Opinión: El Tricolor y Martino, una polémica de hace 15 meses que no aporta nada benéfico
Las declaraciones de Edson Álvarez, Andrés Guardado y "Chucky" Lozano contra el exseleccionador de México solo levantaron polvo, pero no ayudan a cambiar los vicios que existen dentro del equipo
No es la primera vez ni será la última que en el entorno de la selección de México se enciende la llama de la polémica. Ahora fue debido a las declaraciones de Edson Álvarez, Andrés Guardado e Hirving “Chucky” Lozano sobre las actitudes y decisiones del entrenador argentino Gerardo “Tata” Martino en los meses previos al Mundial de Qatar 2024 y durante la justa mundialista, que llevaron al equipo mexicano a uno de sus peores fracasos en la historia de los Mundiales.
Después de más de 15 meses de los hechos, me parece que todo reclamo carece de sustento y lo dicho por los mencionados jugadores mexicanos es más una queja que algo que les pueda dar certeza o herramientas en el futuro para caminar hacia el éxito que esperan los aficionados mexicanos, hambrientos de gloria.
Con esto, uno corre el riesgo de ser cuestionado sobre una posible inclinación a favor de los métodos que utilizó el entrenador Martino y que derivó específicamente en una derrota desesperanzadora contra Argentina en Qatar.
Mucho más cuando en México y entre los mexicanos en el extranjero -sobre todo en Estados Unidos- se esperaba que el Tricolor por lo menos diera más pelea contra un adversario que parece habernos tomado de “hijos”. En 12 enfrentamientos en competencias oficiales, ocho son victorias de la Albiceleste, con tres empates y una sola victoria mexicana: en la Copa América de Perú con un golazo de Ramón Morales.
Declaraciones en fuera de lugar
Específicamente, las declaraciones de Edson Álvarez acerca de su buena relación anterior con Gerardo Martino y que al final eso no abonó para ser tomado en cuenta para el duelo contra Argentina, debieron hacerse en el momento.
Porque si Edson, al enterarse de que no sería tomado en cuenta para jugar contra los argentinos, hubiera abierto la “Caja de Pandora” y revelado su inconformidad de manera pública, quizá en este momento estaríamos hablando de otra historia.
Obviamente que Edson Álvarez, de haberse animado a reclamar públicamente la decisión de quedar fuera del cuadro titular, habría tenido que afrontar las consecuencias de su actitud, como ser etiquetado de jugador rebelde, y que no habría abonado nada favorable a su incipiente trayectoria en el Viejo Continente.
Inclusive eso habría sentado un precedente peligroso para el entorno de la selección de México, ya que cualquier jugador, al sentir que sus intereses se vieran afectados, podría asumir una actitud similar y generar un entorno peligroso para los intereses de la selección azteca.
Mucha gente dice y el propio zaguero que actualmente milita en el West Ham United cree que con su presencia en la cancha, Messi no habría podido lograr ese disparo en el minuto 67 tras agarrar desprevenido a Héctor Herrera. Esa jugada cambió el rumbo del crucial partido en el estadio Lusail.
Porque tampoco podemos estar seguros de que otro tipo de disciplina, y no la militar de la cual se han quejado Andrés Guardado y Hirving Lozano como una de las causas de que el grupo perdiera confianza en el “Tata” Martino, habrían dado resultados para evitar la catástrofe mundialista en 2022.
Es decir, este tipo de declaraciones se deben hacer en el momento. Si no, pasan a ser leyendas urbanas y solo aportan a encender la polémica y revivir cosas que hoy son distractores de la verdadera cara que muestra el seleccionado azteca, que este domingo disputará el título de la Nations League 2024 contra su acérrimo rival Estados Unidos.
Los vicios
Después de esta polémica queda la interrogante de conocer si servirá en un futuro para desterrar los vicios que existen dentro de la selección de México y que históricamente de una u otra forma han mermado la conquista de resultados favorables como el poder absoluto que le otorgan a los propios entrenadores y que ni siquiera los directivos puedan cuestionar sus decisiones. O como también que los jugadores en aras de su comodidad relajen la disciplina a favor de sus intereses individuales por encima de los colectivos.
Primero, que los técnicos nacionales se enfoquen únicamente al aspecto deportivo en donde queden delimitadas sus funciones y no otorgarle poder absoluto que termina por dinamitar las relaciones entre los cuerpos técnicos y los jugadores.
Segundo, que ningún jugador está por encima del equipo y que sus inconformidades deben generarse de afuera hacia adentro de las selecciones y no ventilar aspectos disciplinarios que afecten el interés colectivo de la propia escuadra mexicana.
La realidad es que casos como los de Edson Álvarez, Andrés Guardado y Hirving “Chucky” Lozano, no deberían acontecer y mucho menos en detrimento del interés colectivo, pues a final de cuentas no ayudó en nada a mejorar o modificar las conductas actuales del cuadro mexicano.
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