Abuela cuenta el milagro de su nieta con labio y paladar hendido a quien el médico le había dado un diagnóstico fatal
Ahora, Kim Madox suma un granito de arena motivando a otras personas que viven esta experiencia para que no pierdan el ánimo y confíen en que podrán sobrellevar la situación con éxito

Crédito: Fleckstone | Shutterstock
Una abuela contó la dolorosa situación que ella y los padres de su neta tuvieron que enfrentar al recibir el diagnóstico de labio leporino y paladar hendido a través de una ecografía.
Desde el comienzo de la vida de Ariel, su nieta, Kim Madox se convirtió en la cuidadora principal. Aprendió a alimentarla con biberones especiales que tenían una tetina extendida y llegaban hasta la parte posterior de su garganta.
Como la fórmula se derramaba por la nariz y la boca, era realmente muy poco el alimento que llegaba al estómago de la niña y en cita con el pediatra, éste les dijo que Ariel no subía de peso y que se iba a morir.
Según el testimonio de la mujer reseñado en MSN, los médicos pesaron a Ariel y le aseguraron que no se estaba muriendo, de hecho, el médico les dijo que estaban haciendo todo bien, pero que tenían que incrementar la frecuencia de las horas de alimentación.
“Me sentí muy aliviada, pero esa experiencia con el pediatra me mostró que tendría que ser muy activa en el cuidado de Ariel. Antes de eso, había intentado investigar, pero no sabía por dónde empezar”, dice Kim.
Su primera cirugía
Luego, un amigo de la familia les recomendó comunicarse con el Hospital Infantil Shriners en Ohio. Cuando la niña tenía 3 meses se sometió a su primera cirugía para corregir su labio leporino.
Después de esta operación, aún le salía fórmula por la nariz cuando comía, pero era una cantidad mucho menor. Ariel recuperó su peso y toda la familia volvió a la tranquilidad.
En la actualidad, es una niña de 4 años a la que le encanta hacer cosas de su edad como contar historias, jugar a la pelota y nadar. Recibió otras muchas cirugías que hacen casi imperceptible que tiene labio y paladar hendido.
“Mi corazón se rompe por otros padres y cuidadores que están donde yo estaba en esos primeros días: sabiendo que necesitan ayuda, pero sin saber a quién acudir. Ahora, Ariel y yo contamos con un equipo de apoyo personalizado en Shriners”, dice Kim.
Por su parte, suma un granito de arena motivando a otras personas que viven esta experiencia, sobre todo para que no pierdan el ánimo y confíen en que hay una manera en la que podrán sobrellevar esta situación con éxito.
“Les digo a otros padres que recuerden por qué están abogando. Ariel me empoderó. Se trata de mi nieto, mi ángel. Nadie me va a decir si vive o muere. Si te rindes con ella, como hizo ese pediatra, no vale la pena tenerte cerca”, finalizó.
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