríos y poco memorables.
El propio CEO de Volkswagen, Thomas Schäfer, decidió que era momento de rectificar. “Los coches volverán a tener nombres propios. Esta pregunta surge precisamente con el lanzamiento al mercado de los nuevos modelos: ni el ID. 2All ni el ID. Every1 se llamarán así en la producción en serie. Es el camino correcto y lo anunciaremos cuando llegue el momento”, explicó Martin Sander, director de Ventas de la compañía.
De esta manera, Volkswagen busca reconectar emocionalmente con los clientes, retomando una tradición de modelos con nombres emblemáticos como Golf, Polo o Passat, que trascendieron generaciones.
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