Sobrevivieron o murieron por Otis, pero no abandonaron los barcos
Las autoridades revelaron que las embarcaciones intentaron moverse hacia zonas más seguras cuando vieron la potencia de Otis, pero en el camino los sorprendió para destrozarlos
MÉXICO- ¿Por qué la gente siguió en sus navíos si iba a entrar un huracán Otis? La respuesta la dio Joel Eduardo Rosales, uno de los marineros que sobrevivió después de que el viento levantó su embarcación, la destrozó en el aire y regresó a la tripulación con toda su furia contra las olas, unos vivos, otros muertos.
“Todo fue muy rápido”, dijo. “Estábamos anclados en la bahía naval porque es el lugar más seguro cuando entró un temporal; los vientos siempre entran desde el sureste y el cerro nos protege. Pero este huracán nos entró de frente, de lleno”.
Rosales se encontraba en la embarcación con su jefe aquel 26 de octubre, según detalló a la prensa local. Él sobrevivió y el capitán es ahora uno los 47 desaparecidos que se reconocen oficialmente en Acapulco; 25 de ellos, tripulantes de yates o cuidadores de éstos. Sus deudos marcharon el pasado fin de semana para clamar ayuda en la búsqueda.
La marinería que vivió la tragedia representa poco más de la mitad de los desaparecidos, aunque podrían ser más: extraoficialmente algunos medios de comunicación especulan hasta 300 fallecimientos y extravíos.
Al menos 150 embarcaciones tenían tripulantes durante el paso del huracán Otis, ¿por qué siguieron ahí pese a las recomendaciones que hiciera capitanía de puerto ante el meteoro?
Otra explicación la dio el capitán de puerto en Acapulco, Gamaliel Reyes: “Los responsables de sus navíos son los capitanes y quiénes deciden si se quedan o abandonan la embarcación son ellos”, detalló en una entrevista. Algunos parientes opinan que no hubo información suficiente.
En general, los testimonios y la ciencia coinciden en algo: Otis fue algo descomunal e impredecible. En cuestión de horas se convirtió en Categoría 5, la máxima en la medición, y tocó tierra cinco horas antes de lo previsto con vientos de 270 kilómetros por hora, un fenómeno para el que no había precedentes en la vida de los locales, incluso los más diestros.
Entre ellos, Vicente Herrera, el dueño de una embarcación, quien perdió a toda su familia por confiar en sus propios protocolos ante los embistes de huracanes. Su cuñado narró a medios locales que los Herrera salieron a cenar a pesar de la alerta.
Iba su esposa María Hilaria Delgado, dos de sus hijos, Luis Sebastián y Marcelino, y un nieto de tres años. Luego, en lugar de regresar a casa, decidieron quedarse con el padre a cuidar su yate en el Malecón, como siempre lo hacían, sin afectaciones.
Las naves se velan cuando hay tormentas para evitar que se rompan al chocar unas con otras o contra los muelles. Cuando Vicente empezó a sentir los golpeteos, soltó la embarcación para enfrentar el oleaje y los vientos en mar adentro, una estrategia de marineros de aguas tranquilas, pero la fuerza de Otis volcó el yate.
“Mi cuñado dice que intentó salvarlos, pero la densidad del agua y los vientos lo separaron de los tripulantes”, detalló el familiar.
LA BÚSQUEDA
El capitán de puerto en Acapulco explicó que tanto en Marina Acapulco como el Paseo del Pescador y Paseo del Malecón, donde se encontraban la mayoría de lo barcos, los elementos de la Marina Armada de México, rescataron a varios náufragos y contabilizó alrededor de 30 sobrevivientes.
Para la búsqueda de cuerpos y rescate aún se encuentran tres embarcaciones con cinco buzos, dos barcos grandes; una grúa para jalar los yates de grandes dimensiones y dos helicópteros, pero los familiares están desesperados.
“Queremos los cuerpos, darles sepultura”, gritaban el sábado pasado al bloquear la Costera Miguel Alemán, principal arteria de comunicación. “Exigimos pronta respuesta de las autoridades”, “Exigimos ayuda, la búsqueda ha sido insuficiente”.
“Sabemos que la Marina está trabajando, pero hacen falta más buzos de otros estados, de otros países, más especializados, para que puedan sumergirse a más metros”, dijo Andrea Andrade, hermana de Abigail, de 29 años, un metro 60 de estatura, piel clara, y ojos cafés claros.
Abigail trabajaba en el yate “Litos” desde hace siete años. Ella había llegado a la embarcación desde temprano y a la media noche, cuando tocó tierra Otis, hizo una llamada de auxilio por radio e intentó comunicarse al celular de su novio.
“No hay rastro del barco, ni de los otros tripulantes, el capitán Ulises, otro marinero que le dicen Parra, y otro que se llama Alejandro”, expuso la hermana.
Marlon Valdés, de 24 años, otro marinero sobreviviente, también sufrió por la incomunicación entre marinos: “Radié a la marina, radié a capitanía de puerto, también ellos estaban igual. Tenían gente muerta también”, relató al diario El País.
Valdés representa a un grupo muy específico: el de cuidadores de yates privados que arrojan luz sobre porqué velar un barco cuando hay tormenta, aunque el barco no sea propio: “Tú, como marinero tienes la obligación y la responsabilidad de cuidar tu embarcación y de hundirte con ella”.
En otros casos, las autoridades revelaron que las embarcaciones intentaron moverse hacia zonas más seguras cuando vieron la potencia de Otis, pero en el camino los sorprendió para destrozarlos.
Algunos flotaron y ni siquiera saben por qué no se ahogaron, como Valdés, quien de pronto se vio entre los trozos de maderas y el diesel que brillaba en el agua. Vivo, pudo aún rescatar a su compañero vigía.
Quienes tuvieron menos suerte, aparecen poco a poco muertos en los escombros, como el piloto naval Andrés Soberano, de 27 años originario de Puebla, quien trabajaba en el yate recreativo más popular del turismo: Aca Rey, otra de las pérdidas más sentidas en la historia del puerto.
Aca Rey dejó para la historia un último video publicado en TikTok. Ahí estaban Soberano, el dueño del yate, el capitán, el maquinista y otro tripulante.
“Tenemos la boya abajo, la boya abajo del barco”, se escucha mientras la imagen refleja el mar embravecido y los botes levantándose desde la proa a la popa y viceversa antes de irse a negro en la noche más oscura de Acapulco.
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