Cannabis y psicosis en adolescentes: qué debemos saber
El consumo de cannabis en adolescentes se vincula con un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos psicóticos, subrayando la necesidad de estrategias de prevención y educación
Un reciente estudio publicado en la revista Psychological Medicine revela que los adolescentes que consumen cannabis tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos psicóticos en comparación con aquellos que no consumen la droga. Este hallazgo se suma a un creciente cuerpo de investigación que relaciona el consumo de cannabis con problemas de salud mental en adultos jóvenes.
Según datos de la Encuesta anual Monitoring the Future de 2023, el 29% de los estudiantes de último año de secundaria en Estados Unidos informaron haber consumido cannabis en el último año. Este consumo es alarmante dado el riesgo asociado que se ha identificado. El estudio en cuestión, que analizó datos de salud de 11.000 adolescentes y adultos jóvenes de entre 12 y 24 años, encontró que los adolescentes de 12 a 19 años que consumen cannabis tienen un riesgo 11 veces mayor de desarrollar trastornos psicóticos en comparación con sus pares que no consumen la droga.
Los datos utilizados para este estudio provienen de la Encuesta anual de salud comunitaria canadiense realizada entre 2009 y 2012, que incluyó análisis de hospitalizaciones, visitas a la sala de emergencias y consultas ambulatorias. Los investigadores realizaron un seguimiento de los participantes durante nueve años después de la encuesta para monitorear visitas adicionales al médico, la sala de emergencias u otras hospitalizaciones. Los resultados mostraron que entre los adolescentes que visitaron la sala de emergencias o fueron hospitalizados por trastornos psicóticos, aproximadamente cinco de cada seis habían consumido cannabis previamente.
La relación entre el consumo de cannabis y el desarrollo de trastornos psicóticos puede explicarse, según los investigadores, por la alteración del sistema endocannabinoide. Este sistema es crucial para regular funciones corporales como el sueño y el estado de ánimo, y su alteración puede provocar síntomas como alucinaciones. Sin embargo, los investigadores también señalaron que es difícil determinar un vínculo directo, ya que es posible que algunos adolescentes utilicen el cannabis como automedicación para tratar síntomas iniciales de trastornos psicóticos antes de recibir un diagnóstico clínico.
El estudio también destaca que no se encontró una asociación significativa entre el consumo de cannabis y los trastornos psicóticos en personas de 20 a 33 años. Este descubrimiento subraya la importancia del factor edad en la relación entre el consumo de cannabis y los trastornos psicóticos.
Además, investigaciones previas han establecido vínculos entre el consumo de cannabis y otros problemas de salud mental. Por ejemplo, un estudio publicado el año pasado reveló que los hombres jóvenes que consumen cannabis tienen un mayor riesgo de desarrollar esquizofrenia en comparación con las mujeres jóvenes. Otro estudio realizado el año anterior encontró “evidencia considerable” que relaciona el consumo de cannabis con la depresión entre adolescentes, sugiriendo que este vínculo podría deberse a alteraciones en el sistema endocannabinoide. En 2018, se hizo un llamado a implementar programas adicionales de prevención de drogas enfocados en el consumo de cannabis en adolescentes, debido a datos que indicaban que el consumo de cannabis podría aumentar la ansiedad.
En el contexto de estas preocupantes asociaciones, la política gubernamental también está evolucionando. La semana pasada, el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció medidas para reclasificar la marihuana. Actualmente catalogada como una droga de la Lista I —junto con sustancias como la heroína, el LSD y el éxtasis—, la propuesta busca moverla a la Lista III según la Ley federal de Sustancias Controladas. Esta reclasificación reconocería los posibles beneficios médicos del cannabis, lo que podría facilitar futuros estudios sobre sus efectos y aplicaciones terapéuticas. No obstante, la propuesta aún necesita la aprobación de la Agencia Antidrogas (DEA).
Este movimiento refleja un cambio en la percepción del cannabis, desde una sustancia estrictamente controlada y equiparada a drogas altamente peligrosas, hacia un reconocimiento de su potencial médico. Sin embargo, los hallazgos recientes subrayan la necesidad de un enfoque equilibrado que considere tanto los beneficios terapéuticos como los riesgos asociados, especialmente para los adolescentes y adultos jóvenes.
La creciente evidencia científica sobre los riesgos del consumo de cannabis en adolescentes plantea importantes implicaciones para la salud pública y la educación. Es crucial que se implementen estrategias efectivas de prevención y educación para informar a los jóvenes sobre los potenciales peligros del consumo de cannabis. Además, la comunidad médica y los responsables de políticas deben trabajar conjuntamente para desarrollar intervenciones que puedan mitigar estos riesgos y proteger la salud mental de las futuras generaciones.
En resumen, mientras que el debate sobre la legalización y el uso medicinal del cannabis continúa, los recientes estudios destacan la importancia de abordar y minimizar los riesgos asociados con su consumo, especialmente entre los adolescentes. La salud mental de los jóvenes debe ser una prioridad, y es fundamental que las políticas y programas de salud pública reflejen este compromiso.
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