La hija de “El Mencho” y otros capos buscan indulgencia debido al coronavirus
El COVID-19 podría ser la "puerta a la libertad" para algunos miembros de la élite criminal de Latinoamérica
MÉXICO – La crisis sanitaria que se vive a nivel mundial debido al coronavirus ha dejado expuesta la fragilidad en los sistemas penitenciarios en América Latina, por lo que miembros de la élite criminal están buscando que se les conceda libertad provisional o arresto domiciliario de manera temporal para, según ellos, no poner en riesgo su salud.
Entre los delincuentes que han buscado una concesión temporal para no vivir la crisis sanitaria en una prisión se encuentra Jéssica Oseguera la hija del narcotraficante mexicano Rubén Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”.
La hija del fundador y líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) fue arrestada el pasado 26 de febrero cuando ingresaba a un tribunal estadounidense para asistir a la audiencia de su hermano, juzgado por cargos de narcotráfico.
Debido a que Oseguera posee la doble ciudadanía estadounidense-mexicana, fue incluida en la lista negra del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y acusada de asociación con negocios vinculados al CJNG.
El pasado 19 de marzo , el abogado de Jessica Oseguera realizó una petición para que fuera liberada bajo fianza debido a que podía contagiarse de coronavirus y a cambio, ofreció como garantía la casa de la tía de Oseguera en California.
Sin embargo, de acuerdo a el Courier Journal de Louisville, los fiscales alegaron que Oseguera sobrevaluó deliberadamente la propiedad para engañar al tribunal.
El 24 de marzo, la jueza Beryl A. Howell negó la solicitud tras considerar que existen muchas probabilidades de que Oseguera se fuge y que su riesgo de enfermar gravemente es bajo, pues solo tiene 33 años.
Otros casos
Pedro Pérez Miranda, mejor conocido como “Peter Ferrari”, fue el principal capo del oro en Perú.
Ha sido acusado por las autoridades peruanas de exportar 13 toneladas de oro ilegal y buscado por funcionarios estadounidenses por presuntamente haber lavado miles de millones de dólares para el narcotáfico.
Desde enero de 2017, Pedro Pérez había sido recluido en una cárcel de Lima, en donde se encuentra a la espera de la resolución de su caso, mismo que ha avanzado lentamente en los tribunales peruanos.
El 13 de abril del 2020, el equipo de abogados de Pérez presentó ante el Tribunal Constitucional de Lima que fuera trasladado a arresto domiciliario con vigilancia electrónica.
La moción, que fue replicada por el diario La República, afirma que la continua detención de Pérez representa “un retraso indebido e inconstitucional y que debido a la situación de la pandemia actual, podría causar un grave impacto en la salud de “Peter Ferrari”, e incluso podría llevar a su muerte”.
Fabio Ochoa, ex miembro del Cártel de Medellín
Fabio Ochoa, que junto a su familia formó parte del famoso Cártel de Medellín en Colombia, busca obtener una liberación anticipada de prisión en Estados Unidos, citando su derecho a una rebaja en su sentencia y el brote de coronavirus.
Ochoa fue extraditado a Estados Unidos el 7 de septiembre de 2001 y posteriormente fue sentenciado a 25 años en prisión.
La defensa legal de Fabio presentó documentos ante el tribunal federal de Miami pidiendo una reducción de cinco años a su sentencia de 30 años impuesta por un juez en 2003.
Su abogado de Miami, Richard Klugh, declaró a Univisión Noticias que “Una sentencia de 25 años no es una palmada en la muñeca en este caso. Muchos reclusos ya están siendo liberados por compasión debido al coronavirus ”.
Debido a la pandemia, algunos presos en Estados Unidos y otras partes de América han sido liberados temprano o enviados a confinamiento en sus respectivos hogares, especialmente aquellos que son ancianos o enfermos crónicos.
Ochoa, de 62 años, ya ha cumplido casi 21 años de cárcel, entre su arresto en Colombia en 1999 y su posterior extradición a los Estados Unidos.
Así que de ser aprobada su solicitud, Fabio podría reducir casi seis años de su condena y ser liberado de la prisión de inmediato, ya que generalmente se espera que los prisioneros cumplan solo el 85 por ciento de su condena.