El Congreso dividido representa un reto para Biden que pone a prueba su mandato

Los resultados que hasta el momento se han presentado de las elecciones intermedias dejaron un Congreso dividido, lo cual representa un reto para el presidente Joe Biden con respecto a sacar adelante la agenda de los dos últimos años de mandato que aún le quedan, sobre todo ante una Cámara de Representantes en manos de los republicanos.

Con las proyecciones de los comicios electorales los republicanos alcanzaron los 218 escaños para obtener el control en la Cámara de Representantes, y los demócratas tienen una mayoría en el Senado, con lo que a partir del 3 de enero del 2023 se abrirá una nueva legislatura.

El recuperar la Cámara de Representantes que habían perdido en 2018, significa que podría existir confrontación política con pocos logros legislativos: “Creo que un acuerdo bipartidista sería muy difícil, dada la enorme división entre los dos partidos en casi todas las cuestiones importantes a las que se enfrenta el país”, dijo Alan Abramowitz, politólogo de la Universidad Emory a BBC Mundo.

Cuando se hicieron públicos los resultados, el presidente Joe Biden tendió la mano a los republicanos para colaborar juntos.

“En esta elección, los votantes expresaron claramente sus preocupaciones: la necesidad de bajar costos, proteger el derecho a elegir y preservar nuestra democracia. Como dije la semana pasada, el futuro es demasiado prometedor para quedar atrapado en una guerra política“, expresó Biden a través de un comunicado.

“El pueblo estadounidense quiere que hagamos las cosas por ellos. Quieren que nos concentremos en los temas que les importan y en mejorar sus vidas. Y trabajaré con cualquier persona, republicana o demócrata, que esté dispuesta a trabajar conmigo para brindarles resultados“, acentuó el primer mandatario.

A la espera de cómo se desarrolle el futuro ciclo legislativo, los conservadores ha nominado a Kevin McCarthy como posible sucesor de la demócrata Nancy Pelosi para ser Presidente de la Cámara de Representantes, quien marca el calendario legislativo al gestionar qué proyectos de ley van a ser debatidos y cuándo.

“Bajo esta norma le permite a los republicanos tener mayor poder y visibilidad que si se hubieran hecho con el liderazgo del Senado”, explica a EFE Paul Beck, profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Ohio.

Los demócratas con el control del Senado podrán confirmar las nominaciones presidenciales de cargos en la Administración, los jueces federales y los embajadores, y de celebrar los juicios políticos de funcionarios federales.

“Actuamos siempre que podemos desde una perspectiva bipartidista. Damos la bienvenida a los republicanos para trabajar juntos y sacar cosas adelante”, dijo el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.

Con la división del Congreso cualquier nueva normativa se verá frenada en una u otra cámara y Joe Biden se verá obligado a recurrir a decretos ejecutivos para sacar adelante sus propuestas.

“Hay mucho trabajo por delante. Si queremos soluciones para los estadounidenses deberemos encontrar un terreno común de entendimiento”, sostuvo el senador John Thune.

Los republicanos ya habían mencionado que si obtenían la mayoría de la Cámara Baja buscarían investigar la “politización” del FBI o las razones que llevaron a registrar la mansión del expresidente Donald Trump en agosto, así como continuar con la investigación de Hunter Biden, entre otros asuntos.

Con el Congreso dividido existiría la ventaja de forzar a los legisladores a presentar leyes que tengan una base de apoyo más amplia, lo que hace que sean más difíciles de revocar cuando el poder cambie de manos.

Con información de EFE