México, aún lejos de la legalización de la marihuana
La Suprema Corte de Justicia de la Nación de México eliminó la prohibición del consumo lúdico de la marihuana en todo el territorio mexicano. Sin embargo ahora la Secretaría de Salud será la responsable de determinar los lineamientos para su uso y consumo.
MEXICO.- Al Parque México de la capital mexicana llegaron con una pancarta. La desdoblaron. Eran cuatro hombres con ánimo de marcar territorio para promover el uso de la marihuana después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que en adelante no hará falta un amparo legal sino pedir permiso a la Secretaría de Salud para consumir la yerba.
En el costado del arco de ingreso al paseo del parque amarraron el cartel: “Medicina cannabica alternativa. Herbolaria y Naturaleza”. De sus mochilas sacaron varios cigarrillos gordos preparados con papel de arroz y la mota dentro. Un churro, diría alguno. El grupo fumó una y otra vez y el olor a la mota quemada comenzó a expandirse lenta, pesada, precipitadamente.
La mañana comenzaba y en la explanada principal habían llegado algunos niños con cascos, patines y patinetas. En un diámetro de 10 metros quedaron integrados todos, infantes y marihuaneros para escándalo de algunos; perplejidad de otros y sin sabores de activistas sociales quienes desde hace meses tienen que pelear por delimitar los espacios de los consumidores de cannabis.
Antes de instalarse en el parque México, lo intentaron hacer a unas cuantas cuadras, en la Glorieta de Chilpancingo. Los habían expulsado de la calle paralela al Senado cuando el presidente de la Cámara Alta se quejó por la vendimia de churros, dulces inyectados con mariguana y postres a base de la yerba y el gobierno de la ciudad los echó poco antes de cumplir dos años de plantón.
En ese plantón se habían apoderado de los jardines de la avenida Reforma, una de las principales de la Ciudad de México, para sembrar la cannabis de tipo alucinógeno. La cuidaban con esmero hasta la cosecha. Después del secado de las hojas al sol, usaban la mitad de éstas para abonar nuevos sembradíos y la otra mitad para consumir en una concupiscencia humeante que dejaba medio mareados a los transéuntes.
“Cuando llegaron a la Glorieta de Chilpancingo denunciamos más de 190 residentes ante la Fiscalía de Justicia de la CDMX, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el Senado, la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y el congreso de la Ciudad de México y gracias a ello, la Secretaría de Seguridad Ciudadana desalojó y los retiraron”, cuenta Rafael Guarneros del Comité Ciudadano Vecinal.
Pero el Movimiento Cannábico Mexicano no es de los que se rinde a la primera. De hecho, no piensa rendirse. Después de que la SCJN falló para pasar la responsabilidad a la Secretaría de Salud, los activistas anunciaron que se tomarían cuatro plazas más como fumaderos en protesta por lo que consideraron insuficiente.
Porque si bien es cierto que con la decisión de la SCJN de la semana pasada ya no tendrán que pagar en promedio unos 500 dólares para promover un amparo para no ser detenidos por consumir, el permiso del interesado quedará en manos de las autoridades sanitarias. Y la burocracia mexicana no brilla por su eficiencia ni voluntad.
“Si las autoridades no nos han querido ver, ahora nos van a oler”, dijo Hugo Legorreta, integrante del Plantón 420, la organización que se tomó las banquetas frente al Senado desde mediados de 2019
La consigna de Plantón 420 y el MCM es que “cualquier ciudadano adulto pueda acceder al Cannabis y sus derivados de forma legal, segura y, sobre todo, con respeto irrestricto a sus derechos y libertades”.
Esto exige al congreso “ordenamientos claros para su producción, distribución y consumo, incluido su cultivo por particulares adultos, sea con fines personales, terapéuticos o industriales”.
Legorreta dijo que hace falta saber qué harán los diputados, “porque ya hemos visto que son expertos en postergar y delegar. Han tenido varias prórrogas y no han legislado”.
El debate por la plena legalización de la canabbis comenzó en 2019, pero todavía no se ha concretado. En marzo pasado la ley fue aprobada por la Cámara baja, pero sigue estancada en el Senado: los políticos han preferido evadir un tema polémico de división social.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Cultura de la Legalidad y Agenda Legislativa 2019, en México la proporción de ciudadanos que se encuentra a favor de la legalización es del 45.2%, muy similar a la de los que están en contra (42.7%) en tanto un 5.4% de los encuestados manifiesta espontáneamente estar a favor de la legalización para uso medicinal, pero no para el recreativo.
Incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido ambiguo en su postura frente al tema. Recientemente el mandatario dijo que si veía que el consumo de marihuana era perjudicial para la sociedad, enviaría una iniciativa al Congreso de la Unión para prohibirla.
En un comunicado la organización Human Rights Watch tomó postura y pidió al congreso mexicano despenalizar por completo la posesión de marihuana debido a que la prohibición de la ha tenido costos “devastadores” para los derechos humanos en México como miles de personas encarceladas o los abusos por parte de la policía.
Desde los Centros de Integración Juvenil, las instituciones encargadas de la rehabilitación de adicciones en el país, la posición oficial es que “la legalización puede significar una mayor disminución de la percepción de riesgo en los adolescentes y jóvenes”.
Esto significa, a su juicio, “el aumento en el número de adictos y en el costo de su atención integral, la generalización de una actitud permisiva de la sociedad hacia el consumo de drogas y otras conductas de riesgo, así como el deterioro en el tejido social, la cohesión y vínculos familiares.”
Desde el punto de vista de Luis Otarola miembro de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes destaca que en la experiencia internacional el consumo de la marihuana está relacionada a más accidentes de tránsito por los “trastornos de conciencia y de percepción, por los ataques de pánico, las alucinaciones, la reducción de la capacidad para conducir”.
Los médicos que apoyan la liberación, por otro lado, señalan que la marihuana es una droga blanda, con efectos psicológicos leves, que no genera una gran dependencia y el Estado recaudaría más dinero en impuestos. En México, el debate se centra también en manos de quién quedaría la comercialización.
De cualquier forma, el trabajo de regularla quedaría en manos de la próxima legislatura que arranca en septiembre.
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