“No quiero volver a trabajar en Apparel”, dice sobreviviente de COVID-19 en Los Ángeles
Dice que tuvo miedo de volver a enfermarse ante la falta de higiene y protecciones dentro de la fábrica de ropa
LOS ÁNGELES – Maribel Maldonado no tenía ni una semana de trabajar en la fábrica American Apparel de Los Ángeles, cuando comenzó a tener los síntomas del coronavirus. Se fue a su casa, pero regresó a los tres días a laborar y como volvió a sentirse mal otra vez, fue a hacerse la prueba y salió positiva.
Le tomó como un mes recuperarse después de pasar por mareos, náuseas, fatiga, sudoración y fiebre; y cuando en mayo le llamaron de Apparel para preguntarle cuándo iba a reintegrarse al trabajo, respondió que nunca más.
“No quería correr el riesgo de volver a enfermarme”, dice Maribel.
El 10 de julio, el Departamento de Salud Pública de Los Ángeles anunció el cierre de la Fábrica American Apparel después de que se reportaron más de 300 casos y cuatro muertes de empleados a causa del coronavirus.
“El lugar está muy improvisado. Es como una bodega donde no hay limpieza. Uno tiene que barrer y limpiar su área cuando termina su jornada, pero fuera de nosotros nadie asea. Hay mucho amontonamiento de la gente. No se puede mantener la distancia social, y todos los días contratan más personal”, dice Maribel.
Ella trabajaba como camarera de un hotel, pero cuando la pandemia estalló, perdió el empleo.
“En un anuncio en Facebook, miré que Apparel estaba contratando gente de manera temporal para hacer cubrebocas. Cuando entré tuve la esperanza que luego me contrataran para coser playeras y sudaderas”, dice.
Sin embargo, de inmediato se desilusionó al ver las pobres condiciones higiénicas, el hacinamiento y la falta de protección contra el COVID-19.
“Para marcar la asistencia al llegar o salir se hacían unas filas muy largas que salían hasta la calle, solo me dieron un cubrebocas cuando comencé, pero luego noté como que no eran muy estrictos en su uso”, cuenta.
Además las divisiones entre los trabajadores las hacían con pedazos de cartones. “En el tiempo que yo trabajé, no existía un ambiente seguro. Si yo hubiera sabido que me iba a exponer al coronavirus, nunca habría solicitado el trabajo. Tener coronavirus da mucho temor, y más al saber que uno expone a sus familiares. Mi hija y mi nieto tuvieron que salirse de la casa mientras yo estuve enferma”.
Daisy González, organizadora del Centro de Trabajadores de la Costura, dice que tuvieron que contactar a Apparel para lograr que a Maribel le pagaran dos semanas de enfermedad. “La ciudad de Los Ángeles aprobó una ordenanza de emergencia que establece que las compañías con más de 500 empleados, deben pagar dos semanas de sueldo cuando sus empleados se enferman de coronavirus en el lugar de trabajo como fue el caso de Maribel”.
Y no fue fue fácil conseguirlo, explica, ya que Apparel estaba usando los números del año pasado para evadir el cumplimiento de la ordenanza cuando tenían solo 400 empleados. “En la actualidad tienen más de 1,000”, precisa.
Agrega que fue justo a finales de mayo cuando Maribel se recuperaba que comenzaron a escuchar muchos rumores de que los trabajadores se estaban enfermando en Apparel.
“Ellos no tenían medidas de prevención contra el COVID-19. No había desinfección de las superficies ni distancia social. Los empleados se amontonaban a la hora del entrenamiento, cuando iban a registrar la entrada y salida del trabajo, y al calentar su comida. Tienen también mucha rotación de personal”.
Daisy hace ver que Apparel no tiene un sindicato que proteja a los trabajadores. “Nosotros solo somos una organización que aboga por los derechos de los trabajadores de la costura. Lo que queremos es que estas compañías tomen responsabilidad, protejan a sus trabajadores y no se aprovechen de su necesidad de ingresos”, puntualiza.
Y añade que en Apparel, los empleados tenían que ir a hacerse las pruebas del COVID-19 dentro de su tiempo libre. “Ahora queremos que se forme un comité de trabajadores para que sean ellos quienes se comuniquen con el patrón y reporten cualquier problema relacionado con la pandemia”.
El Departamento de Salud dijo a este diario que se permitió a Apparel la reapertura de todas sus operaciones el 23 de julio después de cumplir con todas las órdenes que le dieron.
“Después de trabajar con nuestro departamento, ellos están asegurando que sus empleados han sido entrenados, distanciados físicamente, usan mascarillas y las instalaciones cumplen con mayores regímenes de limpieza”.
Agregaron que van a seguir bajo monitoreo para asegurar que cumplan.
“Han quedado obligados a reportar los casos nuevos de COVID-19 a Salud Pública, y nuestros inspectores les harán visitas sin previo anuncio para asegurar que cumplen con las medidas de control”.
Dejaron en claro que su prioridad número uno es proteger la salud y bienestar de los empleados, y si Apparel no cumple con las órdenes de reapertura segura en el trabajo, les volverán a cerrar la fábrica.
Este diario está a la espera de un comentario de Don Charney, el propietario de American Apparel, quien en el pasado ha enfrentado acusaciones de acoso sexual y mal manejo financiero. Cuando le cerraron la fabrica, hizo declaraciones a la prensa en torno a que no existía problema alguno. Pero el Departamento de Salud Pública reportó ese día 375 casos positivos al coronavirus entre 2,290 empleados.