Cadbury, el chocolate que inspiró a Willy Wonka y la fábrica de chocolate
El creador de “Charlie y la fábrica de chocolate" escribió el libro en uno de los peores momentos de su vida, inspirado en sus propias fantasías que tuvo siendo niño, cuando realmente fue un probador de chocolates para una famosa chocolatería
Ya sea que hayas leído “Charlie y la fábrica de chocolate” o visto la película “Willy Wonka y la fábrica de chocolate” probablemente también tuviste la fantasía de visitar la fábrica Wonka, de la misma manera que la tuvo el autor de la historia, Roald Dahl, inspirado en sus vivencias de la infancia con una famosa marca de chocolates.
Roald Dahl tuvo la oportunidad fue ser un verdadero probador de chocolate
En 1929, cuando el autor de tenía 13 años, ingreso a una famosa escuela pública inglesa llamada Repton, allí tendría lo que muchos niños anhelan, chocolates gratis. Dahl y sus compañeros de clase eran “conejillos de indias de la famosa empresa de fabricación de chocolate Cadburys”, comparte la página oficial dedicada al gran escritor Roald Dahl.
A Roald y a sus amigos se les enviaban paquetes llenos de los inventos de chocolate más nuevos de Cadbury para probarlos. A cambio, se les pedía a los niños que compartieran sus opiniones sobre cada uno de los chocolates.
Sus experiencias como probador de chocolates hizo que Roald fantaseara sobre lo que sucedía al interior de las increíbles fábricas de chocolate, los inventos y elaboración de las golosinas, estos recuerdos se quedaron en su mente hasta la edad adulta cuando decidió escribir “Charlie y la fábrica de chocolate”, publicado en 1964.
“Fue entonces cuando me di cuenta de que dentro de esta gran fábrica de chocolate de Cadbury debe haber una sala de inventos, un lugar secreto donde hombres y mujeres adultos con monos blancos pasaban todo el tiempo jugando con suciedades hirvientes pegajosas, azúcar y chocs, y mezclando ellos y tratando de inventar algo nuevo y fantástico”, escribió Roald en un discurso que recoge Biography.
Roald se imaginaba corriendo creando el chocolate perfecto, llevando su nuevo invento dirigiéndose a la oficina del gran Sr. Cadbury en persona. “Solía acostarme en la cama por la noche en ese internado, soñando con más y más éxitos fantásticos que tenía con el Sr. Cadbury en su fábrica”, relató.
Roald Dahl escribió Charlie y la fábrica de chocolate en los momentos más difíciles de su vida
El autor de increíbles y exitosos libros como The Gremlins, Some Time Never, James and the Giant Peach, Matilda, The Twits y Las Brujas, escribiría Charlie y la fábrica de chocolate durante los cuatro años más difíciles de su vida.
En 1960 empezó a escribir lo que en ese entonces se llamaba Charlie’s Chocolate Boy. Entonces ocurrió uno de los momentos más trágicos en su vida. Theo, su hijo al lado de la actriz estadounidense Patricia Neal, fue atropellado por un taxi a los 4 meses cuando la niñera lo empujaba en un cochecito en la ciudad de Nueva York.
El cráneo del bebé fue gravemente lesionado. Roald dejó de escribir y se dedicó a crear un dispositivo para ayudar a salvar la vida de su hijo que había sido sometido a varias cirugías para tratar el traumatismo craneal y el exceso de líquido seguía llenando el cerebro del bebé. Roald Dahl ayudó a crear la válvula Dahl-Wade-Till (DWT) que terminó ayudando a otros 3.000 niños.
En 1962 retomaría “Charlie” pero vendría otra tragedia, la muerte de su hija Olivia de 7 años luego de contrajera sarampión. “Dahl entró en la mayor depresión de su vida después de la muerte de su hija”, dijo a Vanity Fair el biógrafo oficial de Dahl, Donald Sturrock.
Finalmente, Roald canalizó con todas sus emociones en la escritura y se volcó de nuevo en Charlie y la fábrica de chocolate, uno de los cuentos más queridos de la literatura infantil.
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