Rafael Araneda después de la emergencia de salud asegura que: “No me voy a callar nada”
A unos días de comenzar una nueva temporada de 'Enamorándonos USA' por UniMás, Araneda habla de todo
Unos pólipos en sus cuerdas vocales, y luego una infección que lo asustó al extremo de temer por pronóstico maligno, lo dejó en silencio, y descubrió que no le gustó. A unos días de haber vuelto totalmente recuperado a una nueva temporada de ‘Enamorándonos USA’, Rafael Araneda en exclusiva habla de todo.
El presentador chileno dice que, con su esposa Marcela, sacaron la conclusión que su enfermedad física tenía una raíz emocional, por eso, nos asegura que: “No me voy a callar nada”.
Y por primera vez, lo cuenta todo, hasta responde al rumor de si es o no buen compañero de trabajo. Una entrevista en donde en verdad, no se guarda nada.
-Te fuiste accidentado, y volviste con todo.
Rafael Araneda: Todo sucede por algo en la vida, en el momento uno se asusta un poquito evidentemente, la familia, vi a mis hijas preocupadas, eso no me gustó, el más chico no se dio cuenta, el de 15 yo le dije: “Mira flaco, va a estar todo bien”… Uno se la fuma, pero cuando ves la preocupación, el dolor de los que quieres, no es tan rico. Hoy en día creo que estoy bien, tuve muy buenas vacaciones, descansé bastante, dormí mucho, comí rico, me tomé todo el vino del plantea, estamos bien, me siento súper bien, y eso es rico, es rico sentirse bien, con energías, con ganas.
-¿Cómo fue vivir en el silencio para alguien que su instrumento más importante es su voz?
Rafael Araneda: Es angustiante, es raro, es un mundo nuevo, porque no es que no pudiese hablar, es que no debía hablar, entonces además tenía que ser criterioso, responsable y ahí es donde entra el deber ser, porque yo sabía que yo podía hablar. Yo podría hablar y se me escucha perfecto, pero tenía la obligación de no hablar, para que descanse, para que cicatrice… Es un mundo nuevo, es un mundo super nuevo, es llegar al hospital y salir con una chapita que dice: “No puedo hablar, no me pregunte”, es ir al supermercado con eso para que no te hablen.
-¿Qué descubriste en el mundo del silencio?
Rafael Araneda: Que no me gusta, que me provoca angustia y que yo sabía que el silencio era un deber ser, no era una imposibilidad, no tenía yo una discapacidad o una situación de discapacidad, era un reposo vocal, así todo uno se siente incapacitado, y no era algo real en el fondo, era una opción clínica, yo podía haber hablado pero mi recuperación no iba a ser la más óptima… Te das cuenta ahí que las personas que viven situación de discapacidad reales sea del tipo que sea, visuales, auditiva, vocales, físicas, lo que sea, psicológicas, espirituales, todos tenemos alguna, duele, y tenemos que ser empáticos, uno necesita mayor empatía en esa situación.
-Cuando pudiste volver a hablar y dieron el alta ¿Te dio miedo?
Rafael Araneda: No, ¿sabes cuándo tuve un poquito más de miedo y lo pasé peor? Esto lo sabe el equipo, lo sabe la gente de Univision, pero no se lo he contado a nadie, en ‘Premios Juventud’.
-¿Por qué?
Rafael Araneda: Ya estaba con mi alta, íbamos con Ana, ella no pudo viajar (le dio COVID) … Me dicen: “Hay una agenda súper recargada para ti” … Yo tenía dolor aquí (señala la garganta), y me empecé a asustar, no le contaba a mi mujer, no le contaba a nadie y pensaba, no vaya a ser una recaída… Seguía mal y empecé a tragar y me dolía todo, la misma sintomatología de cuando llegué a la cirugía. Antes de subirme al avión llamo a mi jefe y le digo que no me siento bien. Y me dice, “Rafa, hagamos el esfuerzo porque yo sé que acá te vamos a apoyar y que en una de esas es un resfrió” … No me quería sentir mal, porque tenía miedo. Me subí al avión lo pasé pésimo en el avión, no aguantaba los dolores, llegué a Puerto Rico, voy a ir a ver un médico.
