Un volcán demoledor podría salvar de la ruina a una isla del Caribe
Desde que empezó a lanzar gases y cenizas en 1995, el turismo en la isla de Montserrat cayó en picada. Ahora, un nuevo proyecto de energía geotérmica se propone cambiar la suerte de este territorio británico en el Caribe
El devastador volcán de la isla caribeña de Montserrat que ha convertido a dos tercios del terrotorio en una zona de exclusión y ha enterrado a la antigua capital bajo una capa de cenizas, podría ser la clave para su futuro.
Pruebas llevadas a cabo por expertos de Islandia mostraron que el volcán Soufriere Hills tiene un gran potencial para proveer de electricidad a este territorio británico ubicado al sureste de la isla de Puerto Rico mediante energía geotermal.
Esta económica fuente de energía verde no sólo abarataría las cuentas de electricidad para los habitantes de la isla, las más caras de todo el Caribe, sino que también estimularía la inversión externa al poner punto final a la inestabilidad y a los costos prohibitivos de los servicios.
También hay esperanzas de que la transición hacia una fuente de energía renovable y de bajas emisiones genere un aumento en el número de turistas que visitan este flamante “paraíso ecológico”.
Fase exploratoria
La energía geotermal se produce cuando el magma caliente fundido -empujado por las placas tectónicas- se eleva y calienta las rocas a su alrededor.
A medida que ese fluido caliente sube se lo puede aprovechar perforando pozos, y el vapor a alta presión que produce se puede utilizar para hacer girar turbinas y generar electricidad.
En 2013, se perforaron dos pozos de una profundidad de 2.900 metros con fines exploratorios y se encontraron temperaturas de 260ºC.
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La iniciativa -de US$13 millones- fue financiada por el Departamento de Desarrollo Internacional de Reino Unido (DfID) que acordó pagar por un tercer pozo para avanzar el proyecto.
Actualmente se está realizando un proceso de licitación y las obras comenzarán a comienzos de 2016.
Capacidad
Se estima que los dos pozos tienen una capacidad de producir 1,5 megavatios de energía cada uno, le explica a la BBC Graham Ryan, un experto que participa en la investigación.
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“Juntos es mucho más que los 1,7 megavatios que utiliza la isla”, añade.
“Lo mejor es reinyectar el fluido geotermal que se usa nuevamente en la reserva de agua. Esto significa que hay que usar uno de los pozos para ese propósito”.
Por esta razón, se necesita un tercero para suplir la actual demanda de la isla.
Islas vecinas
Montserrat ha estado investigando la posibilidad de aprovechar la energía de su volcán desde los años 70.
Lo que ocurre es que “es un riesgo gastar varios millones de dólares para perforar un pozo y luego darte cuenta de que no produce fluido”, señala Ryan.
San Vicente, Santa Lucía, Nieves y Dominica son algunas de que las están avanzando en este campo.
Pero en el caso de Montserrat se espera que el proyecto conduzca a la isla -de poco más de 100 Km2 y 5.000 habitantes- hacia una mayor autosuficiencia y una menor dependencia económica de Reino Unido.
En relación a las cuentas de electricidad, esta isla paga tarifas más elevadas que sus vecinos.
Islas vecinas como la de Santa Lucía también están avanzando en el campo de la energía geotermal.
La tarifa residencial ronda los US$0,50 por kilovatio-hora, mientras que la media regional es de US$0,33.
En Reino Unido, el promedio es de US$0,15.
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Por otra parte, Montserrat depende exclusivamente de la importación de combustibles fósiles para sus cinco antiguos y poco confiables generadores diésel, lo cual deja a la isla a merced de la fluctuación de precios.
En opinión de un portavoz de DfID, una reducción en las tarifas y una red eléctrica más estable “promoverá el establecimiento de nuevas industrias”.
Turismo
Otro beneficio de la energía geotermal, señala Ryan, es la posibilidad de emplear la energía sobrante en otras cosas como la refrigeración para secar productos agrícolas, lo cual a su vez contribuirá a aumentar el turismo.
“Montserrat podría convertirse en un sitio atractivo para vivir para la gente con conciencia ambiental y para las pequeñas industrias ecológicas”.
La crisis -que lleva ya dos décadas- comenzó en julio de 1995 cuando el volcán, inactivo por cientos de años- comenzó a expulsar gases y cenizas.
Una serie de erupciones -en un sólo mes en 1997 se registraron 75- enterraron a pueblos enteros y obligaron a dos tercios de la población a abandonar sus hogares.
Aunque la actividad ha disminuido en años recientes, no ha cesado.
Ahora el volcán, que nos recuerda los momentos más oscuros de la historia del país, podría cambiar para siempre el destino de esta isla.