Úteros artificiales para bebés prematuros podrían pronto comenzar a probarse en humanos
Aproximadamente el 70 por ciento de los bebés nacidos a las 24 semanas sobreviven hasta el alta o un año, y aún menos sobreviven a nacimientos anteriores
Recientemente, un comité asesor de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) se reunió para abordar la cuestión de llevar a cabo ensayos clínicos en humanos relacionados con úteros artificiales, una innovación médica que podría tener un impacto transformador en la atención neonatal, ofreciendo una esperanza para bebés que nacen extremadamente prematuros o prematuros.
A pesar de que la viabilidad de los úteros artificiales se ha demostrado en pruebas exitosas con animales, la aprobación de la FDA para su uso en seres humanos aún no ha sido otorgada.
Sin embargo, durante la reunión del panel asesor, se profundizó en un análisis completo que abarcó desde la base científica de esta tecnología hasta las complejas cuestiones éticas, pasando por los riesgos clínicos y los beneficios asociados con su implementación.
Matthew Kemp, un destacado especialista en obstetricia de la Universidad Nacional de Singapur, comentó al respecto en entrevista con Nature News: “Estamos ante una modalidad de tratamiento pionera. Para que esta tecnología se considere viable, se requiere presentar argumentos sólidos que demuestren su superioridad en términos de seguridad y eficacia a corto y largo plazo en comparación con los métodos de tratamiento actualmente disponibles”.
Según estadísticas, en el año 2020, aproximadamente 13.4 millones de bebés en todo el mundo nacieron de manera prematura, lo que representa más del 10% de todos los nacimientos. La prematuridad es la causa principal de mortalidad en niños menores de cinco años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los bebés que nacen antes de tiempo enfrentan el mayor riesgo cuando su nacimiento ocurre en las primeras 26 semanas de gestación. Aproximadamente, un 70% de los bebés nacidos a las 24 semanas logra sobrevivir hasta recibir el alta médica o hasta cumplir un año.
No obstante, las tasas de supervivencia disminuyen significativamente en casos de nacimientos aún más prematuros. En promedio, solo un 56% de los bebés nacidos a las 23 semanas sobreviven, y este porcentaje disminuye a un 30% para los nacidos a las 22 semanas, de acuerdo con información proporcionada por la FDA.
Los tratamientos convencionales para bebés prematuros implican la utilización de incubadoras, ventiladores y la administración de nutrientes y líquidos a través de un tubo. Por el contrario, los úteros artificiales están diseñados para imitar más fielmente el ambiente prenatal.
Compañías innovadoras, como Vitara Biomedical, han estado desarrollando dispositivos que se asemejan a bolsas de plástico y suministran líquido amniótico, oxígeno y medicamentos.
Es fundamental destacar que los úteros artificiales no tienen como objetivo reemplazar la experiencia y el cuidado maternos, sino brindar un entorno de apoyo para bebés que nacen antes de las 28 semanas de gestación.
Deben demostrar el crecimiento y desarrollo de los bebés
Antes de que estos dispositivos puedan avanzar hacia ensayos clínicos, deben demostrar su capacidad para promover el crecimiento y desarrollo de los bebés, así como reducir las tasas de mortalidad y los problemas de salud en comparación con los procedimientos médicos estándar.
El panel de la FDA hizo hincapié en la importancia de identificar el modelo animal más apropiado para realizar pruebas de viabilidad antes de avanzar hacia ensayos en seres humanos.
Además, sugirió que estos ensayos sean inclusivos y que incluyan un seguimiento a largo plazo para evaluar las posibles complicaciones, incluyendo aquellas que puedan surgir debido al uso de materiales como el plástico en estos dispositivos médicos.
Asimismo, se enfatizó que los padres deben recibir información completa sobre los riesgos potenciales asociados con el uso de úteros artificiales, tales como infecciones, daño cerebral o insuficiencia cardíaca.
También se debe considerar y discutir los riesgos relacionados con la cesárea, que es necesaria para separar al bebé de la madre en estos casos, como se señaló en el Diario de Wall Street.
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