No alcance a ir a hacer un ensayo ni nada, el médico me examina y me dice: “Tiene un acceso… Yo no te veo bien, así tú no puedes hacer nada acá, esto está mal, de hecho, yo tengo dos opciones o te hospitalizo aquí en Puerto Rico, o te devuelves” … A esa hora ya estaba pésimo. Regresé, mi médico me dice, “Tienes un acceso, voy a hacer una pequeña intervención sin pabellón, ni nada, vamos a un poquito de anestesia” … Salió lo que tenía que salir, me sentí muy bien rápidamente. Ahí me asuste porque no vaya a ser otra cosa y cuando te dicen, lo que sacamos, lo vamos a mandar al patólogo, entonces ahí a uno se le aparecen otras palabras, y se le pasan películas…
Estaba todo normal que no había nada maligno, que era todo benigno, ahí te tranquilizas, pero en el fondo pasas unas horas, unos 3 días esperando el resultado, con temor porque uno ya tiene más de 50, y bueno las historias con más de 50 y con menos de 50 a uno lo sorprenden todos los días, por lo tanto, no tenía por qué ponerme nervioso.
-Después de todo lo que viviste, ¿cómo te lo tomas ahora, como vas a vivir esta nueva temporada desde lo personal y lo desde lo profesional?
Rafael Araneda: Lo que he conversado con mi mujer es que son emociones que uno guarda, son situaciones que no expresas verbalmente, y que, en mi caso personal, hay gente que las aloja en el cuello, la espalda, en la espalda baja, en las piernas, en los hombros, y el cuerpo va somatizando. Mi mujer, que en ese sentido es muy sabia, me dijo son muchas cosas que callas por ser prudente y nadie te está llamando a ser imprudente, pero a veces tienes que decir las cosas y no proteger tanto a tantos o a tantas, quizás ese es el mayor aprendizaje. Me lo dijo Marcela: “Al Pan, pan, y vino, vino y mira tú eres demasiado protector, y tiene que protegerte tú, entones no compadrito, por ahí no vas”.
-¿Qué hoy no vas a callar?
Rafael Araneda: Hoy nada, no me voy a callar nada… En el fondo tengo que hacer el ejercicio de no guardarme algunas situaciones que, por una prudencia mal entendida de mi parte, finalmente te terminan haciendo daño.
-Hoy no vas a permitir que nada te haga daño, así no caiga bien lo que digas.
Rafael Araneda: No caiga bien o en el fondo, delate o desnude una situación que ha sido pintada de otra manera, entonces uno en el fondo no ser cómplice de esas cosas.
-Bueno eso me lleva a terminar con un ‘un mito o realidad’, ¿eres buen compañero?
Rafael Araneda: Yo soy la mejor versión de mí mismo, no tengo otras versiones, yo trato de ser siempre la mejor versión de mí, como padre, como hijo, como hermano, como profesional, como compañero de trabajo, como individuo, entonces, en ese sentido yo siento que sí soy un buen compañero a nivel que a veces protejo más de lo que debo proteger, dicho por la misma Ana, que está ahí presente, que también al igual que mi mujer me ha regañado por eso, porque a veces pongo el pecho por otro, y que según esta señora está mal, y según mi señora está mal también.
-¿Y según tú?
Rafael Araneda: Ha estado pésimo, ha estado pésimo, pero bueno, así soy, y yo creo que va a ser difícil que cambie, aunque tenga las mejores intenciones. En dos minutos ya me di la vuelta porque en el fondo es la naturaleza, y no es porque las cosas salgan bien, sino porque a mí en el fondo me gustan las armonías, y a veces, en beneficio de las armonías, uno se guarda cosas que no son tan armónicas.
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