Nuevas teorías sobre el por qué algunas personas no han recuperado el sentido del olfato después del Covid

Si bien ya había investigaciones que analizaban la pérdida del olfato a corto plazo utilizando modelos animales, lo destacable del nuevo estudio es que se centra en la pérdida persistente del olfato y utiliza análisis moleculares de alta tecnología en tejido humano

pérdida del olfato en el Covid

Otro pequeño estudio de pacientes con Covid-19 sugirió que la disfunción olfativa a largo plazo puede provocar cambios en las regiones del cerebro correspondientes al olfato Crédito: Shutterstock

Uno de los efectos del Covid-19 es la pérdida del olfato, hay quienes aún y después de haberlo padecido no lo han recuperado, así lo afirmó Carol Yan, otorrinolaringóloga y cirujana de cabeza y cuello de la Universidad de California en San Diego, quien ha tratado a numerosos pacientes con pérdida persistente del olfato.

“Los sufren muchísimo, es devastador para ellos, y a esta altura algunos de ellos están sin olfato desde hace más de dos años”, dijo Yan. “Se preguntan por qué siguen así, cuando sus amigos, colegas y familiares ya se recuperaron”.

Enfermedad autoinmune en la nariz

Un pequeño estudio publicado en la revista científica Science Translational Medicine y liderado por investigadores de las universidades de Duke, Harvard y California en San Diego propone una nueva teoría y un nuevo enfoque sobre la pérdida persistente del olfato poscovid.

Los científicos analizaron muestras del tejido epitelial olfatorio -donde se encuentran las células del olfato- tomadas de 24 biopsias, nueve de las cuales eran de pacientes con síntomas de anosmia persistente. Aunque la muestra era pequeña, los resultados sugieren que ese déficit sensorial está vinculado con un ataque inmunológico en curso contra las células responsables del olfato, un ataque que continúa incluso después de que el virus se ha ido, y que redunda en una disminución del número de las “neuronas receptoras olfativas”.

Bradley Goldstein, autor del artículo y profesor adjunto del Departamento de Cirugía de Cabeza y Cuello y Ciencias de la Comunicación y del Departamento de Neurobiología de la Universidad Duke, calificó los resultados de “sorprendentes” y, a través de un comunicado, dijo que el trastorno “se parece a una especie de proceso de enfermedad autoinmune en la nariz”.

Si bien ya había investigaciones que analizaban la pérdida del olfato a corto plazo utilizando modelos animales, lo destacable del nuevo estudio es que se centra en la pérdida persistente del olfato y utiliza análisis moleculares de alta tecnología en tejido humano.

El estudio refleja el continuo interés que despierta en los científicos este síntoma misterioso. En julio, otros investigadores estimaron que al menos el 5,6 % de los pacientes con Covid-19 desarrollan problemas crónicos de olfato. Aquel estudio, revisado por pares y publicado en la revista médica BMJ, también sugería que las mujeres, así como quienes tenían una disfunción inicial más grave, tenían menos probabilidades de recuperar el sentido del olfato. También se informó que los adultos mayores eran otro grupo especialmente vulnerable.

Otro estudio

Otro pequeño estudio de pacientes con Covid-19 sugirió que la disfunción olfativa a largo plazo puede provocar cambios en las regiones del cerebro correspondientes al olfato. Un estudio publicado en febrero -en el que se basó el nuevo estudio de la Universidad Duke- reveló que las personas que murieron de Covid-19 tenían menos receptores de lo esperado en la membrana que detecta los olores.

La pérdida del olfato puede tener implicancias significativas. Para empezar, es un importante mecanismo de detección de amenazas: desde la estufa a gas que accidentalmente quedó encendida hasta el olor a huevo podrido que nos revuelve el estómago. Además, es un sentido estrechamente ligado a los recuerdos.

Pero a los médicos no le ha resultado sencillo encontrar las causas. “Desde el punto de vista clínico, cuando analizamos a esos pacientes y estudiamos sus narices, todo parece estar en perfectas condiciones”, afirmó Carol Yan. “Eso quiere decir que el proceso está ocurriendo a nivel molecular”.

En búsqueda del tratamiento

Los investigadores de las universidades de Duke, Harvard y California en San Diego anunciaron que quieren estudiar con más detalle qué zonas concretas de los tejidos resultan dañadas y qué tipos de células están implicadas. Esto, a su vez, permitirá desarrollar posibles tratamientos para quienes sufren una pérdida de olfato prolongada.

“Tenemos la esperanza de que la modulación de la respuesta inmunitaria anormal o de los procesos de reparación en la nariz de estos pacientes pueda ayudar a restablecer, al menos parcialmente, el sentido del olfato”, finalizó Bradley Goldstein.

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