Comportamiento ejemplar en México
Cabe destacar la preparación de los mexicanos ante la amenaza del huracán .
Los hechos desconcertantes de los cambios climatológicos que se han dado últimamente en las costas del Pacífico de México y de los Estados Unidos se nos han explicado técnicamente por los que se dedican a eso. Pero a mi me queda la duda sobre si en el origen de todo ello, nosotros y nuestros descuidos contaminantes tienen algo que ver.
En el caso de California, durante muchos meses que abarcan varios años, se ha venido sufriendo una sequía que en algunos lugares llegó a los extremos de obligar un razonamiento del agua. Allí todo el mundo rezaba para que lloviera, y un buen día, llovió, pero lo que cayó del cielo, fue, según parece, toda el agua que no había caído durante años, toda en el mismo aguacero, lo cual causó estragos.
La importantísima carretera interestatal número 5 que va desde la frontera hacia el norte, pasando por Los Ángeles, se vio interrumpida en varios lugares por deslaves, y los repentinos ríos de agua y lodo que bajaban de las montañas causando mucho daños…y ha dejado de llover.
En el caso de México, apareció el impresionante huracán Patricia que de ser una tormenta tropical cuando estaba frente a las costas de Chiapas, se fue convirtiendo rápidamente en un huracán, pasando por todos los números hasta llegar a la categoría 5, el más potente que se ha registrado en el hemisferio occidental.
Ese huracán, contrariamente a lo que ha pasado con otros, no se desvió hacia el noroeste, sino hacia las costas mexicanas, pegando de lleno en Jalisco, Colima y Nayarit.
Los vientos de los huracanes giran alrededor de su “ojo” y en el caso de Patricia la circunferencia de su extensión era muy grande, por lo que esos vientos alcanzaron velocidades extraordinarias y amenazantes. Aunque se esperaba una tragedia gigantesca, el huracán, al tocar tierra, perdió fuerza rápidamente convirtiéndose en una “simple” tormenta tropical con mucha agua pero sin vientos peligrosos.
Toda la parte entre la costa y la Sierra Madre occidental quedó sumamente dañada, pero la enorme serranía desbarató los movimientos circulatorios del fenómeno meteorológico y con ello redujo la fuerza y los daños, dejando la mayoría de los destrozos en la franja costera.
El terrible riesgo que se corrió en México con este huracán dio oportunidad para que ese país luciera su capacidad organizativa contra los desastres naturales y lograra que con todo y todo no hubiera una sola victima y que en los lugares afectados no faltaran refugios, ni agua, ni comida, ni servicios médicos.
Merecen felicitación todas las dependencias gubernamentales que participaron, las organizaciones civiles, y el pueblo en general.