México, esperanzado con vacunas enviadas por Biden

En México millones de personas se mantienen a la espera de la llegada de vacunas de diversas farmacéuticas además de las que prometió enviar EE.UU. de AstraZeneca.

Magdalena Ibañez en su cumpleaños 72

Magdalena Ibañez en su cumpleaños 72. Crédito: Alicia Chipole | Cortesía

MEXICO.- El gobierno mexicano espera el segundo cargamento de Astra Zeneca procedente de Estados Unidos al este 1 de abril. En total serán 2.5 millones de dosis como un bálsamo para el desabasto y el caos que tiene a millones sin vacunar incluso a médicos y ancianos a los que les correspondía la inmunización.

En algunos casos, la fecha para la segunda dosis ya se venció y no hay indicios de que pronto podría ser aplicada como en el caso de  Magdalena Ibañez y Lucio Carlos Martínez, quienes son parte de una misma familia, aunque viven en diferentes contextos del país: la primera en la región conurbana de la Ciudad de México y, el otro, en Chiapas.

“No nos dijeron para cuándo”, advirtió Magdalena Ibáñez, de 72 años, quien vive en el municipio de Ecatepec, Estado de México y esperaba con ansias la segunda inmunización para poder viajar a las celebraciones de Semana Santa en Oaxaca. “Ha sido muy triste estar tanto tiempo encerrada”.

El canciller Marcelo Ebrard dijo el pasado jueves que en total se ha recibido 10 millones de vacunas y están en camino cuatro lotes más que llegarían entre este 28 de marzo y el 1 de abril. Serán medio millón de dosis de la rusa Sputnik V, Pfizer mandará otras 630,000 como cada martes desde su laboratorio de Bélgica y las 2.5 millones de dosis que compartirá EEEUU tras varias presiones políticas.

El presidente Joe Biden había sido renuente a compartir las vacunas de producción estadounidense con otro país. Ni siquiera con México y Canadá, sus principales socios comerciales. En la primera conversación pública que sostuvo con su homólogo Andrés Manuel López Obrador descartó hablar del tema a pesar de que este último había pedido un poco más de cooperación de los países productores que las acaparan.

En su momento, Washington dijo que no estaba considerando compartir las dosis con su vecino ni con otros países y, al final del primer encuentro cibernético de los dos líderes, se emitió un comunicado conjunto con un discurso evasivo en el que el problema se resumió a “profundizar la cooperación en la respuesta a la pandemia”.

EE.UU. cambió de postura hasta la semana pasada y se dijo dispuesto a compartir tanto con México como con Canadá la inyección de AstraZeneca.

Esta vacuna aún no ha sido autorizada en Estados Unidos. Recientemente varios países europeos como Alemania, Francia, Italia y España suspendieron el uso de ese fármaco por reportes de que algunas personas que la recibieron presentaron coágulos. Tanto la compañía como los reguladores europeos han expresado que por ahora no hay evidencias de que la vacuna sea la responsable.

Después de los reportes en Europa, la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Europea de Medicinas iniciaron investigaciones. Ambas instituciones habían aprobado el uso de emergencia de la vacuna de Astra-Zeneca; EEUU sigue pendiente de unos estudios.

A Magdalena Ibáñez no le hubiera importado inyectarse cualquier vacuna. Cuando su hija Alicia Chipole escuchó en la radio que pondrían la vacuna en Ecatepec, Estado de México, uno de los más poblados del país, no lo pensaron dos veces y fueron a hacer fila, independientemente de cuál  les tocara a la madre quien, por su grupo de edad tenía prioridad.

Filas de espera para la vacuna en Ecatepec
Filas de espera para la vacuna en Ecatepec (Foto cortesía Gardenia Mendoza)

Hasta ahora hay cinco vacunas autorizadas por las autoridades sanitarias para su aplicación en México. Estas son: Pfizer-BioNTech, AstraZeneca-Oxford, SinoVac, Cansino y Sputnik V.

Después de siete horas de espera bajo el sol, con la mascarilla y la careta puestas, cauta en extremo por la hipertensión, Magdalena Ibáñez recibió su primera dosis. De Pfizer. Así empezó a soñar con pasar el Domingo de Ramos lejos de Ecatepec, donde la pelea por un lugar para la aplicación se volvió la ley de la selva. Un caos.

Gente que hacía fila durante horas hasta que los responsables de la organización comenzaron a aceptar: no hay vacuna. México no produjo su propia vacuna, debe esperar a los avances de los países productores.

El lunes 22 de marzo, Magdalena Ibáñez tenía en la agenda una cita para la segunda dosis. Ella estuvo puntual. No quería, “por nada del mundo” que le pasara como el año pasado, cuando arrancó la pandemia de COVID-19 y quedarse aburrida en Ecatepec.

Ella quería ir a su pueblo natal, San Juan Teotepec, a ver los cohetes y el castillo de fuegos artificiales y escuchar la banda de viento y las risas y el sol. Pero sus sueños se cayeron cuando llegó al lugar de la cita donde ya estaban otros señores y señoras de la tercera edad que habían pernoctado para alcanzar un lugar.

A todos les dijeron que no era posible cerrar el ciclo de las dos vacunas porque no había dosis, de ninguna. Ni para nadie.

Para no desilusionar a su madre, Alicia Chipole inició un recorrido por diversos sitios de vacunación en busca de mejores noticias; la respuesta fue la misma: “cerrado hasta nuevo aviso”.

“Ha sido muy difícil este tiempo para la familia porque mi mamá es hipertensa y, por su edad, uno teme que en algún momento podamos contagiarla, aunque salgamos lo mínimo”, advierte Alicia Chipole; la mamá, ya aceptó que sólo está a la mitad de la inmunización y ya está haciendo una lista para que le compren los ingredientes  y cocinar romeritos con mole. En Ecatepec.

“Ya iré el próximo año”, dice.

Lucio Carlos Martínez, yerno de Magdalena Ibáñez, vive algo similar en Chiapas porque no ha podido recibir la segunda dosis. Con la primera, había mucho entusiasmo en provincia porque la vacunación inició en los pueblos más alejados, a pesar de las críticas de la oposición que argumentó que en las ciudades había más riesgo por el hacinamiento.

Por eso fue fácil para él inyectarse, un día que estaba de paso por la costa, lejos de su casa, con sólo presentar una identificación oficial que confirmara que era de la tercera edad, de un grupo vulnerable. El problema ha sido la segunda dosis. “Aún no me siento totalmente protegido y ya se me pasó la fecha, pero no nos queda más que esperar. Algo es algo”.

—¿Tiene confianza?

—Pues dicen que ya llegaron las de Astra Zeneca y me imagino que pronto me la pondrán.

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