“Pensaban que no iba a poder aguantar”: Pedro Martínez revela en entrevista la razón por la que Dodgers no creyó en él en un verdadero error histórico
Pedro Martínez, leyenda del béisbol y tal vez el más grande pitcher latinoamericano, comenta en charla con La Opinión su paso por los Dodgers y también lo que le dejó marcado cuando era niño debido a necesidades económicas en República Dominicana
Una organización como los Dodgers de Los Ángeles que produce tantos buenos peloteros a veces se equivoca y deja ir a jugadores brillantes. El dominicano Pedro Martínez, tal vez el más grande pitcher latinoamericano de la historia, es uno de ellos.
Los Dodgers lo tuvieron y lo dejaron ir. Pedro Martínez entonces procedió a edificar una fabulosa carrera (1992-2009) que incluyó 219 juegos ganados, tres trofeos Cy Young y numerosos récords de las Grandes Ligas, tras lo cual fue inmortalizado con su ingreso al Salón de la Fama de Cooperstown en 2015.
En una charla reciente con La Opinión, Pedro Martínez explicó por qué los aficionados de los Dodgers solo pueden suspirar acerca de lo que él pudo haber sido como Dodger.
“Lo que pasa es que en aquellos tiempos había muchas limitaciones para analizar el béisbol desde otro ángulo”, dijo Martínez, de 51 años, al apuntar que los equipos se dejaban guiar por la experiencia y la apariencia física de un pelotero. “A pesar de que siempre fui de éxito en Ligas Menores -rompí todos los récords que los Dodgers tenían en Ligas Menores- no daba el parentesco físico que tenía mi hermano”.
Ramón Martínez, de 1.93 m. de estatura, ganó 123 juegos con Los Ángeles entre 1988 y 1998. Pedro medía por debajo del 1.80 y era muy delgado.
“Mi hermano era espigado, parecía modelo. Entonces esa era la característica que le gustaba a la organización de los Dodgers. Tom Lasorda era un manager old school, como decimos, de la vieja escuela, que le gustaban los peloteros con los rasgos físicos que él simplemente creció viendo”, explicó Martínez, quien actualmente trabaja como analista de TBS y MLB Network.
“Yo era un muchacho de mediana estatura, de 5-11 y medio… 6 pies con mis cleats puestos. No era gordo tampoco, era muy delgado, tenía alrededor de unas 154 libras cuando llegué a las Grandes Ligas”, agregó Martínez en la entrevista. “Tenía un brazo de poder que eso era lo que asustaba a la organización: un brazo de casi 100 millas y con un físico muy diminuto que lamentablemente ellos pensaban que no iba a poder aguantar, aún madurando un poquito más, la carga física que conlleva [ser] un pitcher en las Grandes Ligas”.
El hombre que puso a Pedro Martínez en camino al estrellato
Pedro Martínez debutó a la edad de 20 años con los Dodgers en 1992 y al año siguiente empezó a brillar en labores de relevista (10-5, 2.61, 119 ponches en 107 innings). Él dice que cuando los Dodgers lo subieron a la Gran Carpa tras haber implantado récords de la organización en Ligas Menores no hubo mucho entendimiento de su labor por parte del equipo y nunca fue considerado uno de los grandes prospectos de MLB.
Para Pedro Martínez todo cambió cuando Felipe Alou, destacado pelotero dominicano y que más tarde fue manager de los Expos de Montreal, lo vio lanzar como pitcher abridor en juegos de la liga dominicana en el invierno.
“Pudo apreciar en la liga de invierno lo que la organización de los Dodgers no pudo apreciar”, dijo Martínez acerca de Alou, quien lo tuvo como pitcher abridor en la Serie del Caribe de 1992 en Hermosillo, México.
Luego de la campaña de 1993, los Dodgers cambiaron a Pedro a los Expos, uno de los cambios más desafortunados en la historia de la franquicia angelina.
