Sentencia de tres años en prisión para exSheriff Baca “no es suficiente”
Según un abogado de derechos civiles, Baca tuvo dos caras: la pública donde aseguraba luchar contra el crimen, y la privada que permitió una cultura de tortura en las cárceles locales
El exsheriff del condado de Los Ángeles, Lee Baca fue sentenciado a pasar tres años en una prisión federal por los cargos de obstrucción, conspiración y mentir en torno a la investigación del FBI sobre los abusos en las cárceles a su cargo pero la condena no dejó satisfechos a los grupos que abogan por los presos y contra la violencia.
Lo salvó de haber recibido una condena de hasta cinco años —como su brazo derecho Paul Tanaka– su delicado estado de salud ya que padece Alzheimer en su etapa inicial y su largo historial de servicio público.
Baca, de 74 años, quien tuviera a su cargo el sistema de cárceles más grande del país, fue sentenciado por el juez Percy Anderson.
El mismo juez que presidió los juicios que llevaron a la condena de diez ex miembros del Departamento del Sheriff (LASD) involucrado en el esquema de obstrucción de la justicia.
“Baca sabía que hacía mal, y no tuvo empacho en usar su oficina para avanzar su propia agenda. La obediencia ciega a una cultura de corrupción tiene consecuencias serias”, dijo el juez Percy.
El exsheriff Baca deberá comenzar a cumplir con su sentencia el 25 de julio. Además tiene que pagar una multa por 7,500 dólares.
Con la sentencia de hoy termina un juicio que comenzó en marzo. Un jurado federal condenó a Baca por tres cargos: obstruir la justicia, conspiración y hacer declaraciones falsas a los investigadores federales.
Las evidencias presentadas en el juicio muestran que Baca fue la figura principal en la conspiración que involucró también a Tanaka y a 11 agentes que ejecutaban sus órdenes como golpear a los presos y luego cubrir los incidentes.
Como parte del esquema para obstruir la justicia, cuando Baca vio unas grabaciones de sus agentes confrontando a un agente del FBI, reaccionó diciendo: es la mejor carcajada que he tenido en mucho tiempo.
Renunció de manera repentina a su cargo en 2014 cuando se dieron cuenta que las cárceles eran investigadas. Se enteraron al encontrar un teléfono celular que usaba un preso informante para comunicarse con el encargado del FBI.
En marzo, Baca fue encontrado culpable.
Sentimientos encontrados
“Ninguna cantidad de tiempo es suficiente para todo el mal que muchos sufrieron a manos del departamento del Sheriff bajo su liderazgo”, dijeron a través de una declaración enviada a La Opinión, las organizaciones Dignity and Power Now y la Coalición para poner fin a la Violencia del Sheriff en las cárceles de Los Ángeles.
“Aunque la sentencia produce un sentimiento de justicia, queda una profunda sensación de insatisfacción”, dijeron.
“El sheriff Baca no solo le mintió al FBI sino a la comunidad que lo eligió cuando argumentó que la brutalidad expuesta contra los presos era justificada y la supervisión existente en las cárceles eran reglas de oro en transparencia”, agregaron
Dignity and Power Now, la organización mayormente responsable por la creación de la Comisión Civil de Vigilancia y la condena de Baca a través de la Coalición para poner fin a la Violencia en el Sheriff dijeron que todavía hay mucho trabajo por hacer para detener la corrupción y mala conducta que tiene lugar en el Departamento del Sheriff de Los Ángeles.
“Para evitar otro problema similar al de Baca, la Comisión Civil de Vigilancia debe contar con poder de comparecencia al Departamento del Sheriff para informar a la comunidad, hacer responsables a los agentes y mantener la violencia a raya”, subrayaron.
Sin bardas ni rejas
El abogado en derechos civiles Arnoldo Casillas, quien ha entablado y ganado cientos de demandas contra departamentos policías y del Sheriff en California, relacionadas con abusos policiales, consideró injusta la sentencia de tres años dada a Baca.
“Le dieron tres años por compasión porque sufre de Alzheimer y por sus años de servicio a la comunidad pero no fue justo porque él tuvo el control del volante de las cárceles del Sheriff donde ocurrieron muchas injusticias y se violaron los derechos de tantas personas”.
Hizo ver que Baca tuvo dos caras: la pública donde aseguraba luchar contra el crimen; y la privada que permitió una cultura de tortura en las cárceles locales.
“Manejó el Departamento del Sheriff como un reino con inmunidad completa y soltó las riendas a sus encargados que se aprovecharon de que perdía su capacidad”, observó.
Casillas comentó que lo irónico de la sentencia dictada es que Baca jamás va a pisar una cárcel como las que él mantenía. “Va a estar en una cárcel federal tipo una villa vacacional Club Med, que no es otra cosas más que un campo sin bardas ni rejas. Esto debido a su alto perfil y a que su crimen no fue violento”, indica.
De acuerdo al experto, la condena de Baca marca el capítulo final de una triste historia de abusos en las cárceles del condado. “El sheriff Jim McDonnell ha hecho mucho por cambiar el ambiente y la cultura de las cárceles, y las sentencias contra Baca y sus allegados mandan un señal significativa a los agentes. La esperanza es que los crímenes cometidos no se vuelvan a repetir”, sentenció.