Recetas caseras de agua y aceite para rechazar maleficios
El agua y aceite son elementos que nos ayudan a identificar si somos víctimas de maldiciones
Cuando pasamos por una mala racha sin razón aparente es señal de que, probablemente, podríamos ser víctimas de un maleficio. Las envidias y las malas energías pueden tener el origen que menos pensamos como algún familiar o amigos; esto no significa que desean hacernos daño, pero las malas energías que emanan nos pueden llegar a afectar.
El mal de ojo se transmite involuntariamente y dos elementos efectivos para rechazarlo son el agua y el aceite. Reseñamos algunas recetas que puedes hacer en casa para evitar que las malas energías te sigan afectando, según el portal especializado Maldeojo.net.
¿Cómo saber si tengo mal de ojo y qué hacer si lo padezco?
El procedimiento es muy sencillo, únicamente necesitas unos cuantos cabellos a los que les untarás un poco de aceite. Sumerge el mechón de pelo en un vaso con agua y si ves gotas de aceite aisladas probablemente tengas mal de ojo. En este caso, lo que harás es repetir esta oración:
“Dios poderoso, fuente inmortal, solo tú me diste la vida y solo tú me la puedes quitar, que el mal de ojo de nadie a mí me pueda dañar“, amén.
La oración la debes hacer cuantas veces sea necesaria y hasta que las gotas de aceite formen una sola.
Remedio con agua, tijeras y aceite
Otra receta para quitar un maleficio es colocar unas tijeras sobre un plato y derramar unas gotas de aceite sobre ellas; deberás untar bastante en uno de tus dedos para que caigan sobre ellas. Mientras haces el procedimiento, repite la siguiente oración:
“Cúrame Señor, cura a este devoto de tu poder y consigue que la maldad se aleje de mí, que no me toque ni me dañe pues yo a nadie hago mal. Que mi enemigo se vaya, te suplico que permitas que mi energía, fuerza y salud regresen, que mis pies sigan tu voluntad, que solo tu amor me guíe y que a mí nada me pueda dañar”.
Cortar el mal de ojo
El último es uno de los más sencillos, pero igualmente efectivos. En un plato, vierte agua y después un chorro de aceite; cuando aparezca una figura parecida a un ojo pasa un cuchillo por la mitad como si lo estuvieras cortando, luego esparce sal gruesa en el plato y reza un padre nuestro.
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