“Un milagro” salvó a un preso del corredor de la muerte

John Lee fue condenado a muerte tras hallarlo culpable del homicidio de una mujer, pero de manera sorpresiva y sin ninguna explicación Lee sobrevivió y fue liberado.

Autoridades revisaron los mecanismos varias veces.

Autoridades revisaron los mecanismos varias veces. Crédito: Ian Waldie | Getty Images

El 23 de febrero de 1885, un joven de 19 años llamado John Lee fue enviado a la horca en Exeter, Inglaterra, por el asesinato de Ellen Keyse, una rica mujer mayor para la que había trabajado. 

El 15 de noviembre de 1884, Keyse fue encontrada muerta en una despensa al lado de la habitación de Lee. Su cabeza fue severamente golpeada y su garganta cortada. No hubo evidencia directa de la culpabilidad de Lee; el caso se basó únicamente en pruebas circunstanciales. El motivo alegado fue el resentimiento de Lee por el trato mezquino de Keyse.

Aunque insistió en que era inocente, Lee había sido declarado culpable y condenado a muerte en la horca. Sin embargo, después de que le colocaron la soga alrededor del cuello y tiraron de la palanca que liberaría el piso debajo de sus pies, algo falló y Lee no cayó. 

Extrañamente, el equipo había sido probado y se encontró que funcionaba bien. De hecho, los pesos utilizados en una prueba de funcionamiento cayeron al suelo como se esperaba. Se intentó colgarlo dos veces más, pero cuando Lee se paró en la trampilla y tiró de la palanca, no sucedió nada. Luego fue enviado de regreso a prisión. 

Las autoridades, desconcertadas por el inexplicable mal funcionamiento de la horca, decidieron atribuirlo a un acto de Dios. Lee fue sacado del corredor de la muerte, su sentencia conmutada y pasó los siguientes 22 años en prisión. 

Después de ser liberado, emigró a América. Nunca se descubrió la causa del notable indulto de Lee.

Los presos condenados ya no tienen la oportunidad de tales indultos. Incluso cuando hay percances en la ejecución de una ejecución (en un caso, un verdugo no pudo encontrar adecuadamente una vena para una inyección letal), las autoridades continúan hasta que el prisionero ha sido ejecutado.

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