Kroger y Albertsons quieren fusionarse, pero el gobierno les pone un freno
Desde 2022, Albertsons buscó fusionarse con Kroger para mantenerse en la industria minorista de EE.UU.; el gobierno busca impedirlo por una fuerte razón
La fusión propuesta entre Kroger y Albertsons, que prometía convertirse en la mayor en la historia de las cadenas de supermercados en Estados Unidos, enfrenta un grave obstáculo.
La Comisión Federal de Comercio (FTC) ha intervenido con una demanda para evitar que se lleve a cabo el acuerdo, valorado en $24,600 millones de dólares. Según la FTC, la consolidación de estos dos gigantes minoristas eliminaría la competencia en el mercado y, en consecuencia, podría aumentar los precios de los alimentos y la inflación.
“La demanda es parte de un esfuerzo que busca ayudar a los estadounidenses a alimentar a sus familias”, comentó el principal abogado litigante de la FTC.
El lunes 26 de agosto, Albertsons presentó una demanda ante un juez federal, advirtiendo que si la fusión no avanza, se verá obligada a despedir empleados, cerrar tiendas y retirarse de ciertos mercados. Este desarrollo añade una capa de incertidumbre al ya complejo panorama regulatorio.
En este contexto, el objetivo principal del gobierno es evitar que se concrete la fusión mientras un abogado administrativo revisa los alegatos presentados por la FTC. La jueza de distrito, Adrienne Nelson, deberá escuchar a unos 40 testigos, incluyendo a los presidentes ejecutivos de Kroger y Albertsons, antes de decidir si concede la medida temporal solicitada por la FTC.
La defensa de Kroger considera que el futuro de la fusión podría depender en gran medida de la decisión de la jueza Nelson. Argumentan que los procesos administrativos de la FTC son tan prolongados y complicados que los acuerdos de esta magnitud a menudo se estancan.
En agosto, Kroger demandó a la FTC, alegando que los procedimientos internos de la agencia son inconstitucionales y solicitó que una corte federal se encargue del caso.
El conflicto no se limita a la FTC. Fiscales generales de varios estados, incluidos Arizona, California, el Distrito de Columbia, Illinois, Maryland, Nevada, Nuevo México, Oregon y Wyoming, se han unido al caso en apoyo a la FTC. Además, Washington y Colorado han presentado casos separados en cortes estatales para frenar la fusión.
Kroger, con sede en Cincinnati, Ohio, opera 2,800 tiendas en 35 estados bajo marcas como Ralphs, Smith’s y Harris Teeter. Albertsons, ubicada en Boise, Idaho, cuenta con 2,273 tiendas en 34 estados bajo nombres como Safeway, Jewel Osco y Shaw’s. Juntas, ambas cadenas emplean a cerca de 710,000 personas.
El gobierno se opone a la fusión bajo el argumento de que eliminaría una competencia significativa en 22 estados, donde actualmente las dos cadenas compiten en términos de precios, calidad y productos.
Por otro lado, Kroger y Albertsons defienden la fusión señalando la creciente competencia en el sector de supermercados. Argumentan que rivales como Walmart y Costco han incrementado significativamente su presencia en el mercado. Enu Mainigi, abogado de Albertsons, destacó que los consumidores destinan gran parte de su presupuesto a competidores como Aldi, Trader Joe’s y Dollar General, y que la unión con Kroger les permitiría competir de manera más efectiva con estos gigantes.
Matthew Wolf, abogado de Kroger, señaló que la fusión permitiría ofrecer mejores precios en productos populares, como Pepsi y Coca-Cola, beneficiando a los consumidores. Además, las cadenas han propuesto vender 579 supermercados a C&S Wholesale Grocers para abordar las preocupaciones antimonopolio. Sin embargo, la FTC duda de la capacidad de C&S para gestionar adecuadamente estas tiendas.
Otro punto de fricción es el impacto potencial en los empleados. La FTC ha argumentado que los salarios y beneficios podrían deteriorarse si la competencia entre Kroger y Albertsons desaparece. Miembros del sindicato United Food and Commercial Workers International han expresado su preocupación por el posible deterioro de las condiciones laborales y la creación de ‘desiertos’ de alimentos y medicinas tras el cierre de tiendas.
La complejidad de la situación muestra cómo las fusiones corporativas pueden desencadenar una serie de desafíos regulatorios y comunitarios. Los residentes y trabajadores afectados deben estar atentos a los desarrollos y entender cómo estos cambios podrían impactar sus vidas diarias y la competencia en el mercado de alimentos.
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