Editorial: Una verdad que sigue derrumbándose en Ayotzinapa
Los detalles de la detención de cuatro sospechosos aumentan las dudas sobre la versión oficial de la desaparición
A medida que se van conociendo detalles de la investigación sobre la desaparición de los 43 normalistas mexicanos ocurrida hace un año en Ayotzinapa, más sorprende el desparpajo con que el ex procurador mexicano, Jesús Murillo Karam, quiso cerrar el caso con la pomposa declaración de ser la “verdad histórica”, cuando todo apunta a un mentira colosal que supera toda historia.
La narrativa oficial que declara que los estudiantes cayeron en manos de narcotraficantes de Guerreros Unidos, quienes los mataron, quemaron sus restos en un basurero y dispersaron las cenizas en un río cercano, se basó principalmente en el testimonio de cuatro individuos, aunque hay más de un centenar de detenidos. Los documentos oficiales de la captura de Jonathan Osorio Cortez “el Jona”, Patricio Reyes Landa “el Pato”, Salvador Reza Jacobo ”el Chava” y Benito Vázquez Martínez, obtenidos por Animal Político a través de la ley de transparencia revelan hechos y coincidencias difíciles de creer.
Los documentos oficiales indican que los cuatro fueron capturados el mismo día, dos en el Estado de Guerrero y dos en el Estado de Morelos. La descripción de la detención y lo subsiguiente son prácticamente idénticas. En ambos casos, las autoridades vieron a individuos tomando alcohol en la calle, al ser identificados se les quiere detener, ellos quieren huir y “como estaban tomadas, tropezaron y cayeron al suelo”.
Cada uno de los reportes indican que las heridas de los detenidos se las hicieron entre ellos, porque “estaban borrachos” y en ambos casos los detenidos manifestaron “de forma espontánea” su pertenencia al cártel y su participación en la matanza y desaparición de los normalistas.
A estos reportes difíciles de creer, se le suma las dos investigaciones internacionales que rechazaron rotundamente la posibilidad de que los cuerpos hayan sido incinerados en el basurero de Cocula, para fulminar la versión oficial.
La única explicación posible para aceptar el reporte de las detenciones es la urgencia por dar un carpetazo al caso. Se está viendo el manejo irresponsable de la investigación y la pésima estrategia desde Los Pinos que subestimó esta matanza, creyendo que será como otras que caen en el olvido.
Los reportes son una burla al pueblo a los mexicanos y una estocada para las familias de los desaparecidos. El pobre consuelo es que la mentira de Ayotzinapa tiene cada vez las patas más cortas.