El destino del senador demócrata Bob Menéndez, acusado de soborno, está a punto de definirse
El político de raíces cubanas, Robert Menéndez, podría enfrentar prisión si los miembros de un jurado lo consideran responsable de enriquecerse con sobornos y actuar como agente de un gobierno extranjero
En las manos de una docena de neoyorquinos se encuentra la suerte de Robert Menéndez, senador demócrata juzgado por corrupción federal al aceptar sobornos, lingotes de oro y dinero en efectivo, a cambio de favores políticos.
El político de 70 años, —quien además es señalado por fungir como agente extranjero— y dos empresarios de Nueva Jersey, presuntamente negociadores de lujosos sobornos a cambio de favores en el Senado, fueron sentados en el banquillo de los acusados durante nueve semanas, mientras un tercer personaje optó por declararse culpable en espera de que su sentencia fuera menos severa.
La estrategia de los fiscales federales consistió en demostrar que el demócrata de raíces cubanas “puso su influencia política en venta” utilizando al Comité de Relaciones Exteriores del Senado con el objetivo de “acumular riquezas”.
A pesar de que Menéndez declinó rendir testimonio sobre los 16 cargos federales en su contra, su imagen quedó muy lastimada después de haber escuchado el testimonio de 37 testigos.
No obstante, su defensa confía en que, cuando sea juzgada su esposa Nadine en un proceso por separado, donde es responsabilizada de la mayoría de los mismos cargos, el testimonio de las personas que participaron en el juicio Bob Menéndez caigan en alguna contradicción o laguna que les permita echar abajo el proceso judicial.
Lo más controversial en el caso del senador demócrata es que su reputación en la política quedó manchada al ubicarlo como un presunto agente al servicio de naciones extranjeras como Egipto.
Las pruebas presentadas en contra del político neoyorquino a lo largo del juicio resultaron por demás escandalosos pues salieron a relucir $100,000 dólares en lingotes de oro y fajos de dinero escondidos en los guardarropas de su domicilio, así como lujosos vehículos adquiridos a partir de las generosas recompensas que recibió para beneficiar a sus mecenas.
Otro punto importante a destacar es que, en 2015, el hombre que lleva tres mandatos en el Senado, ya había enfrentado un proceso similar, pero en esa ocasión logró que los cargos en su contra fueran desestimados.
A pesar de ello, lejos de pensar en renunciar a su cargo, muestra interés en continuar estando ligado a la política estadounidense.
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