La otra cara de Ronda Rousey
La luchadora más famosa de la UFC ha tenido que vencer obstáculos increíbles en su vida para llegar al lugar que hoy ocupa dentro del deporte y la cultura popular de Estados Unidos
Ronda Rousey es tan buena dentro del octágono de lona y la jaula de metal, que ella es uno de los engranajes más importantes que mueven la impresionante maquinaria de publicidad y mercadotecnia de la UFC.
La luchadora estadounidense, oriunda de Los Ángeles, combina belleza y ferocidad, estética y agresividad, encanto y provocación.
Ronda es la mujer perfecta, aunque su vida no lo ha sido tanto.
Aquí te presentamos el largo y tortuosos camino de Ronda Rousey a la fama:
Problemas desde el primer día
Al momento de nacer, el cordón umbilical se enredó en su cuello y la falta de oxígeno en el cerebro causó que en su niñez tuviera problemas para desarrollar su capacidad de hablar. Fue hasta que cumplió cuatro años de edad que Ronda pronunció sus primeras palabras, y hasta que cumplió los seis años comenzó a emitir frases completas.
La tragedia de su padre
El fantasma del suicidio de su padre, cuando ella tenía apenas ocho años de edad, es algo que la perseguirá por siempre. Una rara enfermedad en la sangre evitó que el padre de Ronda pudiera recuperase de un accidente en el que se rompió la espalda, y al enterarse de que quedaría cuadripléjico, prefirió quitarse la vida.
Desamparada olímpica
Ronda ganó la medalla de oro para Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 en la modalidad de judo. El éxito olímpico no le trajo ningún beneficio económico, y siendo en ese entonces una joven que no había estudiado y sin experiencia laboral, le fue difícil subsistir como preparadora de bebidas en bares y restaurantes.
Duro camino al estrellato
No es que Ronda haya pisado por primera vez el octágono para convertirse de manera inmediata en la estrella que es ahora. En sus inicios, entrenaba por las noches y en el día tenía dos trabajos diferentes en los que ganaba el salario mínimo para poder mantenerse.
Nadie más dominante
Tras haber sorteado todo y cada uno de los obstáculos que la vida le ha presentado, Ronda es hoy, a sus 28 años de edad, la mujer más dominante en el espectro deportivo y un ejemplo de éxito para todos aquellos que la admiran por su belleza, valentía y espectacularidad dentro de la jaula de metal.