Adelina Nichols, activista en tierra de antiinimigrantes

Adelina Nicholls dejó la Ciudad de México para viajar a Estados Unidos donde se convirtió en defensora de los derechos humanos de migrantes

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Activistas en defensa de migrantes latinos en EE.UU. Crédito: Mario Tama | Getty Images

MEXICO.- Adelina Nicholls llegó a Georgia hace 22 años sin planear que la sociología que estudió en México encontraría todo el sentido al convertirse ella en una de las activistas defensoras de derechos humanos más importantes para la comunidad latina en el estado más antiinmigrante de los últimos tiempos en Estados Unidos.

“Quise vivir en ese estado en parte porque desconocía que era tan xenófobo y racista y luego descubrí en dónde estaba, cuando después del shock cultural de dos años, supe de qué se trataba”, detalla. “Cuando llegas a un lugar no descubres lo que hay hasta que estás en la vida cotidiana”.

En el día a día, encontró mucho temor entre los migrantes y ese miedo les impedía pelear por sus derechos humanos, laborales, sociales y hasta en contra de la esterilización forzada…

El estado de Georgia, predominantemente del Partido Republicano, se tomó muy en serio la ley federal SB 287G que da facultades a las policías locales para participar en la aplicación de leyes migratorias. Los condados que la suscriben permiten a los agentes del aguacil entrevistar a extranjeros para determinar si son indocumentados. 

Esta ley se aprobó en  1997 y desde entonces se ha ido quitando o implementando según las políticas de cada estado. En Georgia, entre los años fiscales 2014 y 2018, al menos 35,991 indocumentados fueron detenidos por policías locales en los condados de Gwinnett, Hall, Cobb y Whitfield; de esos, 4,974 fueron deportados.

“Todos estos años y desde 1996 ha sido realizar la organización de resistencia, una organización comunitaria ?fundó The Georgia Latino Alliance for Human Rights (GLAHR)? y hoy tenemos 19 grupos de acción en el estado y hacemos campañas locales y regionales con gente humilde que vive en áreas rurales entre otros grupos”, precisa Adelina Nicholls en entrevista con este diario. “La educación es clave para poder defendernos”.

Activistas de GLAHR. Cortesía: Gardenia Mendoza.

Educación laboral, contra la deportación, liderazgo y participación cívica que se convierte en activismo político, principalmente. 

La activista nacida en la Ciudad de México y educada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales se dio cuenta que los políticos locales, cuando iban a lanzarse para algún puesto, siempre utilizan el rechazo a los migrantes como plataforma en una doble moral.

“Nos atacan, aunque mucha de nuestra gente de la comunidad les trabaja en sus casas, en sus campos y les cocina en sus restaurantes”.

Una de las maneras más sencillas de molestar a los indocumentados por parte de las autoridades ha sido, por ejemplo, no permitirles tener licencias de conducir. Hace unos años, Nicholls y otros miembros de GLAHR juntaron más de 50,000 firmas en todo el estado para persuadir al gobernador de que se les permitiera como en otras regiones tener este documento, pero no prosperó. 

La negativa sigue complicando el día a día de muchos mexicanos. Jonahtan Alonso, un inmigrante de Amecameca radicado en Atlanta cuenta que ha sido detenido dos veces por la policía local con una licencia que obtuvo en Illinois, un estado que sí otorga este documento independientemente de su situación migratoria.

Tuve que ir las dos veces a la corte y me dijeron la última vez que si volvían a detenerme me deportarían”, lamenta. “Por esa razón tenemos mucho miedo de crear nuestras propias empresas aquí”. 

La apuesta demográfica 

Una de las principales características del cambio social es la paciencia. Durante las dos décadas de trabajo comunitario de Adelina Nicholls se dio cuenta de que un cambio importante vendría con la demografía. De aquella primera generación de indocumentados que llegaron a Georgia nacieron miles de niños que ahora están cumpliendo la mayoría de edad. 

En los últimos años hemos decidido sacar a la comunidad a votar. En 2020 se tocaron 140,000 puertas y sacamos a dos de los sheriffs más agresivos en contra de la comunidad latina y  al mismo tiempo pudiemos terminar con el 287G en varios condados”.

De acuerdo con la organización Galeo, otra de las más activas en Georgia, un análisis basado en el archivo de datos de votantes a nivel estatal, en 2020 el electorado latino sumó 385,185 votantes registrados, lo que representa el 4.1% del total de votantes de Georgia.

El electorado latino creció en 140,995 nuevos votantes desde el informe de 2016, presentando una tasa de crecimiento del 57.7%.

Con esas cifras en aumento, Nicholls está optimista pero perserverante. El trabajo continúa. Si bien en los condados de Gwinnett, Hall, Cobb y Whitfield ya se eliminó la ley 287G, en Georgia, aún cinco que lo tienen vigente: Floyd, Oconee, Polk, Whitfield y Hall.

Mujeres esterilizadas

Martín Fuentes, conductor de un programa de radio local y ex funcionario del consulado en Atlanta, compara el trabajo de Adelina Nicholls con el papel que hizo Rosa Park con la comunidad negra, guardando las distancias del tiempo y los niveles de segregación. “Era impactante ver a una mujer en la multitud de hombres, intersada por los derechos laborales porque no era común ver a una mujer tan fuerte en el activismo de Georgia”. 

Fuentes dice que Adelina se acercaba al consulado pidiendo apoyo para la comunidad porque muchos patrones no querían pagar ni dar protección por accidentes o servicios de salud. “Era impresionante que ella dejaba de trabajar para ir a pedir apoyo a todas partes. Yo pensaba ‘aquí la estoy escuchando y me van a pagar pero ella dejó de percibir su salario’ y eso es de admirarse”.

En los acercamientos con la comunidad, Nicholls y otros activistas instalaron una línea telefónica de emergencia para que los migrantes reportaban los arrestos, nombres, lugares de traslados y anomalías. Durante la era del presidente Donald Trump habían incrementado las redadas; iban por los indocumentados a sus casas, a los centros comerciales y los supermercados…

Así se hicieron de la confianza de la comunidad y así les reportaron el caso de los extracciones de útero o histerectomías en contra de seis mujeres detenidas en el centro de Dawn Wooten de Irving.

Los gobiernos de México y Estados Unidos dijeron que tomarían cartas en el asunto. Hasta la fecha sigue la investigación. Aún no hay detenidos. Nicholls sigue con el dedo en el renglón, como en toda la lucha en uno de los estados más racistas y antiinmigrantes de Estados Unidos. 

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