Tasas de obesidad superan el 20% en todos los estados de EE. UU.
Las tasas de obesidad en EE. UU. siguen siendo altas, afectando a más del 20% de la población en cada estado. Factores sociales y económicos son detonates
Según el último informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), publicado el 12 de septiembre, la obesidad sigue siendo una preocupación grave en Estados Unidos, con más del 20% de la población adulta afectada en todos los estados.
Aunque la tasa media nacional ha disminuido ligeramente, del 33.9% en 2022 al 33.6% en 2023, los expertos no se muestran optimistas acerca de una mejoría significativa en el futuro cercano. La complejidad del problema y las desigualdades sociales dificultan los avances necesarios para reducir la prevalencia de la obesidad.
El análisis más reciente revela que ningún estado del país tiene una tasa de obesidad por debajo del 20%, lo que subraya la magnitud del problema a nivel nacional. Colorado, aunque se destaca como el estado con la menor tasa de obesidad, apenas alcanza un nivel inferior al 25%.
En promedio, más de un tercio de la población estadounidense adulta presenta un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más, lo que los clasifica como obesos. Esta tasa es prácticamente la misma que en 2022, a pesar de la leve disminución registrada respecto a 2021, cuando la obesidad alcanzó un pico récord del 33.9%.
Para los CDC, la obesidad es una de las cinco principales causas de muerte prematura prevenible en el país, debido a su vínculo con enfermedades crónicas como problemas cardíacos, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.
Alimentos altamente calóricos
La Dra. Gitanjali Srivastava, experta en metabolismo y profesora de medicina en la Universidad de Vanderbilt, explica que los factores detrás de esta tendencia incluyen el acceso generalizado a alimentos altamente calóricos y con poco valor nutritivo, además de estilos de vida sedentarios.
Estos factores, sumados a las limitaciones económicas que afectan la capacidad de las personas para adquirir alimentos saludables y practicar ejercicio, hacen que la obesidad sea difícil de controlar y aún más difícil de prevenir.
El Dr. Jamy Ard, especialista en control de peso en Wake Forest Baptist Health, coincide en que la prevalencia de la obesidad se mantendrá alta en el futuro, incluso con la introducción de medicamentos como Ozempic. Ard destaca que estos tratamientos, aunque efectivos en la reducción de peso, no son suficientes para combatir el problema de fondo.
Muchos pacientes que pierden peso significativo con estos medicamentos siguen teniendo un IMC superior a 30, lo que los sigue clasificando como obesos en los estudios. Además, subraya que los cambios más profundos requieren una estrategia de prevención, más que de tratamiento, y recalca que aún no existe suficiente voluntad política para impulsar estas medidas.
El impacto de la obesidad no se distribuye de manera uniforme en todo el país. En el Medio Oeste y el Sur, las tasas de obesidad son de 36% y un 34.7% de la población afectada, respectivamente. Srivastava atribuye esto a los altos niveles de pobreza y la falta de acceso a alimentos saludables y oportunidades para la actividad física. En estas regiones, es común una dieta rica en alimentos calóricos y pobres en nutrientes, agravada por normas culturales que favorecen porciones grandes y poca actividad física.
Sin embargo, Ard sugiere que las diferencias culturales y dietéticas entre estas regiones y el resto del país no son tan pronunciadas como para explicar las variaciones en las tasas de obesidad. En su opinión, el problema reside en las infraestructuras y el entorno en los que viven las personas. La falta de espacios verdes, aceras y carriles bici contribuyen a lo que denomina un “ambiente obesogénico”, en el que es mucho más difícil para las personas mantenerse activas de manera natural.
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