Miami registra las temperaturas más altas de su historia: ¿Será bueno para acabar con el coronavirus?
Algunos expertos habían pronosticado que las altas temperaturas podría ayudar a matar la propagación del COVID-19
El sur de la Florida está lidiando con una ola de calor que jamás se había visto. Es solo abril, pero las temperaturas han estado rivalizando con las más típicas del verano.
El lunes, Miami alcanzó un máximo de 97 grados Fahrenheit, la más alta de toda la región. La ciudad nunca antes había alcanzado ese nivel de calor antes del 28 de mayo.
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“Si tomamos la temperatura promedio durante las primeras tres semanas de abril, sería el segundo mes de mayo más caluroso registrado, y apenas la temperatura promedio en junio y septiembre”, explicaba Brian McNoldy, investigador asociado de la Universidad de Miami. “De cualquier forma, estas temperaturas están muy lejos de lo normal”, apostilló.
Also, the earliest 97 in history by over 5 weeks- previous earliest time reaching 97 or greater was May 28(!)
— Eric Blake 🌀 (@EricBlake12) April 20, 2020
El miércoles, Miami vio un respiro del incesante calor, con máximos proyectados que no excederían los 87 grados. Podía ser un regalo por el Día de la Tierra, pero esa alegría no durará mucho ya que el viernes está previsto que los termómatros pasen de los 90 grados.
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Una obstinada cobertura de alta presión atmosférica ha exacerbado la ola de calor. También ha empujado cualquier lluvia potencial hacia el norte, dejando otras partes de la costa del Golfo enfrentando condiciones anormalmente secas. Nueva Orleans y Houston experimentaron su cuarto y quinto marzo más seco.
“Ha habido una creata anómala en el sudeste de Estados Unidos y el Golfo de México. Eso ha llevado a una disminución general en la nubosidad, una disminución en la velocidad promedio del viento y temperaturas oceánicas mucho más cálidas en la región. Todos estos se combinan para permitir temperaturas más bajas y altas más cálidas”, subrayó.
Algunos científicos han apuntado a que las altas temperaturas podrían ser beneficiosas para frenar la propagación del coronavirus. Sin embargo, aún no hay suficientes estudios para certificar que eso sea cierto.