Los narcos obligan a sacerdotes a oficiar misas privadas en México

Tomás Cruz Perales, vocero de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, señaló que algunos sacerdotes han realizado celebraciones en fincas de líderes criminales

Sacerdote

En varias regiones de México los sacerdotes han denunciado lo que el crimen organizado hace a sus comunidades. Crédito: Tim Boyle | Getty Images

El poder que tienen los líderes de grupos criminales en México es tal, que les permite imponerse prácticamente a cualquiera, incluyendo a los representantes de la Iglesia católica, pues se han dado casos en que los sacerdotes son obligados a oficiar misas privadas.

Aunque esto no es un hecho nuevo y ya se ha documentado, recientemente el vocero de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, Tomás Cruz Perales, señaló lo que los clérigos de ese estado han vivido de cerca con el crimen organizado, pues los han hecho partícipes de sus celebraciones (como bautizos) en sus fincas, ya que ellos no pueden salir de manera normal.

Cruz Perales especificó que tienen conocimiento de hechos en los que incluso se llevan al sacerdote, y agregó que como miembros de la iglesia católica no pueden negarle los sacramentos a ninguna persona, según informó el sitio Aristegui Noticias.

Al ser cuestionado sobre las supuestas donaciones que reciben por parte del narco, el vocero lo negó tajantemente y descartó que se encarguen de la construcción de templos u otras obras de la iglesia. Además, subrayó que no es posible recibir dinero de este tipo de personas debido a que “el dinero con sangre no está permitido”.

El narco y la iglesia católica

México es un país mayoritariamente católico, donde las personas tienen tradiciones muy arraigadas, ante ellas los narcos quieren seguir siendo partícipes y sentir que son parte de “las bendiciones” sin importar a lo que se dediquen, pero no todos los sicarios buscan un servicio o unción, algunos quieren intimidar y silenciar.

En varias regiones del país latinoamericano los sacerdotes han sido parte crucial para denunciar lo que el crimen organizado hace a sus comunidades, algo que va más allá de obligarlos a oficiar misas privadas, lo cual ocurre en casi todo el territorio mexicano. Ellos se han convertido incluso en defensores y voceros de los oprimidos habitantes, aunque se dice que otros más en cómplices al callar por dinero o amenazas.

A mediados de julio pasado, el sacerdote Gregorio López Gerónimo, mejor conocido como el Padre Goyo, aseguró que en Michoacán existe la empresa más grande del sicariato del país latinoamericano y que los políticos la han financiado.

El clérigo, ahora suspendido, también aseguró que el narco ha comprado el silencio de la Iglesia ante la ola de violencia que se vive en el estado, principalmente en la región de Tierra Caliente.

Sobre su suspensión dijo que fue porque le “tocó los cayos a quienes están apadrinando a mi obispo Cristóbal Ascencio García, quien tiene 10 camionetas Ford Ranger, que le dio el grupo criminal Los Viagras”. En ese mismo tenor dijo que él mismo fue amenazado por el crimen organizado.

Las amenazas se han hecho incluso en plena misa. En 2022, en Jalisco, el sacerdote José Luis Segura Barragán fue amenazado por el narco cuando cuando impartía la ceremonia religiosa, frente a los feligreses, nueve hombres armados irrumpieron en la iglesia y le lanzaron amenazas. La liturgia se ofrecía en memoria de otros clérigos que cayeron víctimas del crimen organizado.

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