La violencia del narco en la sierra de Guerrero provocó el éxodo de médicos y maestros

Por años el estado mexicano de Guerrero ha sido azotado por el narco y la violencia que los grupos criminales dejan a su paso, convirtiendo varias comunidades en desolados pueblos fantasma. El dolor para los habitantes es tan grande que incluso aquellas personas que por años resistieron por amor y vocación han tenido un éxodo, dejando los sitios sin médicos ni maestros.

Tal como se retrató en la película “Noche de fuego” de la cineasta Tatiana Huezo, la zozobra que se vive en el estado ha hecho que estos profesionistas tan necesarios en el desarrollo de las comunidades huyan para ponerse a salvo. Los habitantes que tienen la oportunidad hacen lo propio, pero no es posible para todos, pues quienes se quedan en estos lugares violentos, también pierden el acceso a la educación y la salud. 

La violencia en la Costa Grande de Guerrero provocó el cierre de al menos 40 escuelas de nivel básico de quince comunidades, principalmente de los municipios de Tecpan de Galeana y Petatlán, lo que ha dejado en la incertidumbre a cerca de 1,500 alumnos.

“No tenemos maestros en el kínder, en la secundaria, bachillerato, ni doctor, no tenemos nada porque se fueron”, contó Pablo Mejía, comisario de Las Mesas al medio Bajo Palabra.

El funcionario explicó que se fueron de vacaciones en diciembre, pero ya no volvieron por miedo. Antes de tomar la decisión le pidieron hacerse cargo de su seguridad, pero él respondió que “¿cómo puede hacerlo?”.

Si bien lo de los maestros es algo nuevo en la comunidad Las Mesas, la ausencia de médicos se remonta a hace seis años, pues los profesionales de la salud tuvieron que huir tras ser amenazados.

Al menos 25,000 desplazados

El desplazamiento forzado es otro de los daños colaterales que ha dejado el narcotráfico, pues además de sembrar violencia, los grupos criminales despojan a los habitantes de sus tierras, casas y otras propiedades. También controlan los comercios y los precios de los productos de la canasta básica, y en muchos casos roban mujeres y niñas para violarlas.

Ante este terrible fenómeno, miles de personas han dejado sus hogares y vidas para buscar la paz que les fue arrebatada. El estado de Guerrero tiene el 50% de desplazados en todo México. De 2016 al 2021 eran 22,840 desplazados, pero en el 2022 se sumaron otros 2,500, señala el diario Reforma.

En ese tenor, Teodomira Rosales Sierra, coordinadora del Centro de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón, aseguró que la violencia “genera una violación completa y continuada de todos los derechos humanos, el derecho a la salud, a la educación, al empleo, a la paz, a la seguridad, a la vida”.

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