Microsoft ya se encuentra en las fases finales del desarrollo de sus nuevas gafas de realidad virtual para el Ejército

Las gafas de combate mejoradas de Microsoft Corp. están dando pasos sólidos hacia su incorporación al arsenal del Ejército de Estados Unidos. Tras superar una primera ronda de pruebas intensivas, estos dispositivos están listos para enfrentar un nuevo desafío en 2025. A finales de julio, se entregaron los primeros 20 prototipos de las gafas IVAS 1.2, desarrolladas por Microsoft, al Ejército de Estados Unidos. Estos dispositivos fueron sometidos a rigurosas evaluaciones por parte de soldados, cuyos comentarios resultaron esenciales para su mejora. Los puntos clave de evaluación incluyeron la fiabilidad, el rendimiento en condiciones de poca luz y la reducción de efectos secundarios como náuseas y mareos, que habían sido un obstáculo en versiones anteriores.

Los resultados de las pruebas fueron sumamente positivos. Los soldados destacaron mejoras en la confiabilidad y el rendimiento del sensor en situaciones de poca luz, lo que es fundamental para operaciones nocturnas. Además, se logró un ajuste más cómodo, minimizando las molestias experimentadas previamente.

Contrato multimillonario

El entusiasmo generado por estos avances se tradujo en un nuevo contrato otorgado a Microsoft el 5 de septiembre. Aunque no se han divulgado los detalles financieros, este acuerdo servirá para la producción de sistemas adicionales y una evaluación más profunda de la capacidad de Microsoft para fabricar grandes cantidades de estas gafas.

La próxima gran prueba se llevará a cabo entre abril y junio de 2025, cuando los nuevos modelos de preproducción se someterán a una intensa prueba operativa de combate. Si esta fase es exitosa, podríamos ver la implementación completa de las gafas de realidad virtual de Microsoft en las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Problemas de desarrollo

El camino hacia estas mejoras no ha estado exento de obstáculos. Las gafas HoloLens de Microsoft, en las que se basan las IVAS 1.2, enfrentaron problemas en pruebas anteriores. Dolores de cabeza, náuseas y fatiga visual fueron algunos de los efectos secundarios reportados por los soldados que las probaron a finales de 2022.

Un informe interno del Ejército señaló que estas deficiencias podrían afectar la ejecución de misiones militares. Además, las luces brillantes de las gafas eran visibles desde varios metros de distancia, un fallo que podría comprometer la posición de los soldados en el campo de batalla. El diseño pesado y voluminoso también limitaba la movilidad de los usuarios, lo que afectaba su capacidad para completar misiones.

A pesar de estos desafíos iniciales, los soldados se han comprometido a seguir adelante con el dispositivo, ya que ha mejorado la navegación y la coordinación de las unidades en el terreno.

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