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Project Suncatcher: La apuesta de Google para solucionar el mayor problema de la inteligencia artificial

Google quiere aprovechar una fuente de energía casi infinita para poder alimentar sus centros de dato

La idea de Google contempla el aprovechar la energía solar de una forma novedosa para aumentar drásticamente la producción de energía

La idea de Google contempla el aprovechar la energía solar de una forma novedosa para aumentar drásticamente la producción de energía Crédito: Shutterstock

En el mundo de la tecnología, estamos acostumbrados a las ideas locas, pero de vez en cuando llega una que nos obliga a detenernos y preguntarnos si estamos leyendo una noticia o el guion de una película de ciencia ficción. 

Google acaba de lanzar una de esas ideas con su “Proyecto Suncatcher”, un plan tan ambicioso que podría cambiar para siempre la forma en que alimentamos el futuro digital. La propuesta es simple en su concepto, pero monumental en su ejecución: enviar centros de datos al espacio para que se alimenten directamente de la energía inagotable del Sol.

El problema que Google intenta resolver es uno de los más grandes y silenciosos de la era de la inteligencia artificial: el consumo energético. Cada vez que usamos un modelo de lenguaje o un sistema de IA, se activan enormes infraestructuras que consumen cantidades masivas de electricidad. 

Este consumo no hará más que crecer, y la compañía cree que la solución no está en la Tierra, sino fuera de ella. Project Suncatcher propone crear constelaciones de satélites que funcionen como centros de datos orbitales, aprovechando una fuente de energía limpia, constante y abundante: el Sol.

¿Centros de datos en el espacio? Así funciona el Proyecto Suncatcher

La idea de Google no es lanzar edificios al espacio, sino desplegar una constelación de satélites compactos en la órbita baja terrestre. Cada uno de estos satélites estaría equipado con paneles solares y los potentes chips de Google especializados en IA, conocidos como TPU (Tensor Processing Unit). Estos satélites no estarían aislados; se interconectarían mediante enlaces ópticos láser de alta velocidad, creando una red de servidores en el espacio capaz de manejar decenas de terabits por segundo.

Para que el plan funcione, la ubicación es clave. Los satélites operarían en una órbita heliosincrónica, lo que significa que mantendrían una posición que les permitiría recibir luz solar de forma casi continua. Esto maximiza la generación de energía y reduce drásticamente la necesidad de grandes baterías, uno de los componentes más pesados y limitantes de los satélites tradicionales. En esencia, Google está diseñando una infraestructura digital fuera del planeta que podría igualar el rendimiento de los centros de datos terrestres, pero sin su enorme huella de carbono y dependencia de recursos como el agua y el suelo.

La energía del Sol como solución definitiva

La razón detrás de esta apuesta tan radical es la escala del problema energético de la IA. Los centros de datos en la Tierra ya generan preocupación por su gigantesco consumo eléctrico y la presión que ejercen sobre las redes locales. Google ha estado trabajando durante años para que sus operaciones sean más limpias, con el objetivo de funcionar con energía libre de carbono las 24 horas del día. Sin embargo, la demanda de la IA amenaza con superar los esfuerzos actuales. En el espacio, las reglas del juego cambian por completo.

En el espacio, la energía solar no solo es abundante, sino mucho más eficiente. Los paneles solares en órbita pueden ser hasta ocho veces más productivos que los que están en la superficie terrestre, ya que no se ven afectados por la noche, las nubes o la atmósfera. Esto permitiría alimentar los centros de datos espaciales casi sin interrupciones. Al trasladar una parte significativa de la computación de IA al espacio, Google no solo encontraría una fuente de energía limpia y constante, sino que también aliviaría la demanda sobre las redes eléctricas terrestres y minimizaría el impacto ambiental de sus operaciones.

Un futuro ambicioso, pero no tan lejano

Aunque suene a algo sacado de una novela futurista, Google va muy en serio con Project Suncatcher. La compañía, conocida por sus “moonshots” o apuestas audaces como la computación cuántica y los coches autónomos, ya ha puesto una fecha para el primer paso tangible de este proyecto. 

En colaboración con la empresa Planet, Google planea lanzar dos satélites prototipo a principios de 2027 para probar la viabilidad de la tecnología en condiciones reales. Ya han realizado pruebas exitosas en laboratorio, demostrando que sus chips TPU Trillium pueden resistir la radiación del espacio y que los enlaces ópticos pueden transmitir datos a velocidades de 1.6 Tbps.

Si estos experimentos tienen éxito y el costo de los lanzamientos espaciales sigue disminuyendo, Google estima que esta visión podría convertirse en una realidad para la década de 2030

De lograrlo, no solo se resolvería uno de los mayores dilemas de la inteligencia artificial, sino que se abriría un capítulo completamente nuevo en la búsqueda de energía limpia y en la forma en que concebimos la infraestructura digital. Sería un salto monumental que podría transformar no una, sino varias industrias a la vez, demostrando que a veces las soluciones más innovadoras para los problemas de la Tierra se encuentran mirando a las estrellas.

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