Abuso de cannabis puede aumentar el riesgo de cáncer de cabeza y cuello
Un estudio reciente vincula el consumo excesivo de marihuana con un mayor riesgo de cáncer de cabeza y cuello, sugiriendo una posible relación entre ambos
Un reciente estudio publicado en la revista JAMA Otolaryngology-Head & Neck Surgery ha revelado una relación entre el consumo excesivo de marihuana y el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer de cabeza y cuello.
La investigación, que abarca un periodo de 20 años, sugiere que las personas que consumen cannabis de manera habitual presentan entre 3,5 y 5 veces más probabilidades de ser diagnosticadas con estos tipos de cáncer en comparación con aquellos que no consumen la droga regularmente.
Este hallazgo se suma a un creciente pero aún confuso cuerpo de evidencia científica que busca entender el impacto del cannabis en la salud, especialmente en relación con el riesgo de cáncer.
El estudio fue liderado por el Dr. Niels Kokot, cirujano especializado en cabeza y cuello en Keck Medicine, Universidad del Sur de California, quien advirtió que los cannabinoides podrían tener propiedades cancerígenas, aunque también es posible que el humo del cannabis en sí sea un factor contribuyente al desarrollo del cáncer.
El estudio se llevó a cabo utilizando datos de la base de datos global TriNetX, que incluye información de pacientes de 64 centros de salud en Estados Unidos. Se analizaron los registros de más de 4 millones de personas, de las cuales 116.000 fueron diagnosticadas con trastorno por consumo de cannabis entre abril de 2004 y abril de 2024.
Los diagnósticos se basaron en la autoevaluación de los pacientes sobre su consumo de cannabis, lo que implica que estos debían informar a sus proveedores de atención médica sobre la frecuencia de su consumo y cómo este les afectaba.
Uno de los aspectos más reveladores de la investigación es que el consumo de cannabis se asoció con un aumento del riesgo de desarrollar casi todos los tipos de cáncer de cabeza y cuello, excepto el cáncer de hipofaringe, que afecta la parte inferior de la garganta.
Los tipos más comunes de cáncer en ambos grupos estudiados fueron los cánceres bucales y de laringe. Sin embargo, es importante destacar que todos los participantes en el estudio estaban libres de antecedentes de cáncer de cabeza y cuello al inicio de la investigación.
A pesar de estos hallazgos, los autores del estudio reconocen varias limitaciones en su investigación. Una de las principales dificultades es la dependencia de datos autodeclarados para medir el consumo de cannabis, lo que podría introducir sesgos en los resultados.
Según el Dr. Joseph Califano, director del Centro de Cáncer de Cabeza y Cuello Gleiberman en la Universidad de California en San Diego, medir con precisión la frecuencia del consumo de cannabis es complicado, ya que no existen datos consistentes sobre el uso diario de la droga.
Califano, quien no participó directamente en la investigación pero escribió un editorial sobre el estudio, subraya la necesidad de datos más precisos para obtener conclusiones definitivas.
Otro aspecto crucial que destaca la investigación es la falta de claridad sobre cómo la dosis, la frecuencia y la forma de consumo de cannabis podrían influir en el riesgo de cáncer. Aunque la investigación se centró en consumidores habituales de cannabis, los resultados sugieren que es necesario seguir explorando cómo diferentes patrones de consumo podrían afectar el riesgo de cáncer.
Finalmente, tanto el Dr. Hanna, oncólogo médico del Instituto de Cáncer Dana-Farber, como el Dr. Califano coinciden en que el cannabis tiene efectos tanto positivos como negativos en la salud.
A medida que la investigación avanza, se espera que los científicos logren discernir cómo diferentes cannabinoides podrían influir en el desarrollo del cáncer, y si algunos de ellos podrían incluso inhibir su formación. Este estudio representa un importante paso hacia la comprensión del impacto del cannabis en la salud, aunque queda mucho por descubrir en este campo emergente de la ciencia médica.
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