A-Rod enfrenta un futuro sombrío
Rodríguez tiene un futuro incierto como beisbolista y el legado —que tanto estima— ha quedado mancillado sin remedio alguno.
NUEVA YORK.- En noviembre, durante una de las últimas audiencias de su apelación, Alex Rodríguez salió ofuscado de la sede del béisbol de Grandes Ligas en Park Avenue y se dirigió a una radioemisora de Nueva York para plantearle un desafío al comisionado Bud Selig.
Quería verlo “hombre a hombre” para hablar sobre su suspensión. Se refirió a Selig como aquel “individuo de Milwaukee”. La expectativa del tercera base de los Yanquis de Nueva York era enfrentarse al máximo jerarca de las mayores como si fuera el juego decisivo de una Serie Mundial.
Fue otro de los extraños episodios que marcaron el más reciente escándalo de dopaje en las Grandes Ligas.
También dejó en evidencia la coyuntura en la que “A-Rod” se encuentra: de ser el toletero que iba a purificar el récord de jonrones, a rogar por un mano a mano contra un “individuo” que está a punto de cumplir 80 años.
Acabó perdiendo estrepitosamente, aunque aún insiste en que seguirá peleando en otra trinchera legal.
El fallo del juez de arbitraje Fredric Horowitz dejó en 162 juegos la suspensión que Selig dispuso contra Rodríguez por su vinculación a la trama de dopaje de la clínica Biogenesis de Miami. Horowitz rebanó 49 juegos al castigo original, pero el número definitivo coincide exactamente con la cantidad de partidos que conforman una temporada regular.
Tampoco podrá jugar en caso que se clasifiquen a los playoffs sus Yankees de Nueva York, el equipo que le convirtió en el pelotero mejor pagado con un contrato de 275 millones de dólares por 10 años.
Estas son cinco interrogantes sobre Rodríguez tras el fallo de Horowitz.
Selig y por calle. Se trata de la suspensión más severa desde que en 2002 entró en vigencia el reglamento antidopaje en Grandes Ligas. Se les reprochará que apelaron a métodos cuestionables para obtener pruebas, pero Selig y sus lugartenientes ahora pueden presumir que sí han sabido plantar cara al consumo de sustancias para mejorar el rendimiento.
No es algo que le sirve para redimirse por los escándalos de la “Era de los Esteroides” en los que la culpabilidad puede asignarse a diversos actores: A la oficina del comisionado y los dueños por hacerse de la vista gorda, un sindicato de jugadores que en principio se opuso a las suspensiones y hasta sectores de la prensa que pasaron por alto lo que ocurría en los camerinos.
Para revertir la decisión de Horowitz, Rodríguez prometió recurrir a un tribunal federal. Según expertos, sus posibilidades de éxito son escasas.
“Es virtualmente imposible. El fallo del arbitraje será ratificado”, comentó el ex comisionado Fay Vincent, un egresado de la Escuela de Leyes de la Universidad de Yale.
La Corte Suprema ha fijado estándares que restringen la posibilidad de revocar la determinación de un árbitro.
Sin entrar de lleno en la jurisprudencia laboral estadounidense, se prevé que Rodríguez básicamente intentará argumentar que se quebrantó el contrato colectivo.
Jeffrey Kessler, abogado de la firma Winston & Strawn que tiene experiencia representando a atletas y gremios en varios deportes, señaló que existen fundamentos demasiado específicos y limitados para revertir el fallo de un árbitro. Por ejemplo, Rodríguez tendría que demostrar que Horowitz actuó parcialmente o que no se cumplió con el debido proceso.
Con un contrato que se extiende hasta 2017 y por el cual debe cobrar 61 millones de dólares para otras tres temporadas, Rodríguez tendría razones de sobra para seguir activo.
De hecho, según se contempla en el reglamento antidopaje, está habilitado para participar en los entrenamientos de pretemporada y hasta podría actuar en los juegos de exhibición en marzo, ya que estos no entran dentro de la sanción.
Lo cierto es que Rodríguez está en el ocaso de su carrera. Cumplirá los 40 años en julio de 2015. Si reaparece en esa campaña, lo haría tras un año entero sin jugar. No completa una temporada sin lesiones desde 2007.
La única nota positiva para Rodríguez en el fallo de Horowitz es que podrá percibir el 11,5 por ciento de su salario de este año, según informó a The Associated Press una fuente con conocimiento del dictamen. O sea, “A-Rod” podrá cobrar casi 2,8 millones de su salario de 25 millones.
A puertas cerradas, debe haber gente contenta en el Bronx. Nueva York ahora dispone de dinero adicional para seducir al lanzador japonés Masahiro Tanaka y otros agentes libres, manteniéndose por debajo del tope de los 189 millones en costo de nómina.
Pero las alternativas para reemplazar a Rodríguez en la antesala no entusiasman, con Mark Reynolds, Michael Young y Plácido Polanco. Mucho menos los jugadores que ya tienen en sus filas, como Eduardo Núñez, Kelly Johnson, Brendan Ryan, Dean Anna y el desertor cubano Ronnier Mustelier.
En su descargo tras conocerse la sanción, Rodríguez dijo que Grandes Ligas tiene la intención de acabar con los contratos garantizados —como él que el firmó— para la próxima negociación del contrato colectivo, en 2016.
Han transcurrido más de dos décadas desde la última paralización a raíz de un conflicto laboral, pero el gremio y su nuevo director ejecutivo Tony Clark temen que los dueños se presentarán dispuestos a reclamar sanciones más duras por dopaje, así como pedir cambios en cuanto al monto y duración de los contratos. Está difícil que los peloteros cedan terreno en el frente salarial, sobre todo en una época en que las arcas de los equipos están llenándose con montos récords por derechos de televisión y plataformas digitales.