En tiempos de pandemia, mujer de 67 años sale ayudar a la tercera edad
Martha Díaz y un grupo de amigas entregan alimentos a las personas que no pueden salir a surtirse de lo necesario en el Este de Los Ángeles.
Cuando comenzó la pandemia del coronavirus COVID-19, Martha Díaz, de 67 años de edad, no pudo quedarse con los brazos cruzados y decidió salir a ayudar a los más necesitados.
Lo que más le preocupaba era asegurarse que las personas de la tercera edad recibieran comidas calientes o fáciles de preparar ya que sabía que a algunos se les dificulta realizar estas actividades.
Debido a las contingencias de salud que iniciaron desde el mes de marzo, las personas de la tercera edad son las más vulnerables al contagio del COVID-19 y por ende, los funcionarios y expertos han pedido que se mantengan en casa.
“Conozco a muchos viejitos que necesitan ayuda y yo tenía una lista como de 25 personas”, dijo Díaz quien reside en Boyle Heights y se considera una activista local.
Díaz, quien trambién está dentro del grupo de alto riesgo por la edad, dejó atrás el temor al contagio y desafió las órdenes con tal de ayudar a sus amigos y vecinos del área.
De inmediato ella comenzó a buscar donaciones de comida con iglesias, escuelas y el YMCA local. Para mediados de abril logró reunir siete bolsas de comida y con el paso de las semanas le avisaron de más donaciones disponibles y algunas amigas se ofrecieron como voluntarias. En ocasiones lograban llenar hasta 50 bolsas de despensas.
“A veces hasta venían familias a tocar a mi casa y me preguntaban si les podía dar comida porque necesitaban para sus hijos”, contó Díaz. “Ya se había corrido la voz que estábamos ayudando”.
Ella sin dudarlo, cada vez que le sobraban bolsas de comida por algún lado las continuaba entregando.
Díaz recuerda que en ocasiones los viejitos le daban dinero, unos $10 o $20 para la gasolina. En lugar de gastarlos ella decidió recolectarlos y comprar necesidades básicas.
“Una vez una señora me dio dinero para comprarle jabón para bañarse y es cuando me di cuenta que también necesitan todo eso y no podían salir”, indicó la activista.
Así que los paquetes de necesidades básicas incluían jabón de trastes, jabón para bañarse, pasta de dientes y papel de baño.
“Luego me preguntan que con quien estoy trabajando o cual es mi título. Yo les digo que soy voluntaria y me siento muy agradecida de poder ayudar”, dijo Díaz.
Honrando a su madre
En el 2006 Díaz tuvo que dejar su empleo para convertirse en la cuidadora personal de su madre Florentina Díaz, quien sufría de Alzheimer.
“Ahí fue que me comencé a involucrar mucho en el mundo de los séniors”, dijo Díaz.
En el 2019 su madre falleció pero esto no la detuvo para seguir ayudando a los viejitos de su comunidad. Ella dijo que lo que más le cautivó es ver que en estos momentos es cuando los longevos residentes sufren más de depresión debido a la soledad.
“Cuando comencé a llevarles comida algunos me decían, ‘quédate para platicar’ pero yo llevaba la cajuela del carro llena de comida que tenía que seguir repartiendo”, expresó.
Pero no olvidó esta necesidad de calmar su soledad y buscó ayuda nuevamente. Con la colaboración de un amigo comenzaron a llamar por teléfono a varios viejitos del área. En las llamadas, los voluntarios que colaboraban con Martha no les pedían nada solamente platicaban con ellos para que no se sintieran tan solos.
Trabajo detenido temporalmente
Díaz dijo que desafortunadamente las entidades que le daban la comida dejaron de hacerlo. La semana pasada le dijeron que se les había terminado.
Así que ahora ella está dedicada a movilizarse para conseguir otras formas de seguir alimentando a estas personas mayores.
“Ya me contacté con dos agencias para ver si pueden ayudarme”, dijo Díaz. “Cuando les dije a los viejitos que ya no tendrían comida se preocuparon porque no saben que van a hacer pero yo siempre digo que cuando hay voluntad, hay una forma de hacerlo”.
Si usted o alguien que conoce desea ayudar a la causa de Díaz puede enviarle un correo electrónico a happyretiree06@yahoo.com o llamar al (323) 440-9643.