“Felipe vio que estaba disponible en un cambio, inmediatamente me pidió como abridor. Y los Dodgers no, nunca pensaron en darle para atrás; adquirieron a un joven muy talentoso, Delino DeShields, uno por uno, y así es como sucede mi cambio. Pero en realidad yo no llenaba las características que tenía la organización para desarrollar un lanzador”, recordó Martínez.
Pedro Martínez: “Yo soy el producto de una oportunidad”
En su cuarta temporada con Montreal, Pedro Martínez ganó su primer trofeo Cy Young luego de registrar 17-8, 1.90, 305 ponches. Meses después fue cambiado a los Boston Red Sox y ahí es donde el dominicano hizo época como as, siendo un artífice del renacimiento de la vieja franquicia, incluyendo el título de 2004 que puso fin a la llamada “Maldición del Bambino”.
Mirando en retrospectiva, Martínez señaló con suma humildad las dificultades de sus inicios en el béisbol e incluso recordó que su pasión no era el deporte, sino la medicina.
“Yo tuve muchas necesidades”, admitió Martínez en la charla con La Opinión. “Cuando tenía 12 y 13 años fui seleccionado para representar a mi país. Por necesidades económicas no pude nunca representar a mi país, y eso se me quedó marcado como niño”.
De todos modos, el nativo de Manoguayabo, República Dominicana, perseveró en el béisbol hasta hacerse profesional y contó con la ayuda de su hermano Ramón, quien le ayudó mucho en su desarrollo.
“Yo soy el producto de una oportunidad”, aseveró el legendario Pedro, quien tras consolidarse en las Ligas Mayores empezó a asumir un rol de mentor para otros peloteros dominicanos que llegaron después, pues él asegura que “un 98.5% de los peloteros jóvenes necesitan guía”.
De pitcher estrella a mentor de peloteros jóvenes
En esa vocación o “misión”, como Pedro Martínez dice, de ayudar a guiar a otros beisbolistas, todo empezó con Vladimir Guerrero, otro dominicano que ya está en el Salón de la Fama del Béisbol y que jugó la primera parte de su carrera en los Expos. Pedro Martínez lo apoyó como si fuera “su hermanito menor”, según reveló.
“Es como cuando tienes un hijo teenager y no sabe amarrarse la corbata, y tú eres el papá que orgullosamente, cuando se va a graduar, le amarras la corbata y le pones su trajecito y le enseñar a vestir y le enseñas a combinarlos”.
Años después, Martínez fue el partícipe principal para que David Ortiz consiguiera un trabajo en los Red Sox tras ser dejado desempleado por los Minnesota Twins. “Big Papi” también está en Cooperstown. Y también abogó para que Manny Ramírez fuera adquirido por los Red Sox, donde brilló intensamente.
En síntesis, aquella desafortunada decisión de los Dodgers terminó cambiando el curso de la historia del mejor béisbol del mundo.
Hoy, Pedro Martínez sigue siendo mentor de jóvenes peloteros latinoamericanos.
“Tenemos una responsabilidad más allá que jugar. Yo siempre quise mantener una integridad a carta cabal para así poder hablar con autoridad, poder expresarme y poder servirle a otros”, comentó.
Pedro ha logrado trasladar su gran personalidad que tenía en el diamante a su actual rol de analista de béisbol, algo que admite nunca haber imaginado en aquellos años como serpentinero:
“Esto me da una oportunidad muy única de expresar mi conocimiento, mi sentir por lo que yo percibo del juego, de mis experiencias, de mí como ser humano, y también qué tan diferente puedo ser a lo que yo era como jugador”.
Respecto a ser comunicador, Martínez cree que ha “podido penetrar muchos corazones” y siente más respeto por los periodistas que cuando era pelotero: “Yo antes solamente percibía al periodista como una persona que quería simplemente indagar… pero en realidad no me daba cuenta que había tanta responsabilidad detrás del periodismo”.